Reflexión sobre la realidad orquestal

vagar
#1 por vagar el 19/05/2014
UNA EXPERIENCIA INTERESANTE

Ayer asistí a una representación de la ópera "La Bohème" de Puccini que me suscitó algunas reflexiones interesantes sobre orquestación e interpretación en directo. Me acordé de este foro y decidí poner estas reflexiones por escrito, a ver qué os parecen.

La ópera estaba representada por la compañía "Ópera de Madrid", que acomete el quijotesco proyecto de crear una temporada lírica estable en esta época y en este país. Es una compañía privada, no sé si recibirán algún tipo de ayuda institucional o corporativa en forma de subvención o patrocinio. Supongo que no, porque en el folleto que nos entregaron a la entrada no había más logotipo que el de la promotora del evento.

Representar una temporada de ópera no es moco de pavo: hace falta una orquesta medianita, un elenco vocal amplio que permita rotaciones, técnicos, etc. En el caso de los músicos hay que entender que para representar una ópera con la calidad suficiente como para que el público pague entre 25 y 40 € de entrada y no tire tomates hay que contar con profesionales medianamente formados, minimísimo 10 años de carrera por cabeza. Había unos 30 y pico músicos en la orquesta y unos 20 cantantes. Calculo que ayer domingo estaríamos unos 300 espectadores, algo más de la mitad del aforo, no está mal teniendo en cuenta que a 200 metros del teatro los aficionados del Atleti estaban celebrando la liga en Neptuno. Las cuentas tienen que ir bastante ajustadas y está claro que hay mucha más vocación que negocio detrás. Espero que les vaya bien y puedan sacar el proyecto adelante.

Cuento un poco la situación de la compañía porque el tema financiero es relevante para el tema de la orquestación, ahora iremos viendo por qué.

ORQUESTACIÓN EN TEATRO MUSICAL

Podéis conseguir la muy recomendable partitura completa de "La Bohème" en IMSLP. La orquestación es la siguiente, copiada de wikipedia:

woodwind: 2 flutes, piccolo, 2 oboes, cor anglais, 2 clarinets in A and B flat, bass clarinet in A and B flat, 2 bassoons
brass: 4 horns in F, 3 trumpets in F, 3 trombones, bass trombone
percussion: timpani, snare drum, triangle, cymbals, bass drum, xylophone, glockenspiel, chimes
strings: harp, violins I, II, viola, cello, double bass

Además, en un alarde de ambientación musical, en el segundo acto se escucha una banda militar de fondo. Así que la partitura añade una banda de 4 flautas, 6 trompetas y 6 tambores en el palco del teatro.

No se especifica cuántos instrumentistas de cuerda hacen falta. La forma de calcularlo a ojo de buen cubero viene a ser 4 primeros violines por cada viento, e ir quitando un atril según se va bajando de registro. Como los vientos van en secciones de tres, eso significa 12 Vl I, 10 Vl II, 8 Vla, 6 Vc, 4 Cb. Así se consigue grosso modo un equilibrio dinámico suficientemente adaptable entre las distintas secciones. Pero esto es una estimación, luego la realidad acústica o financiera imponen sus propias restricciones.

Así que nos encontramos con una plantilla de 3+3+3+2 maderas, 4+3+4 metales, 3 percusionistas, arpa y 12+10+8+6+4 cuerdas. 66 músicos, si he sumado bien, a los que hay que añadir en este caso los 16 de la banda militar.

La ópera o el teatro musical añade además otra consideración: el público tiene que poder oír a los cantantes por encima de los 66 músicos de la orquesta. Aquí aparece la primera técnica de ingeniería de sonido acústica: en un teatro de ópera el escenario suele estar elevado y la orquesta metida en un foso delante del escenario.

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Uno podría pensar en otras disposiciones, como poner a la orquesta detrás del escenario, pero la tradicional es la ideal por muchas razones: el público puede también observar a la orquesta y recibir su sonido de forma bastante directa, para poder apreciar bien las partes puramente instrumentales, los cantantes reciben mejor las indicaciones del director y la "monitorización" del sonido de la orquesta si ésta está delante, etc.

