Menos mal que ya no hay... Bueno no estoy muy seguro de si ya no hay, aunque si con otro look.
Niños vestidos a la forma de personas mayores, adaptando los pantaloncitos y las chaquetas a sus dimensiones.
Mi padre, al que le encantaban las series de detectives de la tarde del Domingo, me compro una gabardina gris, y yo inconsciente de ello y en plenos años 70´s la llevaba al colegio. No paso nada entre los compañeros, que algunos parecían oficinistas, pero el día que fuimos de visita cultural a las imprentas de un periódico, se escucho una voz salir de entre los operarios de las rotativas... ¡¡Mirad, si ha venido Colombito!!, ¡¡Viene a resolver algún asesinato!!, e inmediatamente un jarrón de carcajadas bien sonoras... Claro, yo me quede apocado y queriendo regresar a casa para enviar al infierno aquella gabardina causa del bochorno, pero... A los cachondos de mis compañeros les hizo tanta gracia la cosa que empezaron a llamarme Colombo, poco después ya añadían delante la palabra
Detective.
El caso es que aquella gabardina gris no acabo en el container de basura, y por hacer la gracia, y algo de ego, volví a vestirla, no sin cierto pudor, pero con el orgullo de parecerme al personaje de Peter Falk. Ese fue el comienzo de una larga lista de motes con los que he acabado en este trayecto de la vida.