En España tenemos un personaje de estos particularmente mediático, Juan Ramón Rallo, que por su vida en los platós y su habitual participación en las tertulias, es conocido como "el Pablo Iglesias del liberalismo". Hace poco escribió un libro, "Una revolución liberal para España", en el que propone una España libre y próspera basada en la práctica abolición del Estado (reducir el gasto público a menos de un 5% del PIB), con una vida descentralizada en pequeñas comunidades gestionadas por el libre comercio. Nada sería público: escuelas, hospitales e incluso las carreteras y la seguridad tendrían gestión privada, y serían costeadas colectivamente por los propios ciudadanos.
Aunque parezca una filosofía económica por y para acaudalados, sus defensores parecen argumentar que también mejoraría la calidad de vida de la clase trabajadora. Expone que el 70% del salario de una persona va destinado a impuestos (lo que él llama "el expolio del Estado"), y que de no existir esos aumentaría el poder adquisitivo de los individuos, que podrían costear los servicios antes mencionados. Además añade que las empresas, libres de expolio tributario, podrían proporcionar mayores sueldos a sus empleados.
Os propongo que opinemos sobre esto libremente (si el Estado opresor nos deja).