¡Por fin el clima está cambiando!
Que el clima siempre está cambiando ya lo sabíamos. No es a eso a lo que me refiero. Tampoco a la serie de registros de temperatura del planeta prácticamente estables durante los últimos doce años.
El cambio al que me refiero es el del clima del debate científico sobre el cambio climático. La confirmación de esta realidad que flotaba en el ambiente desde el estallido del Climategate se ha producido durante la Cuarta Conferencia Internacional sobre Cambio Climático organizada por el Heartland Institute (y copatrocinada por el Instituto Juan de Mariana) entre el 16 y el 18 de mayo en Chicago.
Esta cumbre climática es considerada la cumbre de los académicos escépticos sobre las teorías catastrofistas del calentamiento global del planeta debido a las emisiones humanas de CO2. La mayoría de los más de 70 científicos y economistas que participaron en esta conferencia prefieren el calificativo de "realistas" frente a lo que consideran el alarmismo de Naciones Unidas y su Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
La conferencia de Heartland tiene otras dos características. Por un lado se trata de una cumbre no-gubernamental y por el otro no había tenido hasta ahora la participación de científicos que crean fervientemente en la teoría de un peligroso calentamiento global provocado por el hombre. Desde que tuviera lugar la primera edición de esta conferencia, la organización ha invitado a los científicos más destacados del lado alarmista y a personalidades como Al Gore o al también Premio Nobel y secretario de estado de Energía, Steven Chu. La respuesta siempre había sido la misma: silencio y desprecio.
Sin embargo, en esta cuarta edición un pequeño grupo de científicos que creen en la teoría del calentamiento global antropogénigo aceptaron la invitación. Uno de ellos, Scott Denning, tuvo la valentía de preparar una presentación en la que apuntaba al CO2 como el responsable del calentamiento global en contra de la opinión de una marea de científicos que asistieron al evento desde todos los continentes. Por primera vez en mucho tiempo se pudo asistir a un debate serio entre científicos de primer nivel que se respetan desde sus contrapuestas visiones de esta compleja materia.
La ponencia de Denning, que llevaba por título La conexión entre el dióxido de carbono y el cambio climático, contrastaba fuertemente con las otras dos de su panel a cargo de dos importantes climatólogos como son William Gray y Howard Hayden, que defendieron respectivamente "la aplastante preponderancia del cambio climático natural sobre cualquier cosa que pueda provocar el incremento del CO2" y "la existencia de un techo a la sensibilidad climática que desmiente la mayoría de las tesis y pronósticos catastrofistas".
Lo que se vivió en Chicago fue el principio del restablecimiento de un clima científico que llevaba años anulado por culpa de la nefasta influencia del activismo ecologista y de la (agenda) política sobre el debate científico y económico relativo al cambio climático. El público agradeció calurosamente la presencia de Denning y participó activamente en un interesante y respetuoso debate, dejando en evidencia una vez más la macabra acusación de negacionismo fabricado por el movimiento radical ecologista y seguido por la prensa amarilla (incluida casi toda la española).
Scott Denning, por su parte, solicitó una segunda oportunidad para hablar al público que le fue concedida por la organización durante el acto de clausura. Sus palabras comenzaron con un agradecimiento a los responsables de la conferencia por haberle invitado y continuó afirmando que tenía "que decir que he aprendido mucho aquí" y continuó afirmando que sentía realmente que era una gran pena que tantos miembros de la comunidad científica no hubieran aceptado la invitación ni lo hayan hecho en el pasado. El climatólogo de la Universidad de Colorado concluyó deseando que esta situación cambie en el futuro y aseguró estar convencido, tras escuchar a los científicos críticos, que "es mucho más lo que tenemos en común que lo que nos diferencia".
Si escuchar a los científicos escépticos con el alarmismo fue importante para Denning, no menos fue para el resto de los asistentes escuchar las teorías de Denning y verle debatir con sus críticos. Las corrientes científicas aisladas tienden a la endogamia y a defender la validez de teorías débiles. Esto ha ocurrido de manera notoria entre los científicos oficialistas y llegó a su clímax en el Climate Research Unit de la Universidad de East Anglia. Pero en alguna medida ocurre también entre los académicos a los que suele calificarse de escépticos. Por eso, la asistencia de Scott Denning a la Cuarta Conferencia Internacional sobre Cambio Climático ha supuesto todo un cambio.
Los que no cambian son los grandes medios y agencias de prensa españoles que fueron invitados por la organización pero declinaron cubrir el acto e incluso contestaron despectivamente a la organización. Quizá algún día el cambio del clima científico termine desecando su demanda de noticias científicas por parte del público.
Gabriel Calzada Álvarez es doctor en Economía y presidente del Instituto Juan de Mariana
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