Hola amig@s Hispasonic@s,
Tras varias semanas en dique seco, hoy os traigo la última parte del teclado que he terminado de restaurar.
EL KEYBED:
El mayor problema con el que nos solemos encontrar en los keybed, si no están rotos, es la suciedad. Yo esperaba encontrarme el de mi T3 con bastante mugre y, como no podía ser de otra manera, no me defraudó.
Pero antes de empezar con la suciedad, deciros que, una vez desmontado, es importante guardar bien los resortes o ballestas de las teclas para que no se pierdan. Son unas láminas metálicas finas y pequeñas que, si se nos caen al suelo, es fácil que alguna no vuelva a aparecer. Sobre todo si nos da por pasar la aspiradora y acaba dentro de la bolsa del polvo:
Siguiendo con la porquería, a simple vista, el keybed desmontado, no parece estar muy sucio. Fijaos en la foto:
Sin embargo, si nos acercamos un poco, podemos ver la cantidad de suciedad que se puede llegar a acumular entre y bajo nuestras teclas. El chasis estaba lleno de polvo, pelos de alguna mascota que debía tener el anterior dueño, migas de pan y otros restos y la grasa original reseca para que las teclas deslicen suaves:
Por suerte no había óxido en el metal del chasis, por lo que lo único que había que hacer era pasar la aspiradora, un trapito con cuidado y poco más. Recomiendo poner especial atención en retirar totalmente la grasa original. Está reseca y lo único que consigue es hacer que las teclas vayan más pesadas. Hacia el final del proceso y antes de montar las teclas, pondremos grasa nueva.
Tenía intención de cambiar el fieltro pero, como debajo va la cinta del aftertouch, que funciona de maravilla, no quiero arriesgarme a estropearla durante la sustitución. De todos modos, lo único que tiene es que está un pelín amarillenta, pero conserva su textura y, como no se ve cuando el teclado está montado y no está rota, decidí no tocarla.
Con el chasis del keybed limpio y con toda la grasa retirada, lo envolvemos con cuidado para que no se vuelva a ensuciar antes de montarle las teclas de nuevo:
Ahora vamos con las teclas… madre mía qué faenón me ha dado dejarlas como yo quería. Bueno, a modo de resumen os diré que el proceso que he seguido para dejarlas casi como nuevas ha constado de cuatro pasos:
1.- Enjuague
2.- Limpieza
3.- Eliminar arañazos
4.- Pulido/ Abrillantado
He de decir que las teclas no estaban excesivamente mal cuidadas, por lo que no he tenido que utilizar lijas, lo cual es un enorme alivio tal y como algunos de vosotros sabréis.
Pero bueno, empecemos por el principio. Las teclas estaban sucias. Muy pero que muy sucias:
Esa suciedad estaba bien adherida por lo que lo primero que hice fue darle a las teclas un buen baño. Preparé una palangana con jabón neutro y agua tibia y metí las teclas dentro:
Pero la palangana era muy pequeña. Las teclas, una vez desmontadas, ocupan un buen espacio, así que preparé algo más grande:
Menos mal que en casa tenemos dos baños porque si no, el T3 y yo estaríamos durmiendo en la calle desde hace ya algunas semanas, jejejeje. Va, en serio, tuve las teclas en remojo con jabón neutro para bebés durante casi un par de días. Tras dos días en remojo, la mugre salía con facilidad solo con frotarla con un trapo pero, como las teclas tienen recovecos, les hice una limpieza en profundidad. Con un cepillo de dientes eléctrico limpié todos los rincones de las teclas y con bastoncillos de algodón, lo sitios a los que no llegaba el cepillo. Las teclas quedaron inmaculadas.
Pero ahora salía a flote otro de los problemas que suelen aparecer en las teclas con el paso de los años; los arañazos. Como dije al principio, en general estaban bastante bien, pero algunas teclas tenían arañazos que debían tratarse. No eran tan profundos como para necesitar lija, pero lo suficientemente grandes como para que no desapareciesen con un simple pulido. Decidí arriesgarme y probar con una solución que me había funcionado en otras superficies (las pantallas de los primeros ipod, por ejemplo) Se trata del algodón mágico Aladdin. Algún compañero del foro me recomendó no hacerlo por tener derivados del petróleo y por el riesgo de dañar las teclas pero, como sabía dónde conseguir repuestos, decidí probar sólo con una tecla para ver qué pasaba y, oye, mano de santo. En las siguientes fotos os muestro el antes y el después de dos teclas arañadas después de frotar el arañazo durante unos minutos con Aladdin:
Como se puede apreciar, el Aladdin eliminó por completo los arañazos y dejó un brillo intenso en las teclas. En la segunda comparativa se puede ver reflejado hasta el edificio de enfrente, que está a más de 20 metros.
Habiendo comprobado que con este método se eliminaban los arañazos profundos, repasé todas las teclas para quitárselos y dejarlas preparadas para el pulido.
