Una opinión que leí a Thomas Bergesen me ayudó mucho, pues creo que el enfoque es mucho mejor...y mucho menos sufrido.
Se trata de que los instrumentos se pisen frecuencias ¡a idea!. Explicado en la realidad: un chelo y un fagot por ejemplo comparten muchas frecuencias. Pues...¡que las compartan!
Yo cometía el error (al menos desde el punto de vista de los VST) de trabajar más por familias que por colores. Si en un tema están sonando a la vez chelo y fagot, pues ¡que hagan lo mismo! Sí, se solaparán, pero en vez de hacer pelota, darán riqueza de color.
Y si por necesidades del tema, tienen que hacer cosas distintas, pues uno a cada lado del espectro. Si intentas que justo en el momento en el que ambos suenan se puedan distinguir perfectamente, la única solución es que automatices la EQ para que solo en ese momento se active. Porque si no el resto del tema sonarán demasiado planos.
Cuando antes pensaba 'por secciones' los arreglos los temas me quedaban demasiado pesados para el oído; buscando densidad, terminaba metiendo demasiada armonía, demasiados contrapuntos. Porque terminas pensando en lo que ejecuta el chelo en relación a lo que hacen las violas y los bajos, y cuando llegas a los vientos haces lo mismo. Con lo cual tienes instrumentos más o menos parecidos (contrafagot con bajo, chelo con fagot, clarinete con viola) que cada uno va a su bola porque está pensado por secciones. Y lo que en teoría debería funcionar, pues no funciona.
Y es mucho mejor aprovechar la armonía en los tonos agudos, que no forman pelota, y en los medios y graves pensar más en conjunto por timbres. Nada de meter el chelo y el fagot haciendo contrapuntos distintos...
Y si queremos 'enguarrarlo' un poco, pues metemos un colchón de acorde, pero intentando que los instrumentos con timbre parecido vayan al unisono, porque si no se produce esa pelota de graves...
Es otra forma de verlo, y a me me parece más sencillo sacar un timbre conjunto más homogéneo.