Hubo una prevención de un Cura El padre Ángel (de los Escolapios de Logroño, que ya diera clase a mi difunto padre) que nos advertía antes de las , entonces pías y nada pecaminosas y menos disolutas vacaciones escolares de Semana santa) de los verdaderos peligros de la carne y la naturaleza humana. Ríete tú de "De vermis misteris" o del Nechronomichon, aquel relato del profundo pecado horrible con atributos malignos (oliendo mal y sonando mal) reptando por el fondo de pasillo encajó tan perfectamente, no se si con mi naturaleza pecaminosa o con mi pasillo (claramente antiguo) que, si tengo, más que nada, cojones a contarlo y darle la mínima forma, sin irme por las ramas, escribiré un decente y terrorífico relato de terror: Miserere, se llamará.
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