Para pulir las teclas utilicé un pulimento de Titanlux. Traté de buscar uno sin siliconas pero no encontraba nada, así que pregunté a un especialista y me recomendó el que os digo de Titanlux. Me dijo que los libres de Siliconas son únicamente por si luego quieres pintar la superficie pero, dado que yo no iba a pintar las teclas, me llevé el que me recomendó y la verdad es que funcionó genial.
Haciendo caso a Thumitak, compré un disco de pulido de espuma. Lo coloqué en mi taladro y lo anclé a la mesa con un soporte específico para ello tal y como se ve en la foto:
Bendita la hora en la que decidí hacerle caso al compañero y comprar ese disco. Si hubiese tenido que pulir las teclas a mano, seguramente lo hubiese dejado por imposible. El trabajo de pulido es muy tedioso, lento y requiere muchísimo tiempo. Sin este útil hubiese sido un infierno.
La mecánica era siempre la misma. Aplicar un poquito de pulimento en la tecla y, con el taladro a muy bajas revoluciones y con mucho cuidado para que no salpicase en exceso, empezar a pulir y pulir hasta que las teclas quedasen perfectas.
Una vez pulida la tecla, se coge con un paño limpio que no deje pelusa y se abrillanta. Es importante no tocar con la mano la tecla ya pulida. Así evitaremos dejar grasa o pulimento adherido a ella. Las colocamos sobre un papel absorbente, por ejemplo, y las envolvemos sin que se toquen entre sí para evitar que se rayen:
Poco a poco vamos puliendo y guardando las teclas envueltas hasta que llegue el momento de volverlas a colocar. Este proceso me costó muchas horas de trabajo, pero es importante dedicarle este tiempo para que el resultado final sea bueno. No hace falta decir la importancia que tienen las teclas y, que queden bien brillantes, es algo fundamental.
Este es el resultado final tras la limpieza y pulido de teclas:
Llegó el momento de montar de nuevo el keybed. Hay que tener en cuenta que hay que volver a engrasar las teclas. Yo usé grasa de litio, que es la que habitualmente se usa para engrasar piezas de plástico. La descubrí hace años cuando reparaba consolas Playstation 1 y se estropeaban los engranajes de los lectores de CD.
Ponemos una cantidad del tamaño de una nuez pequeña sobre un papel. Poned debajo algún tipo de plástico para no ensuciar la mesa; la grasa atraviesa el papel al cabo de un rato.
Con esa cantidad es suficiente para un teclado de 61 teclas.
NO hay que poner grasa en exceso. Para aplicar la grasa se puede usar un palito fino o un pincel pequeño. Yo usé un bastoncillo de algodón al que le retiré uno de sus extremos. Es importante que se retire bien todo el algodón para que no queden pelusas en la grasa. Las pelusas hacen que la grasa se convierta en una “pasta” que hará que las teclas puedan ir lentas.
Para manipular las teclas, recomiendo usar unos guates de algodón. Así evitaremos dejar grasa en zonas de las teclas a las que luego es difícil o imposible acceder para limpiarlas. También conseguiremos que inicialmente nuestras teclas brillen todas como si fuesen nuevas.
Como decía, se coge una pequeña cantidad de grasa con el palito y se aplica una fina película de ésta en la zona de la tecla que fricciona con las guías negras del bastidor del keybed. No hay que poner en exceso porque con el tiempo, el polvo se mezcla con ese exceso de grasa, creando una especie de “bola de pasta” que, en vez de lubricar, pegará nuestras teclas y las frenará en su retroceso. Esto hay que relativizarlo, no significa que las teclas se vayan a quedar atascadas pero, es cierto que, si hay mucha grasa, al final las teclas no deslizan todo lo bien que podrían. Con una bolita del tamaño de una lenteja hay suficiente para una tecla.
Comenzamos a montar de nuevo las teclas teniendo en cuenta que siempre hay que montar primero las teclas negras ya que, si primero se ponen las blancas, luego las negras no entran.
Con todas las teclas montadas, podemos observar el resultado final del trabajo. Es una gozada ver como brillan y reflejan casi como un espejo.
Ya con el keybed montado de nuevo, solo nos queda envolverlo con cuidado para que no se ensucie hasta que llegue el momento de ensamblar el teclado otra vez. No tengo foto pero bueno, lo envolví con papel de periódico. No tiene mucho misterio.
Bueno, con esto termino por hoy. Lo próximo a lo que me voy a dedicar es a la carcasa del teclado. Eliminar arañazos y marcas, pintarlo y serigrafiarlo. Creo, y digo CREO, que tengo el método definitivo para la serigrafía. No quiero adelantar acontecimientos porque aún he de realizar algunas pruebas. Si salen bien, ya sólo será cuestión de echarle algunas horitas más y finalizarlo. Si sale mal…. Uffffff, no lo quiero ni pensar, jajajajaja.
En fin amig@s hispasónic@s, esto es todo por hoy. Un abrazo a tod@s y gracias por leerme.