Gracias AlexPV y mikolopez por responder.
Pero no si se entendió a donde apuntaba.
Esa escala menor tan extraña de la que hablaba, que para yo llamo escala menor tácita, sin ánimo de inventar nada sino como truco personal, es precisamente eso: un truco. Tácita porque le falta tan luego la nota inicial de la escala. Entonces, por un lado, truco en el mismo sentido en que lo son, concuerdo con Alex, las otras dos formas de nombrarlas/pensarlas (superlocria o VIb melódico). Truco para tocar, obviamente. Lo que quise decir es que me resulta más fácil, frente a una dominante alterada, y queriendo tocar la escala alterada, pensarla como la escala menor de la tonalidad en la que estoy, pero con una doble sensible a la tónica. Estos días estuve practicando tocar una vuelta la escala menor tal cual (sobre una dominante "normal"), que queda muy bien porque es un truco viejísimo, y otra vuelta con la escala alterada (sobre una dominante alterada), tanto empezandola en su parte de escala menor, como atacando directamente las dobles sensibles, y la verdad que me funciona muy bien. Este tipo de trucos son los mismos que uno hace cuando tiene que hacer una operación matemática y en lugar de atacar la cuestión de la forma tradicional, lo parte en muchas cuentas sencillas: un camino más largo pero por conocido, más rápido. Cada uno puede usar el que se le antoje. Por mi parte, cuando los trucos me llevan a dobles alteraciones, prefiero evitarlos, y entonces a veces si resultaría más fácil pensar en el VIb (o V#) menor melódico.
La otra cuestión era verlo desde el punto de vista de la armonía teórica y esto es un poco más complejo.
Yo aprendí la armonía de una forma "a posteriori", dado que lo que hacíamos era analizar obras ya escritas. Entonces, más allá de lo que haya querido hacer el compositor, lo importante era ver qué era lo que sonaba: qué función cumplía cada acorde en el discurso sonoro.
El problema con la improvisación es que para hacer el mismo análisis, debería ser "a priori", sobre lo que va a sonar, o podría llegar a sonar, porque lo que suena no está totalmente establecido. Si bien las funciones tonales están previamente establecidas en el armazón armónico del tema, (hasta cierto punto) no así la melodía. Pero la melodía forma tanto parte de la armonía como los acordes. Entonces resulta que el que hace el solo puede estar cambiando mucho la armonía en el momento, y que si bien utilizará determinadas formas de pensar lo que hace, no necesariamente eso coincide con lo que se escucha y lo que un análisis detallado revelaría. (Tarea de la que se ocuparán los musicólogos).Por ejemplo, no se si todo el mundo piensa así nomás con dobles sostenidos o bemoles cuando está tocando, y sin embargo al transcribir un sólo habría que ponerlos,o al menos, entenderlos con esos nombres, aunque los escribamos de otra forma para no torturar al que lo deba leer.
En definitiva, lo que me hace mucho ruido de muchas teorías del jazz, es que más deberían pensarse como esquemas abstractos para abordar la práctica. En cambio, la teoría es algo que debería poder explicar distintos fenómenos musicales, por más divergentes que sean sus prácticas.
Por ejemplo, cuando se habla de modalidad y tonalidad, sin aclarar que en definitiva son el mismo fenómeno, con sus variantes: la preeminencia de alguna nota por sobre las demás del repertorio. No se si tiene un nombre técnico (polaridad?).
Alguien decía en este foro que es absurdo pensar I-II-V como jónico-dórico-mixolidio, cuando en realidad se trata siempre del viejo modo mayor. Porqué? Por que la armonía no es un esquema que se puede aplicar en un instante dado, desligado del resto, sino que es un análisis del discurso sonoro en función de qué objetivo persigue con respecto a esa polaridad(?). (y ojo, que no me olvido del ritmo, sólo que no quiero aburrirlos).
Perdón por tanta lata, pero no tengo muchas oportunidades de hablar de estas cosas (soy programador y medio bibliotecario, y sólo aficionado a la música).