A parte de que gimnasio se escribe así y no como acabo de leerte (y otros descuidos), el planteamiento no tiene ni pies ni cabeza:
Para empezar, disponer de no se qué paneles (ni en qué medida alcanzan lo de acústico como virtud ,cuando la acústica no puede ser un adjetivo; es una rama de la física que se interesa o describe al sonido) no es aconsejable que sea el pretexto o el punto de partida de un proyecto. Un proyecto a de responder a una necesidad y tiene el costo que tenga que tener y no es algo desiderativo (como tanto les gusta crear a muchos).
Para que se entienda ya clarito, clarito: Si te quedas sin dientes por la razón que sea (un accidente, una caída), hay dos opciones (salvo que se sea de un país con una fuerte carga impositiva y todo cubierto del estilo de los escandinavos), si eres pobre, te jodes, si eres pobre; pero poco, te haces un dos dentaduras postizas (una para arriba y otra para abajo) y si tienes recursos, vas a varias clínicas dentales y elijes la que más garantías te ofrece y mejor precio y plazos de ejecución de la obra promete (vamos de la obra..., de la compostura), o sea, entre 10 y 15.000 euros dependiendo del número de implantes y el material óseo maxilar prexistente.
En la obra de una casa que se vaya a construir uno ocurre lo mismo, depende la pasta que se tenga (a parte del terreno) el constructor y el propio arquitecto al firmar el proyecto va a dar un precio (aproximado en la mayoría de casos porque luego siempre surgen sorpresas e imprevistos) que depende también de los recursos y el propósito de quien lo encarga, a parte de que, al menos en España, el suelo es prohibitivo y determina en gran medida el resultado final, no cuesta lo mismo una obra con aceros vistos, mármoles y materiales de alta tecnología que un cobertizo de prefabricados, tabiquería de pladur y cubierta de fibrocemento grapada.
Al de la clínica de implantes no vale que le vayas con unos tornillos sobrantes ni al constructor con unos sacos de cemento; pero, por lo que propongo estos dos ejemplos (que pueden valer los del mecánico para hacer una rectificación o los del médico en algo no cubierto por la Seguridad Social), ni consultamos un foro para cambiarnos los dientes (a no ser que sea para recabar información para elegir clínica) y mucho menos para que nos den unas trucos para hacérnoslo nosotros mismos, ni par hacer uan rectificación de bloque y culata, ni par hacernos nosotros mismos un análisis de sangre específico que no pueda esperar la cita de la salud pública ni tampoco para hacernos nuestra casa .
Ah; pero con la acústica (encima sin tener ni idea) a hacerlo, y a hacerlo con cuatro paneles y con alfombras (mágicas).
No distingues entre acondicionamiento e insonorización.
La insonorización se aplica a obras realizadas para un uso genérico (por más que ya cumplan una normativa; ya sea para uso comercial, industrial, o, normalmente, residencial); aunque, si se va a construir a instancia de alguien con necesidades especiales, que va a producir niveles elevados de ruido) lo cabal es asumirlo ya en la obra (algo que, manda huevos, a menudo no sucede y se aborda bien o mal con posterioridad al gasto de una construcción, claro, se llega sin aire y se queda la gente sin comer diez años por la puta obra). Insonorizar es establecer un cierre de un espacio para evitar que una gran parte de la energía en forma de sonido no se propague fuera de la sal a tratar, sin cortocircuitos y con la mayor eficacia posible. Es fácil comprender sólo con esta descripción que ha de ser un asunto llevado a cabo en la fase de proyecto y en la de ejecución por una empresa de ingeniería acústica, y no hay segunda opción, truco o ayuda parroquial; vale, gente que se tira dos años empapándose manuales de aplicación y los fundamentos teóricos, que tiene tiempo para estar una temporada obrando (y con paciencia y conocimientos de manejo y uso de materiales de construcción), con un par de peones albañiles y a riesgo de fracasar. Además, los materiales no son baratos, lógicamente se ahorra uno el proyecto, la ganancia de la empresa<, pero también se priva de un plazo de ejecución corto y de garantía (que de cara a una reclamación de vecinos tocapelotas puede ser determinante).
El acondicionamiento es otra cosa, determinada en una pequeña parte por la insonorización (desde luego que en gran parte por que ya se haya insonorizado, claro), aquí de lo que se trata es de logar unas condiciones internas óptimas para la grabación, manipulación o simple disfrute de la música evitando aberraciones habituales en las salas comunes como san estacionarias, modos propios, reflexiones, tiempos de reverberación exagerados u otros inconvenientes.
Y, así como en una obra de insonorización cabe el hacerlo uno mismo (si se dispone de experiencia en obra civil de cierta magnitud; no estamos hablado de reparar un trozo de escayola) en las obras de acondicionamiento, por más que también hay mucho material divulgativo (o al alcance de cualquiera) programas que pueden ser interpretados si se tiene hábito con la física o las matemáticas y micrófonos de medición Behringer que sirven para este propósito sin tener que gastar en unos Bruel, la naturaleza compleja de los problemas que plantea el acondicionamiento si se quiere ser esmerado son cosa de un ingeniero en acústica (como una buena reprogramación de una centralita de automóvil es cosa de un ingeniero mecánico/electrónico y como la estrategia a seguir en un trasplante de corazón es cosa de todo un equipo médico y hasta del hospital en su conjunto).
Ah, que exagero..., bueno, no se trata de salvar la vida a nadie o de prologársela muchos años, desde luego; se trata de(imagino porque se mezclan conceptos en la consulta) de no molestar o de que no nos molesten, lo de corregir las condiciones dudo ni que se plante o se plantee de forma consciente
.Vale, pues eso se hace con una obra. la mala noticia para el voluntarismo y el pensamiento desiderativo/mágico es que aplicar una panecito aquí y otro allá no sirve absolutamente de nada, expresado en cifras: 0, y aplicar actuaciones parciales a uan pared o dos de muy poco, y hacerlo bien de concepto; pero con mala ejecución (con cortocircuitos acústicos) de algo; pero baja mucho el rendimiento.
En conclusión, si hay problemas con emitir sonido, o se baja en volumen mucho o se usan auriculares, que los hay muy decentes a partir de unos 200 euros.
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