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Nietzsche: Historia de una patología
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Continuando con el final de la adolescencia en Schulpforta.
El descubrimiento de Hölderlin fue una revelación para Nietzsche, que quedó prendado por la intensidad de los textos del poeta maldito. De hecho los caminos de Nietzsche- el fillósofo poeta- y Hölderlin-el poeta folósofo- contienen numerosos paralelismos.
Hölderlin había criticado la utilidad de los saberes tradicionales, había asumido el conflicto entre naturaleza y sociedad, entre deber y ser, entre filosofía y poesía. Tales conflictos originaron una nueva forma que le conducirá a lo innombrable y a una vida de extraña normalidad, carente de todo lo extraordinario que debería caracterizar a un gran poeta maldito y que tanto acentuará el romanticismo. Una nueva forma quizás definitivamente mítica antes que poética, quizás ingenua, pero intensamente luminosa cuando aparezca en los llamados poemas de la locura.
Hasta los primerísimos años del siglo XIX en que el hilo se trunca, la vida de Hölderlin es la vida de un héroe con el que renace el espíritu griego, la de un revolucionario que quiere cambiar el mundo hasta el límite del sacrificio de un idealista de la libertad, la de un nuevo Empédocles que se entrega con radicalidad trágica a la vida, la de un filósofo que parte de la lectura kantiana para, tras el encuentro con Fichte, abrir en canal la tradición moderna más allá de la construcción categórica y significar un nuevo proyecto que problematice la realidad desde el decir literario. Y, sobre todo, la de Hölderlin —no hay duda— es la vida de un poeta que hace de la poesía principio y fin de sí mismo. Así fue. Escribiera poesía o no. La peripecia singular de quien se ve golpeado por la verdad y sus fracturas y pretende con tesón hacer del golpe palabra, aliento lírico, sean cuales sean las dimensiones del poema. Con todos los problemas que eso implica. Vida de poeta, pero —como señalábamos antes— sin perder de vista el referente filosófico. (..)
La literatura de Hölderlin, con la luminaria de Hiperión al frente, constata la nostalgia por un orden pasado, una Grecia mítica instalada en la primavera de los tiempos y un Occidente no menos idealizado. Nostalgia que es también deseo, expectativa que representa una aspiración política: las ilusiones de la burguesía revolucionaria que nacía en ese momento. Ilusiones heroicas, sin duda, pero que fracasaron estrepitosamente, tanto por la apropiación napoleónica como por la Alemania fragmentada y semifeudal en que vivía Hölderlin. El ideal revolucionario se desvaneció ante los ojos del poeta. Su amigo Sinclair fue acusado de conspiración y en él cundió el miedo ante el peligro. “¡Yo no quiero ser jacobino! —gritó, según recogen las actas de la investigación del comisionado de la corte de Wurtemberg para esclarecer los hechos— Yo puedo aparecer ante la vista de mi buen príncipe elector con buena conciencia”. (cit. Id. 345). Pero, además del fracaso histórico que el poeta vive, también fracasan sus ilusiones personales: la revista Iduna, trabajar en la Universidad de Jena, ayudar a Schiller, tener un salario. Y fracasó el amor, imposible, por Susette Gontard, su admirada Diotima. Tal sucesión de acontecimientos despliega una “vida sin perspectiva” que dijo A. W. Schlegel. Su familia lo tratará como a un enfermo trastornado, carne para los médicos de su tiempo. El fracaso se extiende a su alrededor, pero Hölderlin sólo quiere ser poeta, poeta en el todo, en busca de lo Verdadero. https://papiro.unizar.es/ojs/index.php/analisis/article/view/1196/1041
El descubrimiento de Hölderlin fue una revelación para Nietzsche, que quedó prendado por la intensidad de los textos del poeta maldito. De hecho los caminos de Nietzsche- el fillósofo poeta- y Hölderlin-el poeta folósofo- contienen numerosos paralelismos.
