Bueno, pasada una semana, todavía no he recibido ninguna contestación de la CAM, así que sigo sin médico.y Os voy a copiar el documento que presenté en comisaría el viernes (recién operado, pues que le quiten aun todas las piezas dentales no es ninguna tontería y los fármacos que he tomado son muy duros), ahora me interesa ser preciso, aportar nitidez, así que toda precaución por mi parte es poca.
Aquí el texto:
Declaración complementaria al atestado nº6278/13 del 8 de abril de 2013
Que presenta Carmelo Peciña Ruiz con DNI 16518376Y.
Hace constar ante esta comisaría de Moncloa-Aravaca que hay aspectos relevantes que merecen mayor abundamiento en detalles, siendo vitales para el correcto enjuiciamiento de los hechos acaecidos.
1ºQue el citado Carmelo Peciña había expresado vis a vis, por canal administrativo varias discordancias con la gestión del citado Centro de Salud De María Auxiliadora, la última a causa de la forma en la que se le propuso resolver el deterioro de su tarjeta sanitaria (previo pago de unos doce o catorce euros y tres desplazamientos presenciales cuando dicha tarjeta tiene más de 15 años, o cerca de ese tiempo. La anterior, que no se transformó, como tantas (casi a una por visita) críticas y disconformidades por la forma en que se manejaba cualquier asunto, se sustanció en una queja no formal; pero sí expresa al servicio de Cirugía maxilofacial de la paz contándoles lo ocurrido porque , como resultado del cambio de adscripción del Área 7, de La Paz a la Clínica de la Concepción como hospital de referencia, o por descuido, no había rastro en su expediente de la única operación quirúrgica sufrida en su vida, en el citado Hospital de La Paz, hace unos cuatro años.
Es conveniente hacer constancia que ese Hospital Clínica de la Concepción tuvo una reclamación de parte de Carmelo Peciña por una diagnóstico descuidado que podía haber supuesto una cirugía contraría a la que parecía recomendable: abrir un esfínter que en todo caso recomendaba su estrechamiento y que, con el paso del tiempo, ha ido a menos (a menso abierto)
2º Que, aunque existen estos precedentes, no cree el citado Carmelo Peciña, que haya fundamento para pensar que el motivo de que se le asignara en una consulta facultativa fuera de cita a la citada XXXX XXXX XXXX, una médico que colocaba un manifiesto abundante sobre sus ideas sobre la moral del enfermo y una interpretación bastante zafia de la normativa, a favor de la prevalencia del turno (en román paladino, un nítido aquí mando yo, torpemente fundamentado y expresado, pobremente articulado y, a todos luces redundante y provocador), fuera malicioso o torticero; sino que el celador de la recepción lo hizo pensando en que era una buena ocasión para presentarse la Médico y el Paciente (que venía siendo atendido por sustitutos durante casi tres años, tras la baja de su anterior médica, Priscila Calvo, a la que llegado el caso, creo más que conveniente llamar a declarar).
3º Enmienda, amplía y precisa el párrafo de la anterior declaración en el que se lee: “Si, ya he visto las tesis que tiene colgadas en la puerta de su consulta”; cuando la frase exacta fue: “Si, ya he visto las tesis de Wittenberg (sic) que tiene colgadas en la puerta de su consulta”
4º Reitera que lo que medió entre su fresca “a mí tampoco su cara”, dirigida a XXXX XXXXXX y que esta le echase de la consulta, no fueron más que los gritos de esta, dando muestras inequívocas más que de soberbia, de inestabilidad emocional, incluso de lucidez (desde luego inequívocamente de templanza o mesura, cualidades que han de manifestar los que detenten cualquier grado de autoridad pública), pues no sólo fue a gritos y, al instante con amenazas de denunciar a la policía; sino que, a gritos, buscó con atropello y de forma improcedente (y a voz en cuello) la complicidad de tres o cuatro ciudadanos (presumiblemente enfermos, pues estaban esperando en el pasillo), “ustedes son testigos” (de qué cabe preguntarse, si estas señoras, creo que tres y señoras, una de ellas al menos indígena latinoamericana, no tenían ni idea de qué había pasado).
Reitera que fue cogido (sin violencia; pero cogido), del brazo izquierdo para ser echado de la consulta,
Al subir a la planta superior, planta a nivel de la calle, se encontró con el director y otra médica o enfermera que bajaban por los gritos en el pasillo y le contra amenazó a la galena con que Carmelo Peciña también iba a denunciar el hecho y conocía personas influyentes dentro de la sanidad (pensando en su antigua médico de Cabecera que había sido ascendida a Jefa de atención al paciente en Bravo Murillo, hace ya Años, la Médico Castroviejo) a lo cual respondió la señora XXXXX con un nítido y tan chulescas o más que mis respuestas: “Tiemblo”, (repuso XXXX XXXXX).