Aquí viene el trabajo de "ingeniero de sonido" que tienen que hacer primero el compositor y luego el director. El compositor ajustando bien en cada momento la densidad instrumental, los registros, las indicaciones de dinámica, los timbres (técnicas, articulaciones, sordinas...): faders y EQ de papel. El director ajustando la interpretación a la plantilla, la acústica y la distribución del teatro, las condiciones de los cantantes: faders, EQ y reverb de batuta.

El lugar en el que se desarrolla la interpretación es fundamental. Por ejemplo, en esta versión de concierto Don Karajan puede disponer de toda su orquesta sinfónica completa, típicamente con 16+14+12+10+8 = 60 cuerdas en lugar de las 40 que hemos calculado para orquesta de 3 pitos, ya que la amplitud del auditorio lo permite y Doña Freni puede situarse delante de la orquesta.




LA PELA ES LA PELA

En el caso de la interpretación a la que asistí el factor financiero se manifestaba con toda su inevitable crudeza:

- Las secciones de viento estaban reducidas en uno o dos miembros, con su consecuente efecto en las cuerdas. Si no conté mal, eran: 2 Fl, 2 Ob, 2 Cl, 2 Fg, 3 Cor, 2 Tp, 2 Tb, 1 Arpa, 3 Perc, 5 Vl I, 3 Vl II, 3 Vla, 3 Vc, 2 Cb. Unos 35 intérpretes, en vez de los 66 ideales. Las maderas doblaban instrumentos como el flautín o el clarinete bajo. Pero inevitablemente se pierden voces de la partitura original, aunque un buen arreglista puede elegir el mejor "algoritmo de robo de voces" para compensar la falta de polifonía del sinte ;-) . Además la cuerda iba bastante corta, lo que se notaba en algunos pasajes aunque se intentara equilibrar ajustando la dinámica, lo que sólo se puede hacer hasta cierto punto.

- Ese día no había arpista, así que el correpetidor de la compañía (pianista para los ensayos sin orquesta) tuvo que tocar la imprescindible parte de arpa en un piano digital con altavoces (más o menos colaba en el conjunto, pero cuando se quedaba solo Puccini, inspiradísimo orquestador, se agitaba inquieto en su tumba).

- La banda militar del segundo acto era una grabación.

- El teatro Reina Victoria no tiene foso, así que han quitado un par de filas de asientos y la orquesta estaba directamente en el patio de butacas, en una disposición bastante más transversal que longitudinal, por lo que la separación estéreo era bastante amplia :-) . Además, a pesar de estar la orquesta reducida prácticamente a la mitad, la acústica del recinto y su disposición hacía que a los cantantes les costara hacerse oír, especialmente a las sopranos, que tenían voces bonitas pero con proyección insuficiente.

CUALQUIER TIEMPO PASADO

Es interesante comparar las necesidades orquestales de las óperas clásicas (sin llegar a entrar en los mastodontes wagnerianos, que incluyen cosas como 10 tañedores de yunque) con el pragmatismo del musical americano. Si miramos la orquestación de "West Side Story", compuesta por un gran conocedor de la tradición operística europea como Lenny Bernstein, nos encontramos con lo siguiente:

5 Woodwinds
Reed I (Alto Saxophone, Bass Clarinet, Clarinet, Flute, Piccolo)
Reed II (B♭ Clarinet, Bass Clarinet, E♭ Clarinet)
Reed III (B♭ Clarinet, Baritone Saxophone, Bass Clarinet, English Horn, Flute, Oboe, Piccolo, Tenor Saxophone)
Reed IV (Bass Clarinet, Bass Saxophone, Clarinet, Flute, Piccolo, Soprano Sax)
Reed V (Bassoon)
2 Horns in F
3 Trumpets in B♭ (2nd doubling Trumpet in D)
2 Trombones
5 Percussion
Timpani (1 player)
Drums (1 player – Trap Set)
Percussion (3 players – Vibraphone, 4 Pitched Drums, Xylophone, 3 Bongos, 3 Cowbells, Conga, Timbales, Snare Drum, Police Whistle, Gourd, 2 Suspended Cymbals, Castanets, Maracas, Finger Cymbals, Tambourines, Small Maracas, Glockenspiel, Woodblock, Claves, Triangle, Temple Blocks, Chines, Tam-tam, Ratchet, Slide Whistle)
1 Keyboard (Piano, Celesta)
1 Guitar (Electric, Spanish, Mandolin)
7 Violins
4 Celli
1 Bass

En total 31 instrumentistas (al loro con los pitos I, III y IV, abstenerse especialistas).

