Viene un grupo a grabar al estudio y se traen a un "técnico/productor". Cuando esto sucede, yo automáticamente, a menos que me digan lo contrario, limito mi labor en el estudio a asistir técnicamente al encargado de la producción. Le pregunto cómo quiere la microfonía, qué previos, se lo configuro, le aconsejo si me pide consejo... pues bien, el productor en cuestión durante la grabación hizo cosas que a mi me parecían cuanto menos, extrañas. Pero no le dije nada, él lo veía todo claro y no hacía caso de ninguna sugerencia.
El problema han sido las mezclas. No ha dejado asistir a ningún miembro del grupo a las mezclas y yo me he espantado por el mal sonido que ha conseguido. No sabe ecualizar, ha comprimido todo absolutamente una media de -12db constantes, los plugins saturan y los deja distorsionar, en un tema no ha puesto absolutamente ninguna reverb y suena todo fatal, y es un disco de rock clásico! Y si le dices algo, te dice que "no, yo lo hago así porque me gusta el concepto que consigo con este sonido"
Y no es que tengamos diferente concepto de mezcla, no. Es que este tipo no ha mezclado un disco en su vida, estoy segurísimo. El 90% de los hispasónicos habría conseguido mejor sonido sin ninguna duda. De hecho, la grabación sin mezclar ya sonaba mejor.
Me fastidia muchísmo este asunto. Por un lado, porque ese disco podría sonar 500 veces mejor. Por otro lado, por el intrusismo profesional de este tío, que está cobrando al grupo por destrozarles el disco. Y finalmente, porque los chavales del grupo me caen muy bien y me gusta lo que tocan.
No sé si debería decirles algo, o callarme, porque al fin y al cabo yo he hecho el trabajo que se me ha pedido. Y si les digo algo me puedo meter en camisa de once varas. Terrible dilema. ¿Os ha pasado algo parecido?