arco escribió:
Agradeceréis algún día a los catalanes estos vientos de libertad y razón. Aunque algunos intenten pintarlos con su patriotismo interesado. Pero no son vientos nacionalistas, son vientos de democracia. Algunos lo veis ya. Otros lo veréis más adelante, cuando la niebla desaparezca de vuestros campos.
A veces te leo y se me figura que piensas que Cataluña es el pueblo elegido.
Más bien veo preocupante estos anhelos grandilocuentes que me recuerdan a discursos que nada tienen que ver con valores democráticos y que hemos podido comprobar y estudiar en historia.
Por un lado, adueñarse de la sensibilidad de un pueblo y querer hablar en su nombre es más bien signo de absolutismo. Ese mismo absolutismo lleva a pensar que los conceptos que uno maneja son verdades absolutas, me refiero a democracia, libertad y demás.
Ya he comentado en muchas ocasiones que bajo el escaparate político que cada estado visualiza está el verdadero poder que maneja nuestras vidas y que no es otro que el económico. Todo lo demás solo se presenta como la falsa sensación de que los pueblos tienen libertad de elección. Bajo la aparente libertad ideológica que captamos en los programas políticos de los partidos políticos (que luego, o no se materializan o lo hacen con miles de matices -pensemos en Grecia-) está la realidad que manejan los poderes económicos, por no precisar más.
Acaso en un futuro estado catalán se podrá eludir la sumisión al gran capital, a la banca, a los intereses empresariales; esto es tanto como decir que se podrá liberar la sanidad del control y manipulación de la industria farmacéutica.
Respecto al tema de hablar en nombre de un colectivo tan heterogéneo como el pueblo catalán es como quien habla en nombre de Dios, se me figura una farsa y un intento simple de imponer la dictadura de las ideas; es el mundo al revés, bajo ese discurso de libertad se esconde una manipulación del mismo tipo del que sufrimos a diario con los políticos actuales.