Por suerte, aquel disparate duró poco, un par de años o así. Pero nos fuimos de Guatemala y llegamos a guatepeor, porque el siguiente fregao en el que se metió fue, ni más ni menos, que en el "Death Metal", otro estilo con el que no podía..., ¿pero cómo iba a poder, señorcico de mi vida, con esos tipos que berreaban con voces infernales, que no cantaban sino, más bien, vomitaban...
Definitivamente, me estaba perdiendo algo, y so sabía muy bien el qué...
Quizás había otra explicación, me estaba volviendo un carcamal...
Por entonces tenía las cosas muy claras: había música buena y música mala. La buena era la que me gustaba a mi. La mala era la que yo y mis amigos decíamos que era mala.
Mala también era la música comercial. Por ejemplo, José Luis Perales hacía música mala. Y Camilo Sexto, of course. Y el bacalao, y la música horrible de Paul Mauriat y su orquesta, y la canción española, los pasodobles, y....y....y....¡¡¡y para el carro, Manué!!!
Un día me encontraba en casa, con los cascos puestos, oyendo al summun de la buena música, a mis queridísimos King Crimson, cuando se acercó mi padre, vivo ejemplo de alguien que no sabría apreciar la buena música. Me preguntó qué estaba oyendo. Yo le puse los auriculares mientras observaba su cara. Después de medio minuto se los quitó, me los devolvió. Le pregunté qué le parecía, y contestó con un lacónico "parece buena". Claro, era uno de esos pasajes tranquilitos. Porque si le cae "El Hombre Esquizofrénico del Siglo XX", otro gallo hubiese cantado. Así que entendí que mi pobre padre seguiría disfrutando de sus músicas para vejestorios, mientras que yo, su hijo, tendría de mi parte la verdadera y única música que jamás hubiese existido. Batalla ganada. Éxito total.
Ya han pasado años, y la música ha seguido evolucionando en todas las direcciones posibles. Eso es lo que hace la música, evoluciona en sus formas, se mezcla con otras culturas, se alía con nuevos elementos y así enriquece su estructura. Para esto no hay límites. En estos momentos ya no hay nada imposible, ya se han mezclado todos los estilos con todos lo demás, ya nadie se extraña de ver juntas las churras con las merinas. Y creo que es algo genial, afuera los prejuicios.
Afuera los prejuicios. Afuera los prejuicios. Afuera los prejuicios....excepto si hablamos del reguetón, ¿verdad?
Ahora está de moda, sobre todo entre los músicos, decir que el reguetón no es música, o mejor todavía, que es una música de mierda. Ahí está, colega, mejor ir dejando las cosas claras para que todo el mundo sepa de qué lado estás, si del lado de la música, o del lado del reguetón.
El reguetón es el culpable. Si no existiera el reguetón, no habría machistas asquerosos. Porque eso es el reguetón, un caladero de cerdos machirulos, azote de feministas, vergüenza de músicos que aman la música y odian el reguetón.
Porque el reguetón es la herramienta perfecta que usan los machistas para tener a todas esas mujeres que salen en sus vídeos moviendo el culo en actitud provocativa, esclavas sexuales de los horteras de moda. ¡¡Ahí, ahí le has dado!!
Venga, seamos serios y hablemos de lo obvio. El reguetón no tiene la culpa de ná..., o es que no te acuerdas de que, en sus inicios, en casi todos los estilos había machismo a punta pala.
Acuérdate del funk. Muchos hombres cantando mientras las mujeres hacían coros.
O el rap. Muchos tios rimando mientras las mujeres enseñaban la chicha.
Ah, que no es sólo el machismo, que también te molesta el "pun, chipún chi pun" porque es simple como el mecanismo de una vela. Claro, por eso es una basura...
Pero hay mucha música así...o ¿es que no nos acordamos los rockeros de cuando se puso de moda la música disco? También decíamos lo mismo, que aquel "sonido filadelfia" era un mierda, que donde estuviese Frank Zappa que se quitase el chunda-chunda de la música comercial.
Recuerdo, como si fuese hoy mismo, cuando los Scorpions empezaron a cantar sus baladitas.... ¿Pero no estábamos diciendo que Julio Iglesias era pura basura? A ver que mierda estábamos haciendo los duros durísimos, los más cañeros y rockeros del mundo, cantando aquellas mierdas que, sin duda, podría cantar el mismo Julio Iglesias sin que se notara la diferencia...Aquello sí que fue un golpe bajo.
Y ahora, tropecientos años después, aquí estamos, con el mismo viejo prejuicio de siempre, diciendo que hay una cosa mala que se llama reguetón. Bravo, amigo, ya estamos igual que cuando estábamos lo mismo.
Entonces...
Eso, entonces qué...
Entonces llega el sistema. Porque el sistema somos todos. El sistema es voraz. El sistema es la totalidad de todos nosotros. Nosotros somos el sistema, y no hay forma de no ser parte del sistema.
Y si no te gusta, entonces, amiguete, cámbialo.
Y eso es lo que está sucediendo.
Y aquí entra en juego D. Miguel de Cervantes Saavedra y su Quijote.
Recuerda que El Quijote dignificó los libros de caballería. Eso sí que fue un verdadero golpe en la mesa... Y creo que es el camino correcto.
Así que, si te parece que el reguetón no tiene la altura moral que le pides a la música, en vez de ignorarla o quitártela de encima, o criticarla sin piedad, tienes una gran oportunidad: cambia las cosas, implícate con ella, dale lo que te parece que necesita. Dignifícala tú mismo.
Porque quejarse es fácil y barato. Porque criticar es un recurso gratuito si no va acompañado de un gesto.
He estado investigando, y el famoso, y denostado, ritmillo ya forma parte de ti sin que haya marcha atrás. Ya hay muchos músicos que le han aportado su sesgo no machista al reguetón. Puedes comprobarlo tú mismo buscando en san google.
Porque, amiguete, no es el reguetón, es lo que tú haces con el reguetón.
No es el cuchillo, es lo que tú haces con el cuchillo.
Madre mía, espero que no parezca que tengo verdades absolutas. Tan sólo estoy tratando de poner cosas en contextos. No sé si lo he logrado, pero creo que merece la pena hablar del tema.
No es el reguetón, son los prejuicios.
No sé si esta parrafada dará para abrir debate, pero yo me he quedado más a gusto que el copón.
Os dejo mientras me voy a desayunar.
¡¡Púnxxchipúnxchixpúnxxchipúnxchixpún.....!!!!