Ya he oído el tema que comentas, aunque no es un estilo que me apasione, la verdad es que suena de lujo.
Cada vez más pienso que por mucho que nos guste la música es inevitable tener que aprender a darle un sonido decente, aunque sea un camino que a mí por lo menos se me está haciendo lento y farragoso.
Muchas veces pecamos de 'supermúsicos', y no pensamos en el posible oyente menos técnico; es decir, nos canta mucho que las trompas estén muy cercanas o que los contrabajos estén a la izquierda y nuestro cerebro lo rechaza. Pero a un productor que nos pueda contratar, y sobre todo a un posible oyente (de documental, película, anuncio o lo que sea) esas cosas se las traen al pairo. Y sin embargo su oído a la primera rechazará cualquier sonido que no le sea agradable por falta de calidad de sonido, pues están acostumbrados a sonidos producidos con presupuestos de escándalo en estudios que poseen el mejor material del mundo y con ingenieros de la leche, y con ese sonido nos van a comparar.
Por una parte debemos conseguir que suene realista, pero quizás muchas veces el camino no sea copiar una orquesta tal cual. En muchas BSO he oído instrumentos que se mueven de posición a lo largo de un tema, arpas de 17m que llevan ruedas, porque en un glissando pasan por delante de toda la orquesta, instrumentos con poca chicha artificialmente subidos de volumen para destacar en un tutti, contrabajos que suenan dos octavas más graves de lo que realmente pueden, ensembles de violines compuestos por 250 personas, timbales con la tesitura de un piano tocados por pulpos, instrumentos que al tocar un sólo desplazan a todos los de su alrededor unos cuantos metros, instrumentistas que se colocan detrás del oyente...
Y así hasta el infinito. Y sin embargo son bonitas, efectistas y suenan a orquesta 100%, de hecho han sido grabadas por una orquesta real. Pero retocada por los mejores profesionales del mundo que son conscientes de que lo que buscan es un resultado, no cumplir unas reglas que por supuesto conocen, pero que saben saltarse si el tema lo requiere.
El que escucha cualquier obra de este tipo lo hace en un contexto (en el cine, delante de la TV, etc) y la música tiene que cumplir su función, que es subrayar las imágenes, transmitir sensaciones. Para ello no es necesario que imite al 100% las reglas de una orquesta en directo, simplemente tiene que ser creíble. Y darnos cuenta que el oyente final en lo que menos se va a estar fijando es en donde se coloca una trompa, pues no tiene ni idea de lo que es ni le interesa saberlo. Pero es quien al final se comprará el CD de la BSO...
Creo que demasiadas ocasiones (yo el primero) somos muy muy rígidos, y no nos atrevemos a buscar ese efecto que a lo mejor haría que nuestra música mejorara.
Os puedo decir que en mi experiencia, las primeras veces hace algún tiempo que me puse en contacto con productores profesionales (aquellas veces que recibí contestación), recibí unas buenas críticas que he de decir que me sorprendieron, pues la verdad que con mi música soy bastante inseguro. Pero en la mayor parte de las contestaciones había un pero: la calidad del sonido. Me hablaban de que debía mejorar este punto, aprender a comprimir, a ecualizar, a masterizar. Que cuando lo hiciera volviera a llamar a la puerta...y en ello estamos
La mayor parte de los trabajos a los que podemos acceder requieren que demos un resultado final, pocas veces el presupuesto contará con un estudio que nos mezcle y nos masterice. Y eso, queramos o no, debemos a aprender a hacerlo por narices, por mucho que nos joda (a mí mucho)
Y claro, meterse a saco a aprender de una profesión ajena a nosotros, en la que se necesitan muchos años de experiencia para ser bueno, pos es como bastante difíl
Salu2