No sé si por aquí habréis tenido el mismo problema de "frikismo" que yo: querer probar todo lo que se mueve y al final dejar el ordenador hecho unos zorros. Por mucho que desinstales lo que no te gusta, siempre quedan residuos, archivos raros, conflictos entre programas... (bueno, a mí me pasa, pero ya he dicho que yo soy un fanático de probar todo lo que cae a mi alcance).
Lo ideal sería poder probar los plugins o programas que quisiéramos (de audio o de lo que sea) con la garantía de que, si no nos gusta, pudiésemos borrar/desinstalar el software sin ningún problema posterior.
Para eso hay unos programas de "congelación" del disco duro. Me explico para los que no sepan lo que es. Este tipo de programas, lo que hacen es permitirte trabajar con absoluta y total normalidad, pero al apagar el ordenador, todo lo que hayas hecho desaparece, o sea, es como si no hubieras llegado a encender el ordenador. Por ejemplo, puedes borrar iconos del escritorio, instalar o desisntalar programas, crear documentos, acutalizar el SO o el antivirus... Sea lo que sea lo que hagas, al apagar y volver a encender, será como si no lo hubieras hecho.
La gran ventaja de esto es que puedes probar de todo, instalar programas, sin preocuparte de las consecuencias, borrar archivos, desinstalar, descargar desde sitios "sospechosos"... Al reiniciar, todo volverá a estar como antes de "trastear". Lo mejor, para mí, es instalar el SO, todos los programas que queramos, y que consideremos seguros, y después, instalar uno de estos programas "congeladores". A partir de ahí, siempre tendremos nuestro SO y programas como el primer día.
Los inconvenientes:
Debes tener dos discos duros, uno con el SO y los programas, y un segundo (que mantendremos sin activar en el programa "congelador) donde guardar la información que queremos conservar. Recordemos que, si por ejemplo, hemos abierto un documento de texto y hemos escrito en el la fórmula de la fusión fría en cuatrocientas ochenta páginas, cuando reiniciemos, lo habremos perdido sin posibilidad de recuperación. Esto se soluciona guardando lo que queramos conservar en el segundo disco duro (o bien, una partición a tal efecto). Ese segundo disco duro puede ser, naturalmente, un disco externo, un pendrive "gordote" o similar.
Otro inconveniente, más quizás una molestia, es que, cuando queramos instalar algo y que quede, o bajar una actualización, o cualquier otro cambio que queramos que sea definitivo, debemos encender el PC, desactivar el programa "congelador", reiniciar, instalar la actualización del SO, el programa (o desinstalar), volver a activar el congelador, y volver a reiniciar.
En definitiva, puede parecer algo lioso, sobre todo al principio, pero yo llevo usando este sistema desde hace años, y os aseguro que cuando te acostumbras a él (tampoco cuesta tanto), es una maravilla para los que nos gusta "trastear" y seguir con el ordenador como una patena.