Los defensores de los collares de descargas eléctricas sostienen que estos collares no producen dolor, que se pueden usar a baja intensidad de manera que los perros no sientan más que una simple molestia, e incluso que esta molestia se puede asociar a una recompensa, lo cual permitiría usar una descarga eléctrica como refuerzo positivo. Así, pretenden que, en manos supuestamente expertas, los collares de descargas eléctricas serían una herramienta de trabajo muy valiosa.
Ninguna de estas afirmaciones tiene soporte científico. En cambio, son muchos los estudios que demuestran que los collares de descargas eléctricas provocan la aparición y el agravamiento de problemas físicos y psicológicos en los perros que son sometidos a ellos [1,2]. Numerosas entidades de prestigio se han hecho eco de estos estudios para emitir documentos públicos en contra del uso de los collares eléctricos, por citar algunas:
El Kennel Club (Club inglés fundado en 1873) afirma que los collares de descargas eléctricas enseñan al perro a reaccionar ante el miedo o el anuncio de un castigo. En la mayoría de los casos la descarga se incrementa si el perro no siente el suficiente dolor. Los collares eléctricos causan dolor y ansiedad además de producir respuestas en el organismo del perro de la misma forma que si hubiera sido herido (incremento del nivel de cortisol, aceleración del ritmo cardiaco). También se aprecian signos evidentes de estrés y respuestas asociadas con el miedo como gemir, agacharse, defecar u orinar. Los perros condicionados con collares de descargas eléctricas también pueden sufrir episodios de ansiedad o estrés post-traumático [3].
La APBC (Asociación de Consejeros del Comportamiento de Mascotas) dice que estos artefactos que se basan en las molestias o en el dolor para modificar conductas son inapropiados y peligrosos porque atentan al bienestar de los perros y arruinan la relación con sus propietarios [4].
La Asociación Veterinaria Británica de Pequeños Animales añade que hay evidencias de que el uso de collares eléctricos puede ser peligroso para las personas ya que pueden producir que los perros agredan bajo algunas circunstancias [5].
La agrupación Assistance Dogs Europe (Perros de Asistencia Europa) no permite en ningún caso el uso de collares eléctricos, por considerarlos inhumanos y contraproducentes para el adiestramiento efectivo de los perros [6].
En nuestro país existen leyes de protección animal en contra del maltrato animal que se pueden aplicar contra el uso del collar eléctrico. Por ejemplo en la Ley del País Vasco se menciona incluso la palabra angustia y se prohíbe producir daños psíquicos aunque sea para aumentar el rendimiento en una competición [7]. En el resto de Comunidades Autónomas hay leyes que prohíben causar daños a los perros. En el caso de otros países, se puede citar el ejemplo de Gales, donde se prohibió el uso del collar de descargas eléctricas en marzo de 2010 [8, 9].
http://www.aepa-euskadi.org/sin-collares-electricos.htm