y la gente que estará montada en el dólar también serán otros diferentes a los que han estado montados hasta ahora. Es decir: un cambio. La vida es cambio y el cambio es vida. ¿Dónde está el problema?
No se puede salir de una situación de este tipo si todos los días se levanta uno escuchando una selecta colección, adecuadamente ampliada y dinamizada, de todas las consecuencias y facetas negativas que “la cosa” nos proporciona
Les sugiero que hagan un esfuerzo por ayudarnos a todos ofreciéndonos un enfoque de normalidad que sustituya al de alarma nuclear cada vez que la prima de riesgo se dispara.
Estos procesos transformativos vistos en perspectiva son bastante positivos: limpian el mercado de empresas no competitivas, impulsan el esfuerzo por mejorar, ofrecen nuevas oportunidades a personas y grupos que nunca los hubieran tenido, cambian las reglas del juego político, rompen los paradigmas de un pensamiento acomodado y son la oportunidad de producir cambios que, sin ellos, serían impensables.
Nos sorprendía en los viajes fuera de Europa descubrir que se podía ser feliz con mucho menos, pero nosotros no nos atrevíamos a probarlo.
Tengamos en cuenta que “la cosa” durará tanto como nosotros tardemos en aceptar que no es una crisis, que es un cambio de escenario.
dado lo que nos estamos resistiendo, tiene pinta de que va a durar bastante.
Para que este reajuste se produzca lo antes posible es imprescindible que aceptemos algunas premisas básicas. La primera es que no tenemos dinero para mantener el ritmo de gasto público y privado que hemos llevado hasta ahora.
Pero lo que se observa es que aquí seguimos en la fiesta con la copa en la mano y la música a todo trapo. Nos quejamos porque nos han bajado un poco la música y a algunos los han echado de la fiesta
no tenemos dinero para llevar el ritmo de vida que hemos llevado hasta ahora
pero en todos los actos de protesta me cuesta encontrar cuál es la alternativa que proponen.
Todo el mundo transmite el mismo mensaje: ¡a mí, no!
Pero aquí se oye muy poco hablar de esto. Estamos centrados en resistirnos a los recortes.
creo que no me dejo nada, me duele el brazo de tanto darle a copiar y pegar