Porqué se usan cuñas de monitorado y monitores in-ears
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#1 Cualquiera de las opciones que puedas pensar (y las que no lo hayas todavía) son válidas. O dicho de otra manera: no confundas las herramientas con la necesidad de conseguir unos resultados concretos.
Entendemos como sistema de monitorización cualquier sistema cuyo objetivo permita a un músico (o cualquier otra persona) o conjunto de ellos tener una referencia válida para su propia ejecución.
En el mundo del sonido de directo se ha ido complicando todo hasta el punto que lo habitual es asociar a cada músico su propio sistema de monitorización personal, es decir: un músico, un monitor. La típica caja acústica dispuesta delante o cerca de él con una mezcla propia (que consigue el técnico de monitores desde el escenario o el de PA desde fuera, cosa que ahora nos la suda bastante).
Asimismo, en grandes escenarios, donde el músico se mueve bastante, es fácil encontrarse con sidefields/sidefills, que es como un pequeño sistema de PA colocado en el lateral del escenario, con le mismo objetivo que el anterior: dotar a los músicos que estén bajo su influencia (sonora) una mezcla de referencia para poder actuar y tocar correctamente.
Con la inclusión de los sistemas inalámbricos se introduce la solución de incluir el sistema de monitorización en un auricular 'portátil'. Los in-ear. Básicamente es lo mismo que lo anterior, pero mezclado en un auricular. Podríamos pensar que una opción elimina la otra... y podría ser, pero los cambios son importantes.
Un monitor físico (el de escenario) está fijo en el suelo y, quien se mueve, es el músico. Aunque esté sentado en una silla, hay una variación continua del espacio, de la relación entre oído y altavoz (girar la cabeza, por ejemplo, lo que sea...). Si está de pie... imagínate. Pero aunque no lo parezca, es una ventaja, en cuanto consigues diferentes "presiones" sonoras en función de donde estés, con diferencias de 1 cm o de 3 metros, por ejemplo. Un in-ear, en este sentido, siempre sonará igual, muevas o no la cabeza, corras o camines 1 o 100 metros.
Las diferencias de una mezcla utilizando un monitor de escenario son menos evidentes que en un in-ear (que va DIRECTO al oído).
Finalmente, el conocido feedback o acople de monitores: cuanto más pidas, por ejemplo, de un micro de voz, más posibilidades hay de acople... y eso nadie lo quiere. Una opción es reforzar esas señales peligrosas con el in-ear, por lo que tendrás tu voz, por ejemplo, claramente en el in-ear y por el monitor de suelo el resto de señales (o una otra mezcla que te interese).
A partir de aquí, vete imaginando cualquier otra opción. Como por ejemplo, aprovechar el LR de los in-ear (mucho más evidente que una pareja estéreo en el suelo), la inclusión de captación de público, etc.
Y sí, otra opción es tener un sistema de backup... pero no es lo más habitual.
Entendemos como sistema de monitorización cualquier sistema cuyo objetivo permita a un músico (o cualquier otra persona) o conjunto de ellos tener una referencia válida para su propia ejecución.
En el mundo del sonido de directo se ha ido complicando todo hasta el punto que lo habitual es asociar a cada músico su propio sistema de monitorización personal, es decir: un músico, un monitor. La típica caja acústica dispuesta delante o cerca de él con una mezcla propia (que consigue el técnico de monitores desde el escenario o el de PA desde fuera, cosa que ahora nos la suda bastante).
Asimismo, en grandes escenarios, donde el músico se mueve bastante, es fácil encontrarse con sidefields/sidefills, que es como un pequeño sistema de PA colocado en el lateral del escenario, con le mismo objetivo que el anterior: dotar a los músicos que estén bajo su influencia (sonora) una mezcla de referencia para poder actuar y tocar correctamente.
Con la inclusión de los sistemas inalámbricos se introduce la solución de incluir el sistema de monitorización en un auricular 'portátil'. Los in-ear. Básicamente es lo mismo que lo anterior, pero mezclado en un auricular. Podríamos pensar que una opción elimina la otra... y podría ser, pero los cambios son importantes.
Un monitor físico (el de escenario) está fijo en el suelo y, quien se mueve, es el músico. Aunque esté sentado en una silla, hay una variación continua del espacio, de la relación entre oído y altavoz (girar la cabeza, por ejemplo, lo que sea...). Si está de pie... imagínate. Pero aunque no lo parezca, es una ventaja, en cuanto consigues diferentes "presiones" sonoras en función de donde estés, con diferencias de 1 cm o de 3 metros, por ejemplo. Un in-ear, en este sentido, siempre sonará igual, muevas o no la cabeza, corras o camines 1 o 100 metros.
Las diferencias de una mezcla utilizando un monitor de escenario son menos evidentes que en un in-ear (que va DIRECTO al oído).
Finalmente, el conocido feedback o acople de monitores: cuanto más pidas, por ejemplo, de un micro de voz, más posibilidades hay de acople... y eso nadie lo quiere. Una opción es reforzar esas señales peligrosas con el in-ear, por lo que tendrás tu voz, por ejemplo, claramente en el in-ear y por el monitor de suelo el resto de señales (o una otra mezcla que te interese).
A partir de aquí, vete imaginando cualquier otra opción. Como por ejemplo, aprovechar el LR de los in-ear (mucho más evidente que una pareja estéreo en el suelo), la inclusión de captación de público, etc.
Y sí, otra opción es tener un sistema de backup... pero no es lo más habitual.
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