Hölderlin había criticado la utilidad de los saberes tradicionales, había asumido el conflicto entre naturaleza y sociedad, entre deber y ser, entre filosofía y poesía. Tales conflictos originaron una nueva forma que le conducirá a lo innombrable y a una vida de extraña normalidad, carente de todo lo extraordinario que debería caracterizar a un gran poeta maldito y que tanto acentuará el romanticismo. Una nueva forma quizás definitivamente mítica antes que poética, quizás ingenua, pero intensamente luminosa cuando aparezca en los llamados poemas de la locura.
Hasta los primerísimos años del siglo XIX en que el hilo se trunca, la vida de Hölderlin es la vida de un héroe con el que renace el espíritu griego, la de un revolucionario que quiere cambiar el mundo hasta el límite del sacrificio de un idealista de la libertad, la de un nuevo Empédocles que se entrega con radicalidad trágica a la vida, la de un filósofo que parte de la lectura kantiana para, tras el encuentro con Fichte, abrir en canal la tradición moderna más allá de la construcción categórica y significar un nuevo proyecto que problematice la realidad desde el decir literario. Y, sobre todo, la de Hölderlin —no hay duda— es la vida de un poeta que hace de la poesía principio y fin de sí mismo. Así fue. Escribiera poesía o no. La peripecia singular de quien se ve golpeado por la verdad y sus fracturas y pretende con tesón hacer del golpe palabra, aliento lírico, sean cuales sean las dimensiones del poema. Con todos los problemas que eso implica. Vida de poeta, pero —como señalábamos antes— sin perder de vista el referente filosófico. (..)
La literatura de Hölderlin, con la luminaria de Hiperión al frente, constata la nostalgia por un orden pasado, una Grecia mítica instalada en la primavera de los tiempos y un Occidente no menos idealizado. Nostalgia que es también deseo, expectativa que representa una aspiración política: las ilusiones de la burguesía revolucionaria que nacía en ese momento. Ilusiones heroicas, sin duda, pero que fracasaron estrepitosamente, tanto por la apropiación napoleónica como por la Alemania fragmentada y semifeudal en que vivía Hölderlin. El ideal revolucionario se desvaneció ante los ojos del poeta. Su amigo Sinclair fue acusado de conspiración y en él cundió el miedo ante el peligro. “¡Yo no quiero ser jacobino! —gritó, según recogen las actas de la investigación del comisionado de la corte de Wurtemberg para esclarecer los hechos— Yo puedo aparecer ante la vista de mi buen príncipe elector con buena conciencia”. (cit. Id. 345). Pero, además del fracaso histórico que el poeta vive, también fracasan sus ilusiones personales: la revista Iduna, trabajar en la Universidad de Jena, ayudar a Schiller, tener un salario. Y fracasó el amor, imposible, por Susette Gontard, su admirada Diotima. Tal sucesión de acontecimientos despliega una “vida sin perspectiva” que dijo A. W. Schlegel. Su familia lo tratará como a un enfermo trastornado, carne para los médicos de su tiempo. El fracaso se extiende a su alrededor, pero Hölderlin sólo quiere ser poeta, poeta en el todo, en busca de lo Verdadero. https://papiro.unizar.es/ojs/index.php/analisis/article/view/1196/1041
#34
Sinembargo podemos contemplar como Mario Bunge, filósofo y físico argentino recientemente fallecido desmitifica a este sujeto en su Diccionario de filosofía (Siglo XXI, 2005) Mario Bunge acuña neologismos malintencionados para desprestigiar a aquellas corrientes filosóficas o teóricas con las que no comulga (chatarra filosófica, para utilizar un término de él). Como es su costumbre esgrime argumentos venenosos en contra de la filosofía lingüística, el marxismo… y el psicoanálisis.
Es sumamente llamativo encontrar que aquellos términos con los que él trabaja y considera correctos, están definidos en términos bastante serios, sin embargo casi la mitad de su libro está dedicado a ironizar sobre lo que le desagrada.
