Lo de la administración; perdón, lo de algunos (bastantes) trabajadores, muchos imagino que contratados enrocándose, colapsando los servicios muchos meses después de las restricciones duras ¿por? , ¿albergan dudas?, cojonudo, que renuncien a sus trabajos (que muchos para lo que hacen....), no es que me lo hayan contado.
A mí no se me ha muerto ningún viejo; pero ya soy yo casi un viejo.
Los casos comentados de familiares de usuarios, lamentables, claro, se han multiplicado de forma increíble, no es que me los hayan contado; he vivido unos cuantos, no los voy a detallar porque ni debo ni puedo (en alguno de ellos relacionados con el Estado, es que son varios, contaré uno); pero he asistido a un espectáculo vergonzoso que empezó hace bastantes meses al empezar a dejar de coger el teléfono en los centros de salud, de ahí se pasó a que bloqueaban todo y dinamitaban todo, ya no tardabas veinte llamadas para que te cogieran; ni en una semana, no se atendían llamadas, y en la práctica los sistemas no presenciales ni están engrasados, ni funcionan bien y hasta tengo sospechas que han sido boicoteados (SEPE con muchos indicios de trataste precisamente, de ésto respecto a la asistencia sanitaria no tengo constancia).
Yo no he perdido a ningún familiar; pero he salido gravísimamente afectado de toda esta situación, (alguno, contados con los dedos de una mano, conoce una parte de los asuntos y conoce sólo una parte) y no exagero nada con el uso del superlativo:; pero hay mucho mierda al que no le voy a dar el placer de los detalles.
Son varios asuntos que se ven agravados por la pandemia o directamente condicionados.
Se que para el sector relacionado con la temática de nuestra comunidad ha sido una puta mierda, que va a tardarse mucho en recuperar cierta normalidad en una actividad ya de por si precaria (aunque eso, en realidad afecta a una parte de los usuarios, la mayoría aquí es aficionada en grado de curiosidad, diletancia, regreso o principio de actividad, lo cual tampoco acaba de restarle relevancia pues eso acaba desembocando en pérdidas para los principales actores de la actividad, particularmente devastador ha sido todo esto para autónomos relacionados con el espectáculo, algunos, bastantes, han tenido que recurrir al auxilio familiar, que en España venía ya con la teta seca desde el 2009.
Durante el tiempo que ha durado hasta el momento de escribir estas líneas, principalmente ha procurado cerrar filas en favor de la comunidad, en favor de la moderación, he procurado (en la medida en que me es posible; pero llamado al orden en algún momento puntual por su Administrador) no entrar en mis disputas habituales en contra de mis enemigos naturales: los vagos, los mediocres por aburridos, los tontos del culo, los ajenos advenedizos que les da por ésto como al que le da por la filatelia, y sobre todo los intoxicadores , los que dan la cara y los que ocultan su mala baba tras estrategias, que engañarán a otro; a mí no, en su permanente asalto, timorato y mezquino unas veces o incontinente en otras, tras los concursitos, a aquello que manifeste corpus, esmero, trabazón, mostrando bastante menos consideración que mis exabruptos ya prácticamente olvidados en favor del provecho de Hispasonic y del sufrimiento generalizado. Y es que, pese aque hayamos sido unos nenazas, (comparados con los pueblos bárbaros y los pobladores de las aldeas que arrasaban o los supervivientes de la caída de un aerolito) el confinamiento, las restricciones, las pérdidas materiales y personales, la incertidumbre, la desatención, el miedo, la desinformación, han sido responsables de que, en mayor o menor medida, esta, como cualquier colectividad, haya sufrido un empeoramiento de su salud mental (las alteraciones en el sueño ya están siendo consideradas otra pandemia), algo que en una comunidad como pocos estudios y mucho de deseo saturniano ya nos había mostrado con cierta frecuencia una tendencia hacia lo disparatado, hacia lo melancólico, hacia cierto grado de demencia, yo en un grado muy habitual en una sociedad que, en el caso de España, solventa los conflictos a golpe de terrazas y pronunciamientos cenutrios; pero que desatiende en la práctica. Normal en todo caso que el deseo, la irrealidad, la melancolía y la inventiva, a veces grotesca, aflore entre ente que, auqnue de lejos en bastantes ocasiones, se refiere al arte.
Es comprensible que en esta situación confusa de miedo por el quebranto haya habido temporadas que la propia estructura de moderadores y redactores hayan estado bajo mínimos, nada que no se comprenda y que no merezca mi reconocimiento; se ha asentado un buenismo de raíz misericorde con el que no estoy de acuerdo como tendencia; pero que no denota nada demasiado reprochable; auqnue haya habido y aún hay muestras de abuso, además es el que hay,
si no gusta no pide (lo que me decía el del chino por telefono al preguntar algo que no estaba claro de su
teleoferta). Esto va en bastante consonancia con lo que explicaba Teo Tormo en otro hilo hace unos días
Tal como yo percibo (
percebo) las cosas, a partir de los quebrantos bastante serios que he vivido, estoy viviendo y me quedan por vivir, alguno bastante desagradable, y menos fácil de encajar que perder a familiares ancianos (entiendo la pena y la rabia de que haya circunstancias que lo precipiten y la indignación por expedientes hechos desaparecer), sólo voy a contar uno de los cuatro o cinco asuntos que he vivido, estoy viviendo y aun están sin acabar y que comprometen mi integridad en todos los aspectos, incluido el de la salud (que es que menos me preocupa y menos me importa; aunque también es justo reconocer que es al que menos atención estoy prestando, ya veremos con qué consecuencias). Voy al relato de este caso que tiene que ver con lo que comentaba el Teniente, tan apegado a lo contingente; pero tantas veces con más razón que un santo. Parte de esta historia la he contado.
