Aunque comparto con Suvur que Cataluña es muy ibérica, que hay bastante de hispanidad ( es predominante lo hispano), que Barcelona es manifiestamente hispana y algo cañí.
Luego, en otro plano diacrónico, hay, como se ve, un porcentaje alto de catalanes que se siguen reconociendo españoles y muy alto en Barcelona.
Lo que no tengo claro es si reconocerles el mérito (que lo tienen por tanta hostilidad) o el error garrafal; a menudo, reconociéndome español son traumas identitarios, me aloran otro tipo de traumas y me dsn ganas de asilarne en otro estado.
El trato recibido por la región caralana pasó de ser de regalías a la minoría financiera que se lo ganó en época de Franco a una cerrazón atávica, indecente y peligrosa para todo el mediterráneo español por culpa de un odio indisimulado de no pocos políticos cavernarios que temen cualquier excentricidad y que perpetúan lo central como extensión de lo cortesano.
Igual podría sinpatizar más con cierta visión económica de esta caverna (tampoco mucho), pero me toco demasiado, blasfemo demasiado y nací más en la excentricidad que en la corte. Encima parte de mis antepasados hablaban euskera hace trescientos años, otros cuatrocientos, aunque una parte de mi tierra natal fronteriza con la actual Navarra esté llena de pendones de Castilla como testimonio de litigios e imposiciones, la primera vez que pasé Piqueras me sentí en otra región.
No me cuesta entender una visión periférica, y salta a la vista lo dañino que ha sido con el tiempo el estado central.
Critico, sin embargo al procés, al actual secesionismo y sus embustes, por embusteros, no por improcedentes, como aun más al tripartito.
Pero, de criticar, critico a la corte y a todos los que llegan a medrar a costa de un España que incluye Cataluña, pero que preocupa sólo si molesta.
Habéis mencionado a Dolça Catalunya. Se quiénes son; pero los sigo,la mayoría de veces muestran noticias escoradas, pero veraces, y menos intolerantes que a los que se opone.
A la caverna que he descrito un poco sólo unas líneas antes ya le gustaría ser como esos catanes católicos y españolistas, la caverna es mucho más sesgada y, lo peor, dispuesta a lo que sea por mantener cieryos provilegios y cieryo estado de las cosas.
Y en Madrid hay muchos madrileños, no sólo como yo que soy de fuera, que detestan esa corte. Y en Castilla también.