GRABACIÓN Y DIRECTO

En nuestro mundo moderno de música grabada y reproducible por medios electrónicos nuestra percepción de la música en directo se ve necesariamente afectada.

Por ejemplo, cuando voy a ver una Bohème en directo no puedo evitar llevar en las orejas preconfiguradas por Jussi Björling y Victoria de los Ángeles o por Pavarotti y Freni, que son dos de las grabaciones de referencia. Las comparaciones son inevitables. Una grabación con cantantes, director, orquesta e ingeniero de primera fila me cuesta más o menos lo que una entrada de una representación de provincias (dicho sea lo de "provincias" con todos los respetos y sin ánimo de ofender, como ya he dicho montar una ópera que suene decente requiere la cooperación de una gran cantidad de profesionales de muy alto nivel, y muchísimo amor por la música).

Pero el directo es el directo. Oír a un cantante de ópera a 20 metros de tu asiento llenar con su voz un recinto de 10.000 metros cúbicos sin amplificación o sentirte envuelto por la energía de 60 músicos tocando como si fueran uno es algo que no se puede reproducir a través de unos altavoces.

Como experiencia intermedia es digno mencionar que en los cines Yelmo retransmiten los sábados la temporada de ópera del Metropolitan, pantalla grande y sonido envolvente. A 21 € la entrada me parece un buen puyazo, pero a saber qué cobran los del Met por los derechos de retransmisión.

CONCLUSIÓN: ¿LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN?

Siempre me resulta algo chocante leer en este subforo comentarios sobre el "realismo" de las librerías orquestales. Para mi la "realidad" tiene más que ver con lo que he contado de las limitaciones del recinto o el presupuesto.

Si nos atenemos a lo que es de verdad la realidad, la verdad es que no hay un sonido orquestal estándar de referencia. Tiene que ser raro que las 60 cuerdas de una orquesta sinfónica grande acudan todos a un concierto, siempre habrá alguno que esté pachucho. El sonido que te llega depende de tantas cosas, como el asiento que ocupas, la orquesta a la que estás escuchando, el director, el auditorio, la pieza, el tiempo que han tenido para ensayarla...

Mucha gente de este subforo identifica "orquestal" con "banda sonora". Hay entonces que tener en cuenta que las bandas sonoras, aunque estén tocadas por orquestas reales, van a sonar a través de altavoces, y así están pensadas desde su misma concepción en la partitura. Por lo que, por definición, su sonido no va a ser "real".

Me pregunto entonces hasta qué punto es importante tratar de emular la acústica de un auditorio y una orquesta reales cuando se componen bandas sonoras si, al fin y al cabo, es música que raramente se va a escuchar en esas condiciones: las pocas BSO que son suficientemente populares como para que el público pague una entrada para escucharlas tocadas por una orquesta. Lo normal es que esa música se escuche por altavoces, con el espectador distraído por la imagen y el diálogo.

He asistido a alguna sesión de grabación de bandas sonoras y hablado con los compositores, la música que llevan escrita en la partitura no funcionaría del todo bien en directo tal como está. Si llegara a hacerse meritoria de una interpretación acústica en público habría que ajustar la orquestación para la ocasión.
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Iskra mod
#2 por Iskra el 19/05/2014
Buenísimo el post!! =D> =D> =D>
Me pillas trabajando y no tengo tiempo, esta tarde en casa añado alguna reflexión (cosa difícil porque tu post está redondo).

PD
Qué grande Leonard Bernstein, por cierto... ;) No viene a cuento, pero me gusta recalcarlo siempre que puedo :)
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J.Gabriel Navalón
#3 por J.Gabriel Navalón el 19/05/2014
Muy bien explicado todo, compa!! Genial!! La verdad es aquí en mi ciudad ya he visto a varias compañías utilizar refuerzo de sonido con micros ambiente para compensar la falta de músicos (a nivel de potencia, a nivel armónico como tú habías expuesto he llegado a ver teclados que hacen la función de piano y de refuerzo orquestal) y ... como no, microfonía para potenciar a los cantantes, con sistemas de PA con poca potencia pero que aportan ese refuerzo.

