manuelmiguellopez escribió:
estuvo en español hasta la versión de 2007 o 2208 y que después abandonó a los hispanohablantes.
Creo que fue antes. Finale fue el gran vencedor en la guerra de editores de partituras a finales de los 90 que terminó con la ruina de Encore y otros, convertidos en meros supervivientes que se mantienen simplemente congelados en el pasado con actualizaciones menores. No fue la competencia exactamente lo que destruyó esas empresas de software, sino la piratería. Muchos usuarios, pero muy pocas ventas. Invertir en sistemas anticopia encarecía el programa y era imposible seguir el ritmo del pirata en esos momentos.
Finale achacó a los usuarios en castellano el ser especialmente activos en el consumo de programas piratas, así que decidió que le era poco rentable invertir en traductores para las pocas copias legales que se vendían en ese mercado. Pagaban a los traductores para que los piratas pudiesen vender copias. En aquellos tiempos no era raro que redes de mercados piratas vendiesen los programas en CD-rom con sus crack a precio mucho más bajo. Al no haber copia en castellano dicho mercado se desplazó hacia otros programas.
En el estado actual de las cosas, entre otras cosas la ausencia casi total de copias físicas, cualquier mercado, cualquier licencia, es deseable para el que desarrolla el programa. Esto probablemente ha llevado a Finale a reconsiderar su postura y acceder a más idiomas.
Como curiosidad en China o Corea hay un importante número de músicos ciegos o con deficiencias visuales importantes que editan partituras. Por eso algunos programas están invirtiendo en la accesibilidad de sus programas. Esa pequeña diferencia, que el programa lea la información en pantalla, o permita visualizar colores adaptados a problemas visuales, hace que se vendan decenas o centenares de miles de licencias más.
Finale tiene un gran espacio de desarrollo en educación y como poseedor de la licencia de MusicXML. Hoy estamos asistiendo a un entorno de competencia diferente. Cada programa explora su potencialidad y diferencia con el resto. De este modo, quizás, los músicos empiecen a ser como fotógrafos o diseñadores, que no dependen solo de un único programa y eligen aquél en que su proyecto resulta más cómodo de realizar.
La apuesta de Finale parece estar en la educación a través de
SmartMusic, sumar a miles o millones de usuarios que hablan castellano supone un amplio espacio de mercado. Ningún otro editor de partituras tiene un proyecto parecido (salvo Noteflight que parece empezar a dar pasos en ese sentido). Está bien que los programas hagan partituras, pero está mejor tener espacios donde usarlas para algo más que exhibirlas ahora que el papel está perdiendo espacio y que las copias de partituras son tan fáciles de compartir. En algunos casos los editores de partituras se están convirtiendo en una herramienta de acceso a otro uso comercial que la empresa quiere desarrollar. MuseScore abrió un camino haciendo de un software libre y gratuito la base del desarrollo de la página comercial MuseScore.com y de Ultimate Guitar.
Ahí está la razón de que Finale vuelva a hacer música en castellano. Visión comercial renovada y con expectativas diversas, algo que se echa en falta enormemente en el país donde resido, con el castellano de serie pero sin saber para qué usarlo.