#19
Y eso que no estamos escuchando un cassette real, escuchamos un archivo digital comprimido, mp3, mp4 ...en esas pruebas.
Nostalgia nada más.. miles de cassetes entre originales y piratas, todos regalados, los que más lastima me dieron fueron los de grabaciones de la radio de fiestas y raves (muchos únicos y con portadas personalizadas), pero bueno hay que mirar adelante y se estaban convirtiendo en un trasto. Con los CDs algo parecido, de otros 1000 y pico me quedé con unos 150 (selección indispensable) todos regalados igualmente..
Actualmente digitalizando colección y buscando flacs de los mp3.
Solo por lo práctico de poder crearme una playlist en 5 min me quedo con lo digital..
Esto... estamos comparando como suenan dos medios de reproducción a través de un tercero?? Siendo Youtube ese tercero?? Decidme que no, por favo.
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Las k7 se oían bien , ..el problema era de los reproductores
Por Dios, las cassetes. Qué horror. Tenían su utilidad, pero desde luego la calidad era horrible. Las comerciales, me refiero, las que vendían las discográficas, la última cassete de Pink Floyd, o de Supertramp, aun tengo mi primera cassete, que le tuve que escribir a mi padre en el 78 el título porque le sonaba a chino, Oxygene de un tal Jean Michel Jarre. Ahí está, en esa estantería que tengo a la vista, junto a otras cassetes de Bob Seger o BB King, que las tengo de recuerdo porque sonar sonaban como el culo.
Sonaban bien las cintas vírgenes de metal, y las de ferrocromo también. Mi padre era comercial de 3M y llevaba el maletero lleno de cintas de muestras. Llegué a juntarme con más de 300, que en mi primera mudanza de casado, ya con reproductor de CDs, con todo el dolor de mi corazón, me fuí al contenedor de basuras de la calle y me despedí de ellas. Me quedé con unas pocas de recuerdo. Hay quien cree que la piratería nació con internet. No debió conocer la doble pletina o el equipo compacto con giradiscos. Yo tenía una pletina doble, de Denon, a la que fundí los motores de tanto grabar. Eso sí, para dejar una buena grabación había que hacerlo bien, analizar el disco, buscar los surcos más brillantes, y tomar de ahí los niveles de grabación, que no sature, las agujas que no pasen al rojo. Si lo hacías bien, quedaba mejor que en las comerciales. Me compré en su día el The Wall de Pink Floyd y vaya mierda de calidad. Cuando conseguí que me prestaran el disco, lo pasé a una cinta de metal. Coño, parecía de otro mundo.
Ahora también tengo ahí arrinconados los CDs, esperando el día de acabar en el contenedor. Porque, sinceramente, son un coñazo. Yo escucho música en el coche, no tengo tiempo de hacerlo en otro momento, y tener cada día que elegir qué voy a escuchar mañana, pues lo mismo mañana me levanto con otro pie y no me gusta lo que elegí. Ahora tengo un pendisk con exactamente 486 discos en mp3 a 320 kb, más que suficiente siendo que el ruído de circular con el coche predomina. Cuando acabo un disco, pulso un botón en el volante, le digo al salpicadero qué es lo que quiero escuchar, y me lo pone. Qué cojones hacía yo seleccionando cada noche lo del día siguiente. Me hago viejo y no puedo andar perdiendo el tiempo.
Que vuelvan los cassetes es como si volvieran los cartuchos de Sega Megadrive. Una gilipollez.
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Klausmaría, esa foto que tengo tomando contigo champán en Place Vendôme (tú con The Economist y yo con Libération, por supuesto) y este hilo y vas a caer en la ignominia digital hispasónica.