Uno de los términos que considera digno de ser mencionado en su reducido vocabulario, es Charlacanismo que lo define como “género literario introducido por el psicoanalista frances Jacques Lacan, quien admitió que el psicoanálisis no es ciencia sino "l´art du bavardage"”. Con esta definición, de pretensiones humorísticas, intenta vincular al psicoanálisis lacaniano con la charlatanería.
Uno de los términos que maneja Bunge “seriamente” es Contexto que lo define como “cualquier dominio o universo del discurso al que pertenece un determinado elemento o en el que está inserto… La indicación del contexto es importante, pues aunque un constructo puede tener sentido en un contexto, en otros puede ser un sinsentido. Tan importante es que un truco retórico común, aunque deshonesto, es la cita de frases fuera de contexto”.
Una vez dicho por él mismo que un truco retórico deshonesto es citar frases fuera de contexto, trascribamos aquí el fragmento de donde es tomada la frase de Lacan:
“[el psicoanálisis] es una práctica que, dure lo que dure, es una práctica de charlatanería (bavardage). Ninguna charlatanería carece de riesgos. Ya la palabra charlatanería implica algo. Lo que implica está suficientemente dicho por la palabra charlatanería, lo que quiere decir que no hay más que frases, es decir lo que se llama "las proposiciones" que implican consecuencias, las palabras también. La charlatanería lleva la palabra al rango de babear (baver) o de espurrear, la reduce a la suerte de salpicadura (éclaboussement) que resulta de eso”
Resulta obvio que el psicoanalista francés utiliza “bavardage” (charlatenería) en este contexto, bajo el entendido de práctica que se basa en la charla, pues “no hay más que frases”. Pero dicha afirmación, tomada de manera aislada, hace decir lo que Mario Bunge busca.
Así pues, hubiese sido conveniente que el autor del citado diccionario debió haber incorporado otro término en su libro, el de Ouroboros: “Símbolo de origen egipcio que presenta una serpiente que muerde su propia cola. En el campo teórico sirve para designar aquellos filósofos que implementando sus propios argumentos se pueden refutar.
Emilio escribió:.Lacan nos permite construir una explicación sobre la dinámica de ese placer extraño que habita a todo sujeto. Dice que lo nuevo en Freud fue avanzar más allá de la ética del soberano bien y de lo útil, hacia la apertura de un nuevo campo. Freud ubica el goce en una situación de dificultad del sujeto con su verdad. Le adiciona a la barrera del bien el problema de la verdad de cada sujeto. A la verdad le da la dimensión estética y a lo bello lo llena de luz. La verdad es lo bello y no lo bueno. Y el sujeto se encuentra primero
problematizado con la prohibición, como efecto de lo estético. "El bien no es la sola barrera, la verdad, la única barrera que nos separa del campo central". No se trata de obtener un placer con el goce, sino de buscar sufriendo, una verdad con aquello que hace daño. Esa búsqueda repetida en infinito de la verdad es siempre infructuosa: "La verdadera barrera que detiene al sujeto ante el campo innombrable del deseo radical, en tanto que es el campo de la destrucción absoluta, de la destrucción más allá de la putrefacción, es propiamente hablando, el fenómeno estético en la medida en que es identificable con la experiencia de lo bello" .En esa reflexión: Existe en el sujeto un deseo radical y ese deseo radical está en el campo de la destrucción absoluta del otro, más allá de la putrefacción. Luego, toda esta experiencia del deseo radical la va a relacionar con lo bello. ¿De qué manera? Lo hace al ubicar la verdad en el lugar de lo bello y lo bello en el campo de la destrucción. Estas reflexiones nos permiten proponer un silogismo:
Sinembargo podemos contemplar como Mario Bunge, filósofo y físico argentino recientemente fallecido desmitifica a este sujeto en su Diccionario de filosofía (Siglo XXI, 2005) Mario Bunge acuña neologismos malintencionados para desprestigiar a aquellas corrientes filosóficas o teóricas con las que no comulga (chatarra filosófica, para utilizar un término de él). Como es su costumbre esgrime argumentos venenosos en contra de la filosofía lingüística, el marxismo… y el psicoanálisis.
