Hard philosophy
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Libre albedrío
- Bien, el caso queda visto para sentencia. Si el acusado quiere decir algo a este tribunal puede hacerlo ahora.
- Señoría, con el debido respeto. Sería incapaz de exponer la larga cadena de causas y efectos que me llevaron hasta aquél fatídico día; a cruzarme con la víctima, a enzarzarme en una agria discusión con él y a golpearle hasta causar su muerte. Sólo pido que entiendan que, dadas todas las circunstancias, no tuve más opción que hacer lo que hice.
- Le comprendo. Yo tampoco sería capaz de exponerle la larga cadena de causas y efectos que me han llevado a estar presidiendo hoy este tribunal. Pero le pido que entienda que, dadas todas las circunstancias, no tengo más opción que condenarle a 30 años y un día de prisión mayor por homicidio en primer grado. Se levanta la sesión.
- Bien, el caso queda visto para sentencia. Si el acusado quiere decir algo a este tribunal puede hacerlo ahora.
- Señoría, con el debido respeto. Sería incapaz de exponer la larga cadena de causas y efectos que me llevaron hasta aquél fatídico día; a cruzarme con la víctima, a enzarzarme en una agria discusión con él y a golpearle hasta causar su muerte. Sólo pido que entiendan que, dadas todas las circunstancias, no tuve más opción que hacer lo que hice.
- Le comprendo. Yo tampoco sería capaz de exponerle la larga cadena de causas y efectos que me han llevado a estar presidiendo hoy este tribunal. Pero le pido que entienda que, dadas todas las circunstancias, no tengo más opción que condenarle a 30 años y un día de prisión mayor por homicidio en primer grado. Se levanta la sesión.
#259
http://www.letraslibres.com/revista/columnas/existe-el-libre-albedrio
Alguien escribió:(...) En el verano de 1930 Einstein tuvo una reveladora discusión cara a cara con Tagore. El gran místico hindú se empeñaba en encontrar en el universo un espacio para la libertad, y creía que el azar a nivel infinitesimal, descubierto por los físicos, muestra que la existencia no está predeterminada. Seguramente se refería al principio de incertidumbre de Heisenberg, también llamado principio de indeterminación. Einstein sostenía que los científicos no pueden hacer de ninguna manera a un lado la causalidad; en los espacios diminutos el orden no es perceptible, mientras que en un plano macroscópico se puede entender cómo funciona el orden. Tagore interpretó esta situación como una dualidad contradictoria radicada en lo más profundo de la existencia: la que opone la libertad al orden del cosmos. El físico en cambio negaba la existencia de esta contradicción: aun los elementos más pequeños guardan un orden. Tagore insistía en que la existencia humana se renueva eternamente debido a que hay una armonía que se construye sobre la oposición entre el azar y la determinación. Einstein decía, en contraste, que todo lo que hacemos y vivimos está sometido a la causalidad, pero reconoció que es bueno que no podamos verla. Tagore, para probar su punto, puso el ejemplo del sistema musical en la India, donde el compositor crea una pieza pero permite una elasticidad que expresa la personalidad del intérprete, quien goza de cierta libertad en la interpretación.
Las diferencias entre Tagore y Einstein simbolizan dos grandes formas de abordar el problema de la libertad. El primero, como muchos religiosos, trató de aprovechar lo que parecía un resquicio abierto por los físicos para colar la idea de la indeterminación. A muchos les pareció que el principio de incertidumbre de alguna manera podía significar que los electrones gozaban de “libertad” y que se escapaban de la cadena causal.
La actitud de Einstein ha influido en quienes suponen que el libre albedrío, como una propiedad de la conciencia humana, es una mera ilusión. Por ello sostienen que el cerebro está cruzado por cadenas causales empíricamente comprobables en las que habría una conexión entre pensamientos y acciones. La idea de que la conciencia, actuando libremente, es la causa de las acciones sería en realidad una ilusión. El libre albedrío es visto, desde esta perspectiva, meramente como una sensación construida por el cerebro y no como una indicación directa de que el pensamiento consciente ha causado la acción, como lo ha formulado Daniel Wegner, de la Universidad de Harvard. Según este psicólogo la gente cree equivocadamente que la experiencia de tener una voluntad es en realidad un mecanismo causal. Quienes creen que existe el libre albedrío se equivocan de la misma manera en que erraban los que pensaban que el Sol daba vueltas alrededor de la Tierra. La gente creía en el sistema ptolemaico, dice Wegner, en parte por la influencia de las concepciones religiosas que colocaban a la Tierra en el centro del universo creado por Dios. La creencia en la voluntad consciente como un agente causal es un error similar (The illusion of conscious will, 2002).
