"Osea que empecé a creer como autónomo (no te garantiza la jubilación en el más allá, pero eres más libre)"
En tus manos está elegir entre "jubilación" o "libertad". Y no lo digo por la iglesia, lo digo en el sentido del evangelio, si quieres ser libre, mejor que no creas en Dios: como ya comenté el verdadero creyente, si ejerce su libertad puede elegir entre el bien y el mal pero si elige, líbremente, el mal, sabe que se condenará. Por lo tanto para el creyente solo hay una opción, no dos, de las dos teóricamente posibles.
Hay una forma aún mayor de perfección que la renuncia a la libertad de elegir el mal: la renuncia a los bienes materiales y la entrega total a Cristo. No se trata ya solo de cumplir los mandamientos (renunciar a la libertad para hacer el mal) sino al sentido de la frase de Cristo: "Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y ven y sígueme"
Por favor, no me vengan con el tópico de que la Iglesia es rica en medio de un mundo hambriento, necesitado. Porque yo solo hablo del evangelio, no de la iglesia.
Y yo quería hablar de la libertad, de Nietzsche, de la verdad, de la ciencia.
Pero, no sé por qué, sigo hablando de mi fe. Será que me tiráis de la lengua, o que ésta no quiere callar...