Es sumamente llamativo encontrar que aquellos términos con los que él trabaja y considera correctos, están definidos en términos bastante serios, sin embargo casi la mitad de su libro está dedicado a ironizar sobre lo que le desagrada.
Uno de los términos que considera digno de ser mencionado en su reducido vocabulario, es Charlacanismo que lo define como “género literario introducido por el psicoanalista frances Jacques Lacan, quien admitió que el psicoanálisis no es ciencia sino "l´art du bavardage"”. Con esta definición, de pretensiones humorísticas, intenta vincular al psicoanálisis lacaniano con la charlatanería.
Uno de los términos que maneja Bunge “seriamente” es Contexto que lo define como “cualquier dominio o universo del discurso al que pertenece un determinado elemento o en el que está inserto… La indicación del contexto es importante, pues aunque un constructo puede tener sentido en un contexto, en otros puede ser un sinsentido. Tan importante es que un truco retórico común, aunque deshonesto, es la cita de frases fuera de contexto”.
Una vez dicho por él mismo que un truco retórico deshonesto es citar frases fuera de contexto, trascribamos aquí el fragmento de donde es tomada la frase de Lacan:
“[el psicoanálisis] es una práctica que, dure lo que dure, es una práctica de charlatanería (bavardage). Ninguna charlatanería carece de riesgos. Ya la palabra charlatanería implica algo. Lo que implica está suficientemente dicho por la palabra charlatanería, lo que quiere decir que no hay más que frases, es decir lo que se llama "las proposiciones" que implican consecuencias, las palabras también. La charlatanería lleva la palabra al rango de babear (baver) o de espurrear, la reduce a la suerte de salpicadura (éclaboussement) que resulta de eso”
Resulta obvio que el psicoanalista francés utiliza “bavardage” (charlatenería) en este contexto, bajo el entendido de práctica que se basa en la charla, pues “no hay más que frases”. Pero dicha afirmación, tomada de manera aislada, hace decir lo que Mario Bunge busca.
Así pues, hubiese sido conveniente que el autor del citado diccionario debió haber incorporado otro término en su libro, el de Ouroboros: “Símbolo de origen egipcio que presenta una serpiente que muerde su propia cola. En el campo teórico sirve para designar aquellos filósofos que implementando sus propios argumentos se pueden refutar.
#33
Participar en los foros es un derecho inherente de cada participante y, cada cual tiene la libertad de hacerlo, observando no obstante las normas de obligado cumplimiento. Por cierto, me interesa y mucho, sobre todo el apartado que tiene que ver con el psicoanálisis...
Emilio escribió:Por último, si no te interesa el enfoque de este debate, es mejor que no participes.
Participar en los foros es un derecho inherente de cada participante y, cada cual tiene la libertad de hacerlo, observando no obstante las normas de obligado cumplimiento. Por cierto, me interesa y mucho, sobre todo el apartado que tiene que ver con el psicoanálisis...
Bluesman escribió:Emilio escribió:
Por último, si no te interesa el enfoque de este debate, es mejor que no participes.
Participar en los foros es un derecho inherente de cada participante y, cada cual tiene la libertad de hacerlo, observando no obstante las normas de obligado cumplimiento. Por cierto, me interesa y mucho, sobre todo el apartado que tiene que ver con el psicoanálisis...
