La he preparado cojonuda

patrolio escribió:

Los ánimos encendidos, las mejillas sonrosadas, la respiración agitada... en aquél momento un relámpago pasó a través de sus miradas enfrentadas. El cerró la puerta de la consulta con un viril taconazo y un gallardo girar de pestillo. Ella llevó sus manos temblorosas a los botones de la blanca bata, símbolo de pureza y distancia inalcanzable. Kenny G desgranaba suavemente nota por nota la melodía de Harlem Nocturne en el hilo musical por encima del cada vez más cercano ulular de las sirenas policiales.

Carmelo deslizo el puente de sus gafas por la nariz a la vez que esbozaba una media sonrisa. La médico se mordió el labio inferior nerviosa, como cuando de niña abría los regalos de navidad. Las manos de Carmelo, recias y nudosas como la raíz de un roble se posaron sobre el suave cabello de ella, se acercó y le susurro algo suave al oído; cómplice e imperceptible.

Las sirenas ya se oían en la entrada del centro de salud, la policía recorría los pasillos y el eco de sus pisadas se iban acercando.

Ella, de mente estéril pero corazón puro y castidad intachable sentía un escalofrío allá donde nunca antes lo había sentido. ¿Que reacción era aquella, acaso su cuerpo trataba de decirle algo?. Sintió una sensación húmeda en su genitales cuando Carmelo posó sus labios sobre su boca.

Alguien se apunta a continuar esta historia? :mrgreen;

Aunque se podría dar muchas vueltas a la tortilla hasta marear la gallina que puso el huevo, yo siempre prefiero un valiente que la caga a un cobarde que por miedo a cagarla no hace nada..osea que OLé tus huevos Carmelo!

#121 ¡Otia! un literato, como River Man.

MINUTO777 escribió:

Doctora: -Es Vd el que viene fuera de cita
Carmelo: bueno, sí, he venido a buscar unos antibióticos que me urgen.
Doctora: ¿Que le urgen,? no hay medicamento que urja
Carmelo: bueno, pero es que llevo noches sin dormir por el dolor y necesito esos medicamentos por blablablablabla
Doctora: bueno, tome pero que sepa ud que hay que pedir cita para estas cosas
Carmelo: ok tiene razon, ya lo he visto fuera, la proxima vez lo hare, buenos dias y muchas gracias.

Es un posible mundo paralelo solo con no haber metido lo del panfleto (tirar con bala)....no es tan dificil de torear, ojala todo fuera tan sencillo ....como la poli ha hecho contigo...lo soluciona

Yo también me releo los textos, sobre todo cuando tienen chicha y vienen de alguien que se ha tomado la molestia.

Propongo un par o tres de conversaciones alternativas, la primera en la que ella de ejemplo de paciencia y contención (autocontrol, muy recomendable por parte de los médicos) , otra admisible (en la que cabe su fuero y el enfado correspondiente), obviamente yo no abdico de ser borde, la versión, siendo de reposición modifica sus respuestas, sólo al final. La tercera versión es al que recoge un cabreo importante, pero sin salir chillando, sin cogerme del brazo y sin amenazar, amparada en su investidura, que ya se ve que es abusiva:

Doctora: -Es Vd el que viene fuera de cita
Carmelo: bueno, sí, he venido a buscar unos antibióticos que me urgen.
Doctora: ¿Que le urgen,? no hay medicamento que urja
Carmelo: ¿cómo?, sí ya he leído las tesis de Wittemberg (esto no lo cité ni en la denuncia ni en el escrito; pero en realidad fue lo que le espeté, sí, una cita a Lutero)
Doctora: No me está gustando nada su tono... (con todo el atufamiento, retintín o humos que quisiera, está en su derecho la señora)
Carmelo: pues a mí tampoco el suyo ni vd., y no estoy dispuesto a aguantar a médicos aforados tras un despachito que se paga con mis impuestos así que subo ahora mismo a que me cambien , no esta consulta fuera de cita; a vd, porque no la quiero como médico.

Está versión mía menos despreciativa,en la que expreso un derecho y mi discernimiento le hubiera ocasionado tanta contrariedad como mi desplante, que no insulto. seguro que la hubiera montado ella igual, aunque no se hubiera sentido tan vejada (algo subjetivo debido a la contundencia, concisión y desvergüenza de mi contestación)

Doctora: -Es Vd el que viene fuera de cita
Carmelo: bueno, sí, he venido a buscar unos antibióticos que me urgen.
Doctora: ¿Que le urgen,? no hay medicamento que urja
Carmelo: ¿cómo?, sí ya he leído las tesis de Wittemberg (esto no lo cité ni en la denuncia ni en el escrito; pero en realidad fue lo que le espeté, sí, una cita a Lutero)
Doctora: No me está gustando nada su tono... (con todo el atufamiento, retintín o humos que quisiera, está en su derecho la señora)
Carmelo: pues a mí su cara.
Doctora: No estoy dispuesta a que falten al respeto, no estoy dispuesta a aguantarle a vd, vd viene fuera de cita y ¿todavía me va a marcar a mí el paso?.
Carmelo: Ni a mí vd tampoco, ni estoy para aguantar a amargadas y soberbias , ya sean con bata o sin ella (yo hablo así) ahora mismo lo dejamos aquí, y voy a que me cambien de médico.



Amigos, cuidado con el médico, le han investido...


Versión cabreo dentro de lo aceptable

Doctora: -Es Vd el que viene fuera de cita
Carmelo: bueno, sí, he venido a buscar unos antibióticos que me urgen.
Doctora: ¿Que le urgen,? no hay medicamento que urja
Carmelo: ¿cómo?, sí ya he leído las tesis de Wittemberg (esto no lo cité ni en la denuncia ni en el escrito; pero en realidad fue lo que le espeté, sí, una cita a Lutero)
Doctora: No me está gustando nada su tono... (con todo el atufamiento, retintