miguel06 escribió:
lana de roca 2cm , pero si cola ni amortiguadores ,. encima un tablero
Si has leído nuestros hilos, ya habrás entendido (o debías de haberlo hecho) que un suelo acústico no puede ser mucho menos rígido que el prexistente, eso de tender un tablero sobre un lecho de lana de roca se convertiría en un vaivén cojonudo, vamos, que ideal para palos de ida y vuelta y alegrías (pero en el vaporcito...).
Un suelo, o haces la mierda que hice yo de un bocadillo de materiales bastante rígidos, incluyendo Virox en vez de la capa de mortero sobre mallazo de rigor(por no poder esperar a que secara, y eso que lo hice en verano) o la solución de cana de membrana bituminosa, lana de roca y losa de mortero (una obra considerable). Ojo, que si el ruido fuera de taconeo habrá que añadir un aislante a ruidos de impacto (impactodam y no el típico polietileno bajo el pavimento)..
El resto ya lo has leído: sólo se logar efectividad haciendo que todas las caras dfe la habitación estén unidas impidiendo el cortocircuito.
miguel06 escribió:
Me da miedo meter mucho peso.
Cuidado, que cuando a uno le da medo algo suele ser porque se huele algo (salvo los del Covid, que pierden el olfato), a ver, si sólo es añadir aislante, sin problema, además piensa que vas a sustituir la solera del ojete que haya por otra ,más eficiente; pero no excesivamente más pesada. Eso sí, si incrementas en eso, y te juntas con diez y hay un piano en el medio, pide los planos del edificio y que te hagan un estudio de sobrecarga de peso, Si la casa es endeble o viejuna (y no es una casa señorial) ni te molestes; si es un buen edificio ( a evitar años 60 y buena parte de lo 70) seguro que incluso cuentas con aislamiento propio mayor y mucha más capacidad de carga en los forjados.
Para hacerlo a la bin bom ban, convence a tu vecino de que se aficione al flamenco, que al fin y al cabo es la única música española que merece ser considerada como tal, o que monte un peña flamenca en tu honor, que cada vez hay menos, imagina que estén ahí los peñistas embelesados con una falseta que viene de arriba y te las caigas del techo, vamos, ni en la santería más creyente.