5º Que cuando salió a buscar auxilio, tras ser echado del centro y quedar sin asistencia médica, encontró, como ya se da cuenta en la anterior declaración, a una pareja de policías a los que quería denunciar el atropello, y, estando estos de servicio por algo tan prioritario como era la ya referida inspección de explosivos, fue aconsejado de que lo primero era presentar una reclamación por escrito ante el propio mostrador. No es fácil saber si los agraviados médicos habían tomado ya la decisión de llamar a la policía (la verdad es que causó sorpresa en Carmelo Peciña, pues al único que le veía con razones para hacerlo era a él), o lo hicieron al ver que estaba hablando con los de los explosivos en la misma puerta; el caso (y sería bueno citar como testigos a los referidos inspectores de explosivos , que sería hacia las 5,30-5,45,) es que le aconsejaron que, tras presentar la queja (en formato de hoja de reclamaciones, “si lo veía necesario” (con un tono conciliador, despreocupado propio de policías mediadores, sensatos y que percibían en mí un ciudadano, a lo mejor correoso e intransigente; pero no un agresor),
Se fuera a la comisaría de la Remonta, la más cercana.
6º Declara otrosí que tras la visita a los policías que fueron llamados por los médicos y a los cuales tuvo la iniciativa de presentarse y dar cuenta de su versión (la verdadera, por cierto) de los hechos, les pidió que entrasen en el centro a pedir los números de colegiados de los dos principales denunciables (la citada XXXX XXXXXX y el citado director), pues pensaba en ese momento denuncia a ambos ante el colegio de médicos por privarme de asistencia por causa de una desavenencia menor y unas palabras que no llegan ni siquiera al insulto.
7º Quiere poner de manifiesto ante esta comisaría a la que se dirige otra vez que el trato recibido por los policías que estuvieron presentes en los hechos ha de calificarse con las siguientes virtudes:
Prudente, atento al ciudadano, protector y mediador entre las partes (sin descuidar a ninguna de ellas), con capacidad de atemperar y con distancia suficiente de los juicios de valor que, inevitablemente, en estos casos, unos por agrandar su relato; y otros por hacer de la vida una causa, hacemos gala.
Es muy gratificante que, mientras el poder político va contentando a funcionarios vulnerados en lo económico y en otros aspectos de su dignidad con limosnas como la investidura con la auctoritas, la Policía Nacional, agente de la autoridad con abundancia bastante y punta de lanza del poder judicial, de muestras invariables y constantes de este comportamiento digno, virtuoso y confortable para los ciudadanos, así sean quienes sean. Esto ha de hacer reflexionar a la sociedad y a quienes administran la justicia, principalmente, de que , si bien es cierto que la sociedad no puede permanecer impasible antes agresiones a médicos o, sobre todo, a profesores (conviene citar que la esposa de Carmelo Peciña es profesora, eso sí valiéndose de la solvencia personal, la capacidad de estar por encima de la situación y la categoría académica; no arrogándose una autoridad inconveniente así se la hayan otorgado), esta sociedad, decíamos, no puede tolerar que se otorgue autoridad a cualquiera porque es lo primero que se le ha ocurrido a alguno, más que nada porque para el buen ejercicio de la autoridad se necesita algo que en estos casos no concurre: aprendizaje, práctica, facultades y cadena de mando.
8º Declara por último que ha decidido; pese a ser informado de forma indirecta, que se le va a asignar otro médico y otro centro de salud, (aunque pasados unos días no ha recibido noticia), que ha presentado un reclamación al servicio de atención al ciudadano de la C.A.M, no habiendo obtenido hasta el momento respuesta; pero que declinará aceptar otro arreglo que no sea el judicial, buscando un cambio en la jurisprudencia y esperando de dicha administración judicial la satisfacción personal por la reparación del atropello por abuso, rabieta; pero abuso ,habiendo indicios más que probables de que vayan a acudir al aforamiento, el corporativismo y la mentira para defenderse de la metedura de pata de una y la falta de capacidad de mando del otro; además de la conveniente revisión de la capacidad profesional de la citada médica de atención primaria y el director. También se ha iniciado acciones mediáticas protegiendo los nombres y los instructores para evitar difamación; pero creando opinión y alarma.
En Madrid a 12 de abril de 2013