alvarez escribió:la izquierda tiende a pensar que todo pobre es bueno y el único opresor es el rico.
No, pero como en todo, no se puede legislar para cada caso en particular, sino que se parte de unos supuestos generales. En el caso de los despidos, esos supuestos generales para declararlo improcedente son que el puesto siga siendo necesario, que el empleado no acumule X faltas y que la situación económica no lo justifique, y hay que demostrar esa situación económica. No porque al empresario le salga de sus lereles, que estamos hablando de un contrato entre partes, no una relación de amistad.
En el caso de un trabajador quejica, cabe la posibilidad de no escucharle o de abrirle expediente. Si encima genera mal rollo entre el resto de trabajadores, no tiene que ser nada difícil que éstos corroboren la versión del empresario ante la apertura de expediente.
A mí también me han despedido. Cuando ha sido motivado, no he dicho nada. Cuando no lo ha sido, he luchado por mis derechos y mi indemnización. Y en otros casos he sido yo el que ha dicho gracias y hasta luego, pero porque la empresa me ha demostrado saber comportarse (un par de bajas laborales largas por lesión antigua sin una sola queja por parte de la empresa).