Por supuesto, tienes todo el derecho, solo dije que "es mejor que no participes" por las razones que he expuesto. Si te interesa el psicoanálisis (aunque sea para desacreditarlo) adelante. Demuestra una teoría ajena al psicoanálisis, de la relación del joven Fritz, el futuro filósofo con su padre, el pastor protestante Karl Ludwig Nietzsche y con su madre, Franciska Oehler y el efecto de la muerte del primero y del hermano de Fritz a tan corta edad sin tener en cuenta ni el Edipo ni el complejo de Caín. Y,ese remordimiento que Nietzsche negaría toda su vida, sobre todo cuando llega la idea del superhombre, un ser libre de la culpa y de cualquier coerción ajena a él, ya sea impuesta por la moral o por otros imperativos culturales y a quien mueve el acopio de fuerza y voluntad de poder, de creación y de libertad e independencia. Pero el germen de la idea del Superhombre aún está lejos del joven Nietzsche, cuando en Pforta, se nutre de Hölderlin, un poeta revolucionario que se rebela contra l´Ancien Regime, y cuyos ideales democrático-burgueses están más en consonancia con la realidad de la procedencia familiar de Nietzsche. El futuro filósofo es aún, en la época de Pforta, un nacionalista,
La otra gran influencia en la época de Pforta fue Lord Byron. Nietzsche es, al final de su adolescencia, un seguidor de los románticos.
"Su actitud se debe mucho a ellos; es la del anarquismo aristocrático, como la de Byron, y se sorprende uno al verle admirando a éste. Intenta dos series de valores que no armonizan fácilmente: por un lado, le gustan la rudeza, la guerra y el orgullo aristocrático; por otro lado, ama la filosofía, la literatura y las artes, especialmente la música. Históricamente estos valores coexistieron en el Renacimiento; el Papa Julio II, peleando por Bolonia y empleando a Miguel Angel, podía tomarse como la clase de hombre que Nietzsche hubiera deseado ver gobernando a los pueblos". (Beltrand Russell. Historia de la Filosofía. Pag. 816. Ed. RBA )
¿Qué hace a Lord Byron acreedor al título de superhombre a los ojos de Nietzsche? Lord Byron vivió su vida tal como se cuenta una historia. Se convirtió en poeta de su vida en un sentido eminente, y en su círculo mágico transformó a los hombres en figuras de novela. Nietzsche admira en Lord Byron esta escenificación de la vida y su transformación en obra de arte. El joven Nietzsche, que en el escenario interior de los diarios quiere conferir significación a la propia vida , admira a aquellos genios que supieron convertirse en dramaturgos, en autores de su propia vida, no solo hacia dentro, sino también para el público.Puesto que Lord Byron vivió de tal manera que los otros podían contar historias de su vida, él mismo estaba cargado de historia. Partiendo de estas premisas, hay también otras figuras que también están cargadas de historia. Una de ellas es Napoleón III, acerca del cual compone un tratado a los dieciseis años. En su composición del año 1862 el joven Nietzsche desarrolla el pensamiento de que Napoleón supo percibir con la seguridad de un sonámbulo los deseos y las fantasías del pueblo, dándoles respuesta; y así sus audaces golpes de estado tenían que "presentarse como la voluntad de la nación entera". En esta composición no se ve con plena claridad si la persona descrita no es más bien Napoleón I. En todo caso Nietzsche afirma que también Napoleón III transmitió esa irradiación a los dominados, como si lo elegido por ellos mismos fuera un destino de la historia. En estas figuras, en cuyo interior le agrada sentirse el joven Nietzsche,se trata del poder oculto de la impotencia en el caso de Hölderlin, de la capacidad artística en torno a la vida en Lord Byron y de la magia del poder político en Napoleleón III. En los tres casos poder es la afirmación de sí mismo en el círculo de acción del destino.
