#542 #543 Yo al menos con los adictos con los que he trabajado la recompensa siempre es real, es decir, el consumir aunque sea un poco les trae de nuevo el estado alterado (o sencillamente el estado "normal" dependiendo del grado de adicción y de tolerancia a la sustancia que han desarrollado) y ese estado es la recompensa, pero tienen que tenerla y además que se combine con alguna experiencia placentera (relaciones sexuales, fiestas con los amigos de las que tienen buenos recuerdos, momentos de euforia que les marcan mucho como un enfrentamiento violento en el que "ganan", etc). En el caso de ludópatas, la ludopatía de la gente con los que he trabajado no se basaba en "la promesa de ganar" únicamente, tenían que haber ganado alguna vez aunque fuera poco y haber notado la adrenalina y todas las reacciones químicas relacionadas para añorar de nuevo ese cúmulo de sensaciones a pesar de que en las siguientes 20 partidas perdieran, de hecho las casas de apuestas tienen ahí su ardid, alguna vez ganarás pero no mucho y a fin de cuentas la banca siempre ganará más, es el principio básico de esos negocios.
Digo esto porque me cuesta extrapolarlo de manera concluyente a las relaciones político sociales en las que nunca realmente se llega a ganar. Sí, hay una esperanza de ganar, pero si no has ganado nunca no es una adicción, yo lo veo más relacionado con la creencia religiosa, no has visto nunca a dios pero esperas fervorosamente que exista para que te salve.
Creo que ese recuerdo se alojó más bien como una frustración bastante potente.
Partida que ganas, monedas que caen, y te las gastas seguidamente. Esa es la vida de un ludópata. También tienen sus pequeños momentos ganadores en las cortes catalanas, cada vez que los políticos separatistas votan cualquier cosa que, días después, el tribunal de turno echa abajo.
#545
Es complicado de extrapolar. No obstante las adicciones conductuales son un fenómeno relatívamente reciente y no tan investigado como las tradicionales.
Aunque como individuo dentro del grupo no se consiga nada, la misma pertenencia grupal podría ser fuente de placer.
Los religiosos pueden llegar a ser adictos potenciales. Fanáticos peligrisos. El problema tal vez es que estoy mezclando dos paradigmas aparentemente distintos: condicionamiento operante por un lado y procesos psicosociales de corte más TCC por otro.
#547
Hubiese tenido que desencadenar un proceso de extinción de la conducta pero no se presentó lo bastantemente repetido como para producir efecto. O eso diría Skinner!
#550 Sin dudarlo. Es más, creo que la pérdida alimenta la adicción, no así la ganancia. Si se ganara continuamente creo que no habría adicción. La ansiedad se genera ante la pérdida. La ganancia la minora.
El caso es que el futuro adicto empieza consumiendo por placer y posteriormente lo hace para evitar el terrible malestar que padece al no ir "puesto".
Las subidas son cada vez menos placenteras y las bajadas más demoledoras. Necesita la droga para no sufrir en lugar de necesitarla con fines recreativos.
Pero no todos los consumidores (de información e ideas en este caso) presentarían el mismo umbral de tolerancia.