En la mima semana del confinamiento una muela que podían haberme quitado (culpa mía realmente por demorarlo) empezó a hacerme ver las estrellas, ¿os acordáis los primeros diez días de confinamiento?, A la paz, que es mi hospital, no ibas cuando sabías que estaba rodeado por tiendas de campaña del ejército con cientos de ancianos muriendo todos los días, una noche en la que no se escuchaban más que los aplausos timoratos, cobardes o las cacerolas crispadas y destempladas a eso de las ocho de la noche, Netflix, Hispa y nadie en la calle bajo pena de multa o arresto, sólo la sirena de alguna ambulancia en una capital enmudecida hacía pensar en la muerte. Llamé a mi dentista y estaban cerrado, recibí por fin un correo e e que se me daba cuenta de que no sabían qué hacer, que incluso la propia continuidad de esa actividad estaba comprometida y que el colegio de dentistas (ahora ya no son médicos con especialidad de odontología; sino dentistas desde el principio, ya se ve...) les advertía del peligro de entrar en contacto con pacientes que a saber si tenían el Covid...(primera semana, también es justo reconocer). El que me conozca se puede imaginar las lindezas cariñosas que les respondí...
Así, con tramadol, paciencia y sin dormir pasé una semana, hasta que ya se aclaró que podíamos ir a los ambulatorios bajo un protocolo algo inocente entonces; pero que luego se complicó.
Conseguí que me atendiera un dentista de ambulatorio, alguien que durante este proceso me ha parecido alejado de la práctica sacacuartos de las clínicas odontológicas. Se dio cuenta que había que extraer la muela; pero ni tenía el instrumental ni las ganas, un tío complaciente y empesebrado en el puesto de dentista que ni saca muelas, en la tranquilidad de ese ambulatorio en el que no pasa nada, una buena oposición durante muchos años y un no mal destino para los contratados.
Analgésicos y antibióticos, acabaría perdiendo la pieza.
Me volvió a dar por saco en el 2021 y como en febrero o marzo se cayó la muela podrida, al mes o más fui a que me quitara la parte interna que se había quedado dentro ya insensibilizada, no supo y es que se había partido, me quitó la mitad.
No se si fue a raíz de esa extracción incompleta e imperita o fruto de la vacuna Astra Zeneca ,al muy poco me salió un bulto en el paladar, fue creciendo, no sabía si era maligno o benigno, fibroma o granuloma, tumor o tumora.
Conseguí, tras muchos intentos que me llamase mi médico de cabecera y me envió a otorrino del centro de especialidades, topé con un médico follón con una enfermera mosqueada a punto de jubilarse y cargada de agravio, me fui (si os interesan los detalles
https://www.hispasonic.com/foros/he-preparado-cojonuda/428871/pagina18). El que organizaba aquel centro era el segurata....Para entonces ya nadie cogía el teléfono ni en los ambulatorios ni en los centros de especialidades. Esto era el 27 de mayo de este año en curso.
Conseguí que me atendieran en la Paz, llamando directamente a cirugía maxilofacial, acudí el quince de Junio, todo mucho más rápido y además en manos de un equipo cojonudo (ese equipo ya me había hecho implantes óseos hacía bastantes años, subí las fotos de mi cara por aquí), le conté la historia a la que estaba de jefa de servicio en ese momento, una tía de vuelta de todo de cincuenta y pocos o bien llevados, me dio la razón en absolutamente todo lo que le conté y en cómo era la cosa para acceder a la sanidad (y no daba la sensación de ser complaciente) y cómo, o bien trabajadores follones contratados, o bien los sindicatos amarillos estaban jodiendo (dinamitando) la asistencia a las especialidades (ya ni hablar de la ambulatoria, pobrecitos manguitos, en la línea de fuego...)
Me extirparon el bulto (el del paladar, el otro y su compañero hinchados como balones...) y a punto estuvieron de quitarme la media raíz que el figura de mi centro de salud no supo. Y no lo hizo porque estaban a tendiendo sin PCR o sin vacunación completa sólo a casos urgentes, nada que reponer, me dijeron que en cuanto me metiese la vacuna, le quitaban el cacho muela y me daban el resultado, el tres de julio me vacuné, el cuatro me dijeron que era benigno, y me quitaron el cacho muela. Con toda la anestesia y el calor me comí con atascazo de salida el cacho de la Paz hasta el cruce con Fuente el Saz y me fui a donde Rafa a seguir con el proceso de barnizado de un contrabajo que tengo para vender (y no por gusto).
Y esto es una nadería, lo que puedo contar, algo insustancial, que no da vergüenza contar. Ah, sí, que otra muela he perdido, gracias dentistas
Pero por todo, por lo del 2020, por las muelas, por los abusos ajenos, por los propios, y por las movidas por las que estoy pasando...
Lo que señalaba el teniente esta mañana, que os den, Humanidad.