Desde luego, el directo es el directo, y no hay dos conciertos iguales como bien comentas, son un montón de variables las que influyen en ésto y rara vez coinciden todas (acústica de la sala, estado anímico de los músicos, nº de músicos, colocación, nivel de lucidez del director ese día, jejeje).

Fenomenal el post, compa! Un abrazoo! :birras: :birras: :birras: :birras: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas: :plasplas:
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koriolano
#4 por koriolano el 19/05/2014
Muy entretenido e informativo post.

Como comentas, desde luego hay que distinguir entre el sonido orquestal (entiéndase interpretado por una orquesta en vivo) y una banda sonora. Son mundos sonoros muy diferentes desde su concepción: uno está pensado para ser el centro de atención del oyente, el otro para acompañar las imagenes, los diálogos y la acción. Incluso en artes escénicas como la ópera, la música está en el primer plano, junto a la interpretación de los cantantes y el desarrollo de la trama. Pero si en una película la banda sonora ocupa el primer plano en la atención del espectador, eso quiere decir que la película es realmente mala. No se supone que la música sea la protagonista, sino un complemento más del conjunto, al menos en el cine covencional.

Otra diferencia abismal es, como bien dices, el medio de reproducción de la música. La música "orquestal" tradicional está hecha para ser tocada en vivo y, desde luego, no hay nada comparable a eso. Por ese motivo no hay librería orquestal que pueda sonar "real"... porque va a sonar por unos altavoces y punto. Y no hablemos de intentar reproducir los matices interpretativos de 30, 40 o 60 músicos con un teclado y un ordenador.

Yo diría que lo que sucede es que la música de cine no trata de producir música orquestal, sino que utiliza una orquesta para producir música "de banda sonora". Y las librería, a su vez, tratan (por lo menos la mayoría de ellas hoy día) de imitar ese sonido de "banda sonora". Suenan "realistas" cuando consiguen replicar ese objetivo sonoro en cierto grado. Por supuesto, poco tiene esto que ver con lo que es la realidad del sonido orquestal... tan diverso como orquestas y auditorios pueda haber.

En fin, no sé si estas elucubraciones tienen algo que ver con lo que tú expones o me he ido por los cerros de Úbeda, pero desde luego me parece un tema interesante
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vagar
#5 por vagar el 19/05/2014
#2 Lenny fue un músicazo de una completitud y eclecticismo admirables, además de gran comunicador. Todo un personaje.

#3 ¡Gabi, dile al barman que pare, que yo con una birra ya me mareo :babear: ! Interesante y muy pertinente efectivamente lo que dices de incorporar amplificación sutil o sintetizadores como refuerzo del sonido acústico, buen complemento al hilo.

#4 Interesante nick. ¿Por Shakespeare o por Beethoven? Sí, es justo lo que comentas. Lo que quiero decir en mi párrafo final es que da la impresión de que la banda sonora se convierte en la "realidad" a imitar por las librerías, en vez de el sonido sinfónico acústico. Como ejemplo, un sonido de librería que siempre me resulta chocante es el pizzicato de sección de cuerdas. En librería suena que te caes de espaldas, rotundo, unánime. Jamás he oído algo así de una orquesta real, el pizzicato acústico es muchísimo menos impresionante.
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1
koriolano
#6 por koriolano el 19/05/2014
#5
lgarrido escribió:
#4 Interesante nick. ¿Por Shakespeare o por Beethoven?

Por ambos =D>
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igny
#7 por igny el 29/05/2014
Buen tema Igarrido.
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Miguel Ángel
#8 por Miguel Ángel el 11/09/2015
Un gran artículo con unas apreciaciones muy interesantes. Coincido en todo. La música en directo tiene un sonido que no se consigue solo grabando. En la grabación puede haber partes que suenen vacías que posteriormente se pueden rellenar grabando por encima. Chapeau. Un artículo completisimo.
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