Joder, Emilio, que conozco el pelo de las facultades de Bellas artes, y, salvo excepción honrosa, un tránsito desde plausibles escuelas de artes y oficios a facultades sin necesidad y con muchos saberes impartidos con collages y refritos de multicopista, Media familia y ahora mi hija Teresita cursando esa carrera.
Me gustaría que te hubieras enfrentado (y no a profundidades metafísicas agotadoras, que estética ya estudié con Valeriano Bozal) a huesos duros de roer como ese Pérez Sánchez, entonces o el año siguiente, director del Prado y una autoridad en los Tenebristas, en su influencia en la corte española y el gusto en los pintores españoles (incluidos los escurialenses), en pintura Napolitana y en general en historia del arte, que, de 80 o así que éramos, sólo concedió un matrícula de honor (en quinto, último año de carrera, media de ese curso sobresaliente, con dos matrículas, ésta y otra con el padre Ceballos, ¿o fue con Mariano Buendía?) y lo señaló en público: la mía, ¿y sabes por qué?, no por repetir como un loro; por ser capaz de desarrollar en tres temas todo el barroco y resumir la línea conductora del clasicismo y sus excepciones (que no negaciones) en casi toda la historia del arte (por lo menos entre los siglos XIV y XVIII. Es que tuve a Fernando Marías como director de Tesis de Licenciatura, con el que aprendí a no usar cifras para referirme a los números, por lo menos en según que textos, y le tuve en un curso de doctorado sobre documentación en el siglo XVI sobre mecenazgo en la pintura toledana de ese periodo (yendo una vez por semana a Toledo, al archivo y con documentos notariales de una grafía compleja, con numeraciones arábigas todavía; no la que estaba acostumbrado yo, que tampoco estudié paleografía sino que la aprendí con la práctica), que fui uno de los pocos españoles no arquitectos que fue becado ese año para el Centro Superior de Historia de arquitectura Andrea Palladio de Vicenza, entre gente de el Hermitage y otros museos o especialistas algunos ya de renombre.
Hablarme a mí de Clasicismo se puede; pero supongo que es como cuando le doy la vara a Euridia en cuestiones que tengo alguna práctica; pero infinito menor conocimiento que él, por ejemplo si debatimos de compresores.
Emilio, no seas cabezota, que en esto he sido autoridad (y la investidura está en un título que se publica en el BOE), y, si no lo sigo siendo es porque decidí dar un giro y abandonar la universidad (no sin antes estar un años como investigador en mi departamento y dos en el interfacultativo de música (actual facultad o escuela de musicología), y aquí debatiendo sobre mixers, y knows.
No es que esté en la certeza absoluta ni esté al cien por cien en el estado de la cuestión actual, que no creo ni me consta que haya cambiado desde entonces, es que he estado unos buenos años al máximos nivel dando la nota; a mí no se me ocurriría enmendarte la plana sobre tus técnicas pictóricas (y algunas, bastantes, conozco de primera mano; pero no son mi especialidad), y ante un especialista no hay cuestiones opinables, la historia del arte no es un bla, bla, bla, es un saber, al menos lo era en la UAM de tanto rigor como cualquier ingeniería superior, con menos números; pero igual o mayor rigor metodológico.