El nacionalismo ¡vaya timo! de Roberto Augusto
Fragmentos
(...) El nacionalismo suele presentarse como defensor de la diversidad cultural aunque cuando las
perniciosas influencias exteriores ponen en peligro su visión de la identidad cultural actúan con intolerancia:
“La contradicción en que incurre el nacionalismo radica en afirmar que debe respetarse la pluralidad cultural, pero niega ese derecho dentro de su nación a quienes poseen una cultura distinta de la considerada como propia por parte de esos nacionalistas.(…)Muchos nacionalismos esconden un proyecto de hegemonía cultural nacional; hablan en favor de la pluralidad, pero persiguen realmente la homogeneidad.”
“Se identifica a una nación, Cataluña, con una lengua, el catalán. Ambas cosas no pueden entenderse la una sin la otra, la dimensión comunicativa queda relegada a un segundo plano frente a la identitaria-simbólica. (…)De esta forma, el castellano, hablado habitualmente por la mitad de la población y cuyo conocimiento se extiende a la totalidad de los habitantes de esta comunidad autónoma, sería un elemento ajeno a esta identidad.”
En este El nacionalismo ¡vaya timo! se plantea el derecho de autodeterminación de los pueblos como una cuestión pragmática que ofrece serias dificultades ideológicas, pero sí incide en una cuestión primordial: Ningún nacionalismo acepta el mismo derecho de autodeterminación que reivindican en el interior de su “nación”. Y desde luego una matización esencial como es que los derechos de secesión en los Estados democráticos se engloban en marcos legales que han de ser respetados por el mero hecho de que la separación de un territorio afecta al conjunto y no solo a la parte.
“Así es la retórica nacionalista: héroes y villanos, ofensores y ofendidos, luchas memorables y derrotas gloriosas. Un discurso donde el nacionalista ocupa siempre el mismo lugar: el del héroe, el del ofendido, el del mártir. Y donde el enemigo, real o imaginario –qué mas da- es siempre el culpable de los males que sufre la gloriosa nación que dicen representar.” Es curioso, esta frase para el caso de los nacionalismos que conviven en España la hubiera considerado una caricatura, hoy me tengo que rendir a ella. Y cierto, mientras el nacionalista se presente como víctima, sus acciones estarán justificadas, para ellos los agravios del pasado lejos de explicar posiciones justifican excesos.
“Los ciudadanos son quienes deben decidir libremente si apoyan o no a los grupos nacionalistas, y quienes pensamos que existen mejores alternativas a esas ideas debemos intentar convencer a la sociedad, a través de los medios de los que dispongamos a nuestro alcance, de la veracidad y pertinencia de nuestras ideas.”
Desde mi punto de vista el caso catalán es concluyente respecto a un modo de operar del nacionalismo: Se crea un concepto del “otro” a través del “nosotros-ellos”, se identifica a ese “otro” (español) como parásito, vago, ladrón, se crean conceptos como “expolio o robo” y una vez sedimentada la política sobre estas bases, y se ha logrado a través de las políticas identitarias que una parte de los catalanes las hagan suyas, no hay más que promover la acción política a través de la consigna. Ningún dato o argumento que no provenga de “los nuestros” es creíble porque el “otro” siempre miente, y así es fácil que políticos inmorales saquen partido de la situación.
http://elpolemista.blogspot.com.es/2012/09/el-nacionalismo-vaya-timo-de-roberto.html
- Sí, también habla del nacionalismo español.