La teoría es útil para catalogar y organizar, para ponerle nombre a las cosas y tener en el coco una base de datos que relacione términos con sensaciones auditivas. La teoría tiene un valor documental y de referencia, pero no legislativo.
Si sólo tenemos la parte de los términos y los esquemas, entonces se puede volver más un corsé, que puede interferir con la creatividad. Es un caso perverso al que suele recurrir la gente que quiere justificar su pereza en estudiarla.
Pero si se estudia de forma adecuada es una herramienta liberadora que te da un poder inmenso para hacer lo que quieras, incluso crear tus propios sistemas de reglas para dar coherencia interna a tus creaciones, que no tienen por qué ser las reglas tradicionales de ningún estilo del pasado.