"Su actitud se debe mucho a ellos; es la del anarquismo aristocrático, como la de Byron, y se sorprende uno al verle admirando a éste. Intenta dos series de valores que no armonizan fácilmente: por un lado, le gustan la rudeza, la guerra y el orgullo aristocrático; por otro lado, ama la filosofía, la literatura y las artes, especialmente la música. Históricamente estos valores coexistieron en el Renacimiento; el Papa Julio II, peleando por Bolonia y empleando a Miguel Angel, podía tomarse como la clase de hombre que Nietzsche hubiera deseado ver gobernando a los pueblos". (Beltrand Russell. Historia de la Filosofía. Pag. 816. Ed. RBA )
¿Qué hace a Lord Byron acreedor al título de superhombre a los ojos de Nietzsche? Lord Byron vivió su vida tal como se cuenta una historia. Se convirtió en poeta de su vida en un sentido eminente, y en su círculo mágico transformó a los hombres en figuras de novela. Nietzsche admira en Lord Byron esta escenificación de la vida y su transformación en obra de arte. El joven Nietzsche, que en el escenario interior de los diarios quiere conferir significación a la propia vida , admira a aquellos genios que supieron convertirse en dramaturgos, en autores de su propia vida, no solo hacia dentro, sino también para el público.Puesto que Lord Byron vivió de tal manera que los otros podían contar historias de su vida, él mismo estaba cargado de historia. Partiendo de estas premisas, hay también otras figuras que también están cargadas de historia. Una de ellas es Napoleón III, acerca del cual compone un tratado a los dieciseis años. En su composición del año 1862 el joven Nietzsche desarrolla el pensamiento de que Napoleón supo percibir con la seguridad de un sonámbulo los deseos y las fantasías del pueblo, dándoles respuesta; y así sus audaces golpes de estado tenían que "presentarse como la voluntad de la nación entera". En esta composición no se ve con plena claridad si la persona descrita no es más bien Napoleón I. En todo caso Nietzsche afirma que también Napoleón III transmitió esa irradiación a los dominados, como si lo elegido por ellos mismos fuera un destino de la historia. En estas figuras, en cuyo interior le agrada sentirse el joven Nietzsche,se trata del poder oculto de la impotencia en el caso de Hölderlin, de la capacidad artística en torno a la vida en Lord Byron y de la magia del poder político en Napoleleón III. En los tres casos poder es la afirmación de sí mismo en el círculo de acción del destino.
En las vacaciones de Pascua de 1862 Nietzsche escribe un tratado titulado Destino e historia, que le parece tan audaz que llega a infundirle miedo. Tiene el sentimiento de moverse en un "océano inmenso de ideas", sin brújula ni guía, lo cual es una necedad y una perdición en el caso de "cabezas no desarrolladas", Pero él no se cuenta entre ellas; quiere afianzar los resultados de su "cavilación juvenil", de tal manera que "no lo arrastren las tormentas". Crea una atmósfera altamente dramática en un escenario de la imaginación antes de arrojar con violencia sus pensamientos, que giran en torno a la pregunta: ¿Cómo cambia la imagen del mundo si no hay ningún Dios, ninguna inmortalidad, ningún Espíritu Santo y ninguna inspiración divina, si la fe milenaria descansa en fantasías, si a lo largo de un tiempo tan largo los hombres "se han guiado por un espejismo". ¿Qué realidad puede haber una vez sustraídas las fantasías religiosas? El alumno de Pforta tiembla de valentía cuando formula esta pregunta, y se da a sí mismo la respuesta: queda la naturaleza en el sentido de las ciencias naturales, un universo penetrado por leyes; y queda la historia como sucesión de acontecimientos donde actúan la causalidad y la casualidad, sin ningún fin en el conjunto que podamos conocer. Pues Dios era el trasunto del sentido y finalidad, de modo que, si desaparece, palidecen también el sentido y el fin en la naturaleza y en la historia. Nietzsche no quiere renunciar al sentido y a la finalidad; por tanto, queda descartada la primera alternativa. Ahora bien, no está dispuesto a aceptar el sentido y el fin como previamente dados; los considera más bien como encomendados a nosotros. No se apoya en aceptaciones creyentes, sino en producciones entusiastas. En su tratado, el joven Nietzsche tantea por primera vez la voluntad de incremento de la vida como una especie de transcender inmanente. Ya no está en juego un sentimiento piadoso que mira a un más allá, sino una pasión por la configuración creativa de la vida.
#51
Ya parece que nos vamos suavizando...
Desde cuando alguien tiene razones personales, sean las que fueren, para decirle a otro participante que deje de intervenir en un foro...? Mírate las normas, que no lo habras hecho y, evitaremos problemas y malos entendidos...
