Dame cuerda.
#56
En base a una definición humana de inteligencia basada en una adaptación, que muchas veces es cualquier cosa menos adaptación.
¿Por qué una hormiga no está yendo a la Luna cuando consigue colarse en el azucarero de una casa?
Todo ha de girar alrededor del cipote humano que confunde adaptación con destrucción. Evolutivamente hablando, hoy hasta los sapos son más inteligentes, y tendrían más potencial y futuro que nuestra especie sin no compartiesen el planeta con nosotros.
Tal vez hay que rehacer las definiciones, incorporar al concepto, al lenguaje, el sentido de un entendimiento no egocéntrico del entorno.
Que el rebuzno de un burro es una expresión más inteligente que cualquier smartphone 20k con 60 cámaras de fotografía incorporadas que no sirven pa na más allá del consumo monguer, o que cualquier desviación de río que luego provoca riadas inesperadas y mortíferas en pueblos mal situados, está claro. Además, los castores hacen presas desde el pleistoceno.
Evolucionar sería volar con las orejas no con máquinas que contaminan en su construcción, mantenimiento, base, vuelo y reposo eterno. Hay un error en el concepto primordial, y en el mismo lenguaje cipotero.
Pero oye, si esta inteligencia suprema humana, que todo lo puede, lleva a la extinción de la vida en el planeta; que por cierto, es el único lugar hasta el momento donde la hay; quién soy yo para poner en entredicho semejante capacidad omnipotente, cualidad divina o cuesco mental. Qué logro exquisito acabar con el único oasis del universo.
Somos la especie más estúpida o menos inteligente del planeta sin duda alguna.
O no, tal vez deliro y en realidad somos como Heidi o Pipicalzaslargas.