ni a mí su cara, imposible de ser usado como invectiva por una héroe de la palabra hablada como yo), la considero fina y ajustada a derecho; pero ni justa ni totalmente procedente (tampoco improcedente, porque se basa ebn la aplicación de la ley , aunque aparezca un neolgismo infumable como juzgador, cuando hay una palabra noble que la precede en los usos, Juez. También se me condena alas costas (todo por decidir en un aspecto nada irrelevante).
El día de recogerla, pasé por el edificio cercano de los juzgados y fotografié las indecentes y constantes pancartas y carteles que ensucian dentro y fuera ese templo de la justicia que son los Juzgados de Plaza de Castilla: eso sí que es negligencia, con los sindicatos o con quien haya sido el concienciado, por parte de las autoridades, y esa sucias invectivas sí que son vejaciones, a los máximos dignatarios, sean o no merecedores de la descalificación. Obraré y actuaré, en muchas direcciones.
También quiero señalar que en la misma sentencia, cuando fundamenta en derecho mi condena por falta leve (muy bien argumentada, por cierto) se lee, pues es lo prescrito, que son autoridades (en el ejercicio de su función) los médicos y profesores (pero sólo los que son funcionarios, ojo al parche, contratados...).
habrá que legislar de nuevo sin duda.
No quiero dejar pasar la ocasión con un detalle para mis seguidores incondicionales: al recogerla, a la funcionaria , por prudencia pues estaba en el ejercicio de su rutinaria función no la calificaré ahora en su apariencia y señas, me negué a entregarle mi DNI; se lo enseñé, para sorpresa descompuesta y exclamación de es la primera vez en mi vida (...) también es la primera vez en su vida que entrega un documento público a un precursor, cuidado que no sea la próxima a la inversa, hamija (sic).
Y a los hispasónicos en general: cuidadito con lo que decís y cómo, hay mucho autorizado y el derecho no es homogéneo: lo más lejos posible de lo judicial, yo de hecho ya no me acuesto con mi mujer (es autoridad pública).
Al Médico o al profesor, no vayas sin tu abogado (o un testigo falso), Hay que decirlo ya.
Salió mi sentencia anteayer: me han abuelto de las dos imputaciones más feas: la de vejaciones y la de lesiones, (era una patochada indecente); la sentencia y lo demás, siendo la sentencia provisional, la comentaré más adelante. Se me condena a 90 euros de multa por desobediencia leve a la autoridad (sic), basándose, para la nimiedad (que no para las consecuencias nefastas en mi vida y persona) en no poca constancia doctrinaria y jurispridencial (casi que eso lo peor), una sentencia, a parte de aberrantes errores tipográficos, gráficos y sintácticos (seguramente culpa del escriba /la escriba) yo, que no estoy conforme, como casi todos los sancionados (más cuando llevo toda la razón y el testigo mintió, como el que no quiere la cosa cuando afirmó que fueron varias veces las que la llamé
El día de recogerla, pasé por el edificio cercano de los juzgados y fotografié las indecentes y constantes pancartas y carteles que ensucian dentro y fuera ese templo de la justicia que son los Juzgados de Plaza de Castilla: eso sí que es negligencia, con los sindicatos o con quien haya sido el concienciado, por parte de las autoridades, y esa sucias invectivas sí que son vejaciones, a los máximos dignatarios, sean o no merecedores de la descalificación. Obraré y actuaré, en muchas direcciones.
También quiero señalar que en la misma sentencia, cuando fundamenta en derecho mi condena por falta leve (muy bien argumentada, por cierto) se lee, pues es lo prescrito, que son autoridades (en el ejercicio de su función) los médicos y profesores (pero sólo los que son funcionarios, ojo al parche, contratados...).
habrá que legislar de nuevo sin duda.
No quiero dejar pasar la ocasión con un detalle para mis seguidores incondicionales: al recogerla, a la funcionaria , por prudencia pues estaba en el ejercicio de su rutinaria función no la calificaré ahora en su apariencia y señas, me negué a entregarle mi DNI; se lo enseñé, para sorpresa descompuesta y exclamación de es la primera vez en mi vida (...) también es la primera vez en su vida que entrega un documento público a un precursor, cuidado que no sea la próxima a la inversa, hamija (sic).
Y a los hispasónicos en general: cuidadito con lo que decís y cómo, hay mucho autorizado y el derecho no es homogéneo: lo más lejos posible de lo judicial, yo de hecho ya no me acuesto con mi mujer (es autoridad pública).
Al Médico o al profesor, no vayas sin tu abogado (o un testigo falso), Hay que decirlo ya.