Yo creo que esta es una concepción equivocada. La libertad no se puede entender si la conciencia es encerrada en el cerebro. Cuando muchos neurocientíficos se empecinan en rechazar esta idea, condenan sus investigaciones y reflexiones a quedar cautivas de un círculo vicioso, en el cual el libre albedrío no es más que una ilusión creada por el cerebro, un mero epifenómeno acaso necesario pero carente de poder causal. Esta idea nos deja sin una explicación del libre albedrío, que entonces puede ser solo visto como una expresión política dotada de una enorme aura filosófica y literaria, pero que no sería más que un eslabón en una cadena determinista alojada en el cerebro de los humanos. Si, en contraste, ampliamos nuestra perspectiva y entendemos a la conciencia como un conjunto de redes cerebrales y exocerebrales podemos descubrir facetas y procesos que una visión estrecha es incapaz de entender. Es la propuesta que hice en mi libro Antropología del cerebro (2006). Me parece que la libertad solo puede ser entendida si la ubicamos como un proceso que ocurre simultáneamente dentro del cerebro y en las redes culturales que nos rodean. La libertad es un fenómeno propio de la conciencia. ~
http://www.letraslibres.com/revista/columnas/existe-el-libre-albedrio
(...) La consciencia, escribe Eagleman, “es como un diminuto polizón en un transatlántico, que se lleva los laureles del viaje sin reconocer la inmensa obra de ingeniería que hay debajo”. Aunque esta idea general pueda remontarse al menos a Freud, con su intuición pionera de los mecanismos inconscientes para un número de trastornos psicológicos, Eagleman no ha escrito el libro para reivindicar la figura del denostado fundador del psicoanálisis, sino para examinar el estado de la cuestión con las poderosas herramientas de la neurobiología contemporánea.
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/02/11/actualidad/1360589025_484243.html
(...) La tesis de la obra está sintetizada en su título: una gran parte de nuestra actividad cerebral es el producto de múltiples estratos neuronales que conforman un complejo ecosistema de depurados programas automáticos sobre los que nuestra conciencia no tiene ningún control; por lo que la relevancia de la conciencia como depositaria del yo, como representante de la individualidad, como agente electivo, queda seriamente en entredicho. Así, Eagleman hace que el 'libre albedrío', el atributo más insigne del ser humano, se tambalee. No lo pulveriza. Pero lo deconstruye con rigor. (...)
http://www.juanserranocazorla.com/2013/03/24/rese%C3%B1a-de-inc%C3%B3gnito-las-vidas-secretas-del-cerebro/
Incógnito. (La vida secreta del cerebro). David Eagleman
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/02/11/actualidad/1360589025_484243.html
(...) La tesis de la obra está sintetizada en su título: una gran parte de nuestra actividad cerebral es el producto de múltiples estratos neuronales que conforman un complejo ecosistema de depurados programas automáticos sobre los que nuestra conciencia no tiene ningún control; por lo que la relevancia de la conciencia como depositaria del yo, como representante de la individualidad, como agente electivo, queda seriamente en entredicho. Así, Eagleman hace que el 'libre albedrío', el atributo más insigne del ser humano, se tambalee. No lo pulveriza. Pero lo deconstruye con rigor. (...)
http://www.juanserranocazorla.com/2013/03/24/rese%C3%B1a-de-inc%C3%B3gnito-las-vidas-secretas-del-cerebro/
Incógnito. (La vida secreta del cerebro). David Eagleman
Carmelopec escribió:para el género carnavalero
Siempre provocando
¿Tú crees en el libre albedrío, Carmelote? ¿Crees que somos libres, y por tanto responsables, de hacer lo que hacemos, de elegir lo que elegimos? ¿Crees que ayer, por ejemplo, fuiste libre y soberano para armarla o de no armarla en un Centro de Salud ?
pues mira, yo diría que para ser bueno hay que ser libre (sino es sometimiento) y para ser libre hay que no tener miedo (o ser valiente y no actuar condicionado por él), con lo cual prefiero decir que para ser feliz no hay que vivir condicionado por el miedo y ser quien realmente eres ( o estar en vías de serlo). Llega a ser quien eres que dijo aquel pues solo Dios (osea nadie) es bueno (que dijo aquel otro).
Y claro que se puede ser libre coño!!!
Y claro que se puede ser libre coño!!!
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