Ritmo e intervalos. ¿Qué es si no la música? Cualquier aproximación a esto es válida siempre y cuando su fin, más allá de la compresion intelectual de esos conceptos, sea interiorizarlos. Pensar en términos teóricos a la hora de manejar intervalos (o ritmos) sería como remitirse a nuestras clases de gramática a la hora de hablar. Obviamente, aunque la educación clásica europea se haya encargado de crear zombies que piensan y predican lo contrario, ambos conceptos existen fuera de cualquier teoría musical. Son, digamos, el hecho físico sobre el que se asientan todas esas teorías.
Existen múltiples enfoques para su enseñanza pero bajo estos subyace un componente psicoacústico que está por encima de todo esto y al que cualquier teoría debería someterse.
El planteamiento que yo empleo es el siguiente: supongo que todos conocemos la serie armónica (tranquilos, no voy a derivar ninguna escala
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. Bien, para cualquier frecuencia fundamental dada, existe una serie de armónicos superiores (ya sabemos: el primero a una octava, el segundo a una quinta de éste, el tercero a una octava del primero... y así sucesivamente). La serie armónica es infinita pero, al ser la intensidad de sus términos decreciente, llega a un punto en el que podemos obviarlos.
Bien, ¿qué pasa cuando superponemos las series de dos notas diferentes? Que todas esas frecuencias se superponen creando una única sonoridad. De este hecho físico se derivan las propiedades del intervalo, ya sea secuencial o simultáneamente. Por tanto, aunque queramos ver un intervalo como la distancia entre las fundamentales de dos notas este hecho sólo es así de manera abstracta. Cuando pulsamos un Do en un piano en realidad éste también está emitiendo un Do', un Sol', un Do'', un Mi''... a intensidades progresivamente menores. Si pulsamos el siguiente Fa también oiremos un Fa', otro Do'' (sí el mismo), un Fa'', un La''. En realidad todas las notas están presentes en cada una (no me digáis que esto es un hecho hermoso
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) pero en distinta proporción.
Este hecho desligable del concepto de intervalo debe, a mi juicio, gobernar cualquier aproximación teórica al concepto. ¿Qué sacamos si establecemos una relación de cualquier nota con los 11 siguientes intervalos? Una tabla de disonancias (que adjunto). Podemos ampliar esta comparación sin límites. Si la establecemos no entre dos notas sino entre dos intervalos obtendríamos que (como podemos sospechar) la menor disonancia se da entre 4 y 7 (tríada mayor), sus inversiones, tríadas menores y sus inversiones, 7 y 12 (quinta y octava), 5 y 12 (cuarta y octava)... Podemos ampliar la comparación a una matriz tridimensional para incluir las cuatríadas... y así sucesivamente.
De este hecho físico se derivan en último término tonalidad, atonalidad, modalidad y todos los términos que empleamos en la teoría de la música. Por tanto cualquier discusión que obvie este hecho está viciada de antemano. Por tanto obviemos tónicas y otros conceptos y centrémonos en las notas que son entes mucho más difusos de lo que algunos obtusos decimonónicos nos quieren hacer ver.
Yo, personalmente, comienzo enseñando auditivamente los intervalos de 4ª, 5ª y 8ª como si fuesen el padrenuestro. Y hasta que un alumno no es capaz de reconocer e interpretar una secuencia cualquiera compuesta por estos intervalos no paso a los siguientes. Obviamente esto es una interpretación muy personal de lo que acabo de exponer pero creo que tiene una lógica aplastante y así lo empleo. El objetivo es introducir esa disonancia progresiva en el subconsciente del alumno e ir abriendo su oído progresivamente a nuevas disonancias.