Dicho lo cual, ahora sí, vamos al asunto:
Sinceramente tú crees que yo desacredito al pasicoanálisis...?, no hombre no; yo no soy nadie para hacer tal observación, pero tú sí parece que lo fueras, afirmando frases como que: el psicoanálisis es un pilar fundamental de la Psicología; ah si...?, no será de la psicología científica del siglo XXI.
Para desmantelar en un "pis pas" todo esto del psicoanálisis están otros, de la talla de Bunge o Assagioli y, un largo etc. que tú conoces sobradamente y no especialmente para desacreditar, sino, más bien para decirle al mundo que, la farsa del psicoanálisis terminó a finales de la decáda del 60´. A quien queremos engañar a estas alturas...?, y más en un foro, por favor.
Estáte tranquilo, este es mi último post, no voy a seguir desperdiciando mi tiempo en refutar algo que toda la humanidad sabe y conoce...No soy de poner tochos aquí, que no haya quien se los lea, como alguno. Toda la información de la gran farsa y tomadura de pelo del psicoanálisis, está en internet, afortunadamente ya no hay que consultar libros.
Según la Comunidad Internacional experta en temas de Psicología sostiene y, es un hecho cultural y veraz que, el psicoanálisis solo tiene auge en Argentina, como no podía ser de otra manera y, de pasada en Francia por aquello de que Lacan era un hijo suyo pero, nada más...punto y final.
Aquí concluyo mi incursión en este hilo, solo quise poner de manifiesto que, sobrevalorar el método psicoanálitico, carece ya de sentido en el año 2020 de nuestra era. "Una mentira porque se repita hasta la saciedad, nunca se convierte en la verdad".
Saludos cordiales!!
Emilio escribió:Por supuesto, tienes todo el derecho, solo dije que "es mejor que no participes" por las razones que he expuesto. Si te interesa el psicoanálisis (aunque sea para desacreditarlo) adelante.
Ya parece que nos vamos suavizando...
Desde cuando alguien tiene razones personales, sean las que fueren, para decirle a otro participante que deje de intervenir en un foro...? Mírate las normas, que no lo habras hecho y, evitaremos problemas y malos entendidos...
Dicho lo cual, ahora sí, vamos al asunto:
Sinceramente tú crees que yo desacredito al pasicoanálisis...?, no hombre no; yo no soy nadie para hacer tal observación, pero tú sí parece que lo fueras, afirmando frases como que: el psicoanálisis es un pilar fundamental de la Psicología; ah si...?, no será de la psicología científica del siglo XXI.
Para desmantelar en un "pis pas" todo esto del psicoanálisis están otros, de la talla de Bunge o Assagioli y, un largo etc. que tú conoces sobradamente y no especialmente para desacreditar, sino, más bien para decirle al mundo que, la farsa del psicoanálisis terminó a finales de la decáda del 60´. A quien queremos engañar a estas alturas...?, y más en un foro, por favor.
Estáte tranquilo, este es mi último post, no voy a seguir desperdiciando mi tiempo en refutar algo que toda la humanidad sabe y conoce...No soy de poner tochos aquí, que no haya quien se los lea, como alguno. Toda la información de la gran farsa y tomadura de pelo del psicoanálisis, está en internet, afortunadamente ya no hay que consultar libros.
Según la Comunidad Internacional experta en temas de Psicología sostiene y, es un hecho cultural y veraz que, el psicoanálisis solo tiene auge en Argentina, como no podía ser de otra manera y, de pasada en Francia por aquello de que Lacan era un hijo suyo pero, nada más...punto y final.
Aquí concluyo mi incursión en este hilo, solo quise poner de manifiesto que, sobrevalorar el método psicoanálitico, carece ya de sentido en el año 2020 de nuestra era. "Una mentira porque se repita hasta la saciedad, nunca se convierte en la verdad".
Saludos cordiales!!
Sólo por aportar una valoración personal, decir que, para muchos, era casi tan importante el qué decía, el amigo Nietzsche, y el cómo lo decía. A mi me atrapó su discurso, pero también su retórica, el humor retorcido, y el amor que profesaba por el ser humano, en la capacidad inmensa que tiene de superar los obstáculos, y de tropezar con la misma piedra una y otra vez...
