Volviendo a la homosexualidad, hay una cosa que no me gusta, aunque respeto, y es toda la tropa que odia su género. Una cosa es que seas lesbiana -muy respetable- y otra que parezcas un leñador. ¿No te gusta ser mujer? ¿Te hace vomitar la feminidad? Ok, pero luego no esperes que la gente te trate como a una mujer si no quieres serlo, aunque tampoco te tratarán como a un hombre porque no lo eres. Se puede aplicar el ejemplo con los hombres homosexuales. Una cosa es ser gay y otra no querer ser hombre. De verdad que no lo entiendo y ojo, que no estoy hablando de peña que busque un cambio de sexo, porque no van por ahí sus tiros.
A mí no me molesta la homosexualidad, más de la mitad de los que curran en lo mío pierden más aceite que la furgoneta de Locomía, pero reconozco que mi primer contacto visual con un homosexual fue un tanto inquietante. En frente de casa, en Valladolid, teníamos una panadería de Manrique. El panadero era vecino del barrio, ex cantante de zarzuela, conocido popularmente como "Charly" a modo de mote por su presunta homosexualidad. La verdad es que pluma no le faltaba, solía darse la vuelta para verles el culo a los chavales, les seguía con la mirada cuando pasaban por la puerta de la panadería, etc. Pero lo que me dejó K.O. es ver como muchos chicos del barrio, incluyendo a los chulitos de turno, entraban después de estar cerrado el negocio y a la media hora o más salían coméndose un Bollycao -sin intención de trollear
- o contando monedas. Creo que es más que evidente que tenían algún tipo de relación erótica o sexual consentida y voluntaria con él. Un buen día, Manrique decidió reformar todas sus panaderías para darlas el mismo estilo estético y fue cuando los albañiles sacaron de la trastienda una cama completa, la cual depositaron en un contenedor de escombros. ¡Cojones con el panadero! Tristemente recuerdo como un día, según iba yo a clase a eso de las 7:30h, lo vi sentado en su panadería como cada mañana -abría a las 7 para que los curritos pillasen el pan del bocata- y al volver me cuentan mis abuelos que ese día no ha abierto y que nadie sabe donde está, a lo cual respondí que yo lo había visto por la mañana. Al día siguiente nos enteramos de que se ha ido al apeadero universitario y se ha puesto delante del tren. Mi abuelo es ferroviario jubilado y pudo hablar con el maquinista de turno, que dijo que jamás había visto a un tío ponerse delante del tren con tantos cojones, de cara a la locomotora haciendo aspavientos con los brazos y gritando, suponemos, "vamos, ven, vamooooos...!!!". Digo que lo suponemos porque obviamente el maquinista no pudo escucharlo, pero vamos, que "Charly" tenía ganas de que el tren lo partiese en pedazos. Después se empezó a hablar de deudas y de SIDA. Lo cierto es que los proveedores ya apenas le servían y su salud se había visto mermada, a lo que hay que añadir una profunda depresión por la muerte de su madre. En fin, toda una historia