Para empezar. Kebu se ha hecho un sitio gracias a las redes. No es coña, pero para mérito lo de Kamela, que se hicieron un hueco con su propio esfuerzo y se hicieron con su público.
Kebu me parece un buen músico que interpreta, o se ha hecho famoso, por interpretar a los clásicos de la música electrónica. O como decía mi ex, dame dinero y llámame tonta.
He visto orquestas en mi pueblo, sí, de verbena, con montajes espectaculares, escenarios montados en un trailer tipo transformers con fontos gigantes de pantallas leads, coros y solistas, bajistas, teclistas, baterías, guitarristas, etc, etc, etc, capaces de interpretar toooodos los estilos. He visto a una mulatita maravillosa de 25 añitos interpretar a Whitney Huston casi a capella, solo acompañada por un piano suave, capaz de callar las voces de toda una localidad que, a ciertas horas de la mañana, sin ella, sería imposible. Si hubiera pasado por allí un mosquito lo habríamoso oido.
He visto notas sobrevolar públicos incansables que, finalmente, se han perdido como susurros entre los truenos.
Sí, las redes han sido la oportunidad de muchos. Unos han sabido aprovechar el tirón y otros no pero, no por ser mejores ni peores, sino porque no les va ese rollo.
Me estoy liando y esto daría para un buen guión filosofal. Así que mejor me callo. Sea esta una opinión personal que podría desarrollar casi como tantas páginas tiene el Quijote. La parte 2, que es más divertida.
En la música, como en el arte y en tantas otras disciplinas, no siempre gana quien mejor lo hace, sino quien a mejor árbol se arrima. (Sin ser una norma generalizada).
Y ¡ya! ¡Que me vuelvo a enrollar y esto es como las Springles!

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