Serjeick escribió:el amor que profesaba por el ser humano
Sobre eso hay mucho que debatir.
Profesaba admiración por Alejandro Magno, Julio César, Maquiavelo, César Borgia, Napoleón...Pero despreciaba todo lo débil representado por los filósofos de la filosofía "moral", Sócrates, Platón, los estoicos, Kant, Spinoza...así como a una larga lista de "seres inferiores": cristianos, sacerdotes, demócratas, parias del Código de Manu, socialistas, mujeres, feministas, anarquistas y "el pueblo" (el vulgo) en general, etc. Nietzsche odiaba la modernidad, pues la consideraba una degeneración que procedía de los valores morales socráticos y judeocristianos.
#55 La dimensión psicoanálítica sólo era un aspecto, una pincelada, un punto de vista, y de partida, sobre el tema de este debate, que es el progresivo aislamiento y empecinamiento de Nietzsche. Se trataba de aportar qué es lo que el psicoanálisis tendría que decir sobre la ruptura de Nietzsche con algo fundamental de sus padres y del resto de su familia, la fe: cómo en el proceso de individuación , Nietzsche destruye los puentes que le unen a una tradición de pastores protestantes, que provocará un gran shock en su madre.
En realidad Nietzsche sólo tuvo una idea en toda su vida: la destrucción de la moral, al dejar de creer en la existencia de Dios, todo está permitido y se dedicó a hacer una apología de la fuerza y la viluntad de poder. Pero tal apología no la aplicó en sí mismo, sino que todo quedó en lo teórico de sus obra, y toda su vida fue un hombre corriente, con una vida bastante mediocre.
En realidad Nietzsche sólo tuvo una idea en toda su vida: la destrucción de la moral, al dejar de creer en la existencia de Dios, todo está permitido y se dedicó a hacer una apología de la fuerza y la viluntad de poder. Pero tal apología no la aplicó en sí mismo, sino que todo quedó en lo teórico de sus obra, y toda su vida fue un hombre corriente, con una vida bastante mediocre.
#55 Abandoné este hilo porque hubo un gran malentendido. En ese momento me pareció que no valía la pena desenredar esa madeja y opté por un silencio menos altanero que digno ante una actitud despreciativa y despótica.Pero hoy he decidido continuar, aunque alguien pueda opinar que "no soy de poner tochos aquí, que no haya quien se los lea, como alguno. (por cierto, hay un usuario que siempre recalca que poner, ponen las gallinas; este verbo tan polisémico, tan comodín denota o poca instrucción en dialéctica o una evidente pereza discursiva: yo no "pongo tochos" sino que aporto un discurso sobre la evolución de la vida y las ideas de Nietzsche).
Este hilo no va de "Psicoanàlisis de Nietzsche",ni de lo anacrónico y superado de las distintas escuelas psicoanalíticas.
Este hilo va de desentrañar la evolución filosófica y vital de Nietzsche.
Y ahora quiero hacer un paréntesis para afirmar que coincido con Nietzsche en algunas cosas-pero no en todo- por ejemplo cuando afirma que todo filósofo es un psicólogo.
Y, por supuesto, quiero remarcar que Freud, Nietzsche y Marx son llamados los pensadores de la sospecha. Por algo será, en cada uno de los tres casos.
Este hilo no va de "Psicoanàlisis de Nietzsche",ni de lo anacrónico y superado de las distintas escuelas psicoanalíticas.
Este hilo va de desentrañar la evolución filosófica y vital de Nietzsche.
Y ahora quiero hacer un paréntesis para afirmar que coincido con Nietzsche en algunas cosas-pero no en todo- por ejemplo cuando afirma que todo filósofo es un psicólogo.
Y, por supuesto, quiero remarcar que Freud, Nietzsche y Marx son llamados los pensadores de la sospecha. Por algo será, en cada uno de los tres casos.
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