No diferenciar entre un mp3 de 320 y otro de 256 o incluso uno de 128 kbps no significa que uno tenga mal oído, sino que no le ha enseñado a percibir la diferencia.
Cuando comparamos archivos mp3 para saber cuál suena mejor muchas veces comparamos sin saber dónde y cómo mirar. Por eso mucha gente sigue considerando a 128 kbps como calidad CD.
La principal característica sónica del proceso espectral de la conversión a mp3 es su aproximación a ruido, pero no un ruido estático, como puede ser el ruido de fondo, sino un ruido modulado, el ruido está “insertado” en la señal sonora.
Este ruido modulado se percibe más fácilmente en los sonidos con ataques definidos.
La mejor forma de “ver” lo que hace el mp3 es comparándolo en paralelo con el original e invirtiendo la fase. Esa especie de pasta sonora resultante es la “cicatriz” de la codificación mp3. Subiendo y bajando el volumen del mp3 invertido en fase, y haciendo mutes y solos de los dos archivos iremos conociendo mejor su naturaleza.
En mi opinión, para descubrir diferencias, especialmente a bitrates altos, es mejor fijarse en más de un instrumento a la vez.
Fijarse en un sólo instrumento es caer, casi con seguridad, en las garras del "cocktail party effect": primero escuchamos el wav y nos aprendemos el sonido de ese bombo, ataque y caída. Segundo, pasamos al mp3 y nos fijamos en lo mismo, ataque y caída... y no somos capaces de encontrar una diferencia.
El problema es que si nos aprendemos algo, hacemos un patrón de ello y la mente, gracias a la parte predictiva de este "cocktail party effect" nos lo repite aunque las circunstancias sean peores, es decir, con el ruido modulado del mp3.
Por eso, pienso, que el truco está en fijarse en los "entornos" creados por varios instrumentos más que en los instrumentos propiamente dichos. Un entorno no escribe un patrón en la mente sino un "diálogo entre elementos", y esto, cognitivamente, es muy diferente.
Todo este rollo es únicamente para un análisis objetivo de las diferencias entre wav y mp3. Evidentemente al escuchar sin más un mp3 los mecanismos son diferentes. Si alguien ha estado alguna vez más de un mes hablando un idioma que no domina bien sabrá a lo que me refiero: fatiga.
De todas formas es curioso cómo en un proceso tan agresivo como la conversión a mp3 se suele ser más "indulgente" que por ejemplo a la hora de comparar dos ecualizadores o compresores.
Haciendo null tests de dos ecualizadores nunca se encontrará tanta diferencia como haciendo null test de un mp3 y su original en wav, en cambio, parece haber abismos entre un ecualizador “vulgaris corrientis”, o freeware, y uno de pedigree, o sea, de cientos o miles de euros.
Misterios de la psicoacústica...