#1 no lo sabia, pero por el precio tampoco hubise podido acceder.....
saludos.
S,í ya se comentó eso desde el punto de la vista de la Hi fi, y no se si todavía se comercializa.
Sobre el papel tiene muchísimas ventajas y no se si cierto inmovilismo no será culpable de no haber acabado de imponerse, o la cosa comporta mermas de algún tipo (seguro que exige un proceso de fabricación de lis vinilos muy estricto).
El precio es muy elevado; pero giradiscos de alta gama a este nivel lis hay, e incluso mucho más caros, además me parece hacerlos visto más baratos.
De haber sido una patente de Sony/Philips y haberse situado a una fracción de esos precios (que podría haber sido) la cosa podría haber sido otra; pero en aquellos años se desdeñaba lo que no fuera Pcm, incluso Dsd después.
Desde luego, para hacer Scratch, jodido debía de ser, con guantes...
Bueno, que de láser de pulso bajo ni idea.
Estaría bien que esto hubiese evolucionado y que acabásemos teniendo agujas láser para los DJ, sin rozamiento, sin desgaste... siento curiosidad por escuchar uno de estos.
No habría agujas; haces sólo.
#6 Efectivamente, solo sería un punto rojo (no sé por qué me lo imagino rojo) en el vinilo, y a sonar.
Yo defiendo al Cd de los que lo critican y al vinilo de los que lo desconocen. Lo que nunca me verás defender es el cassette, a muerte con la cajeta.
Yo al cassette tampoco, desde luego. Ya compraba pocas cintas en su día, prefería los vinilos. Pero cuando llegó el CD me olvidé también de ellos: se acabaron los chasquidos y el darle la vuelta a la tortilla. Solamente tenían el inconveniente del precio.
Como viví esa transición en su día y me pareció tan emocionante y futurista entonces el CD (quizás por pillarme en la adolescencia), no me volví a acordar prácticamente de los vinilos. Conservo por nostalgia unos cuantos de aquellos comprados de muy joven, e incluso todavía compro alguno de vez en cuando si lo encuentro una rareza y encaja con mis gustos musicales, y también tengo un plato donde poder escucharlos, pero apenas los pongo.
Recuerdo como si fuera ayer el primer equipo Philips con CD que hubo en mi casa (yo tenía 15-16 años), el láser verde que se reflejaba en la portezuela de la bandeja al reproducir y aquella limpieza de sonido que me parecía algo maravilloso. Cada vez que conseguía ahorrar las casi 3000 pesetas que costaba un CD y me iba a casa con él me parecía que llevaba una joya. Sin embargo, cuando solo me podía comprar el vinilo por economía, ya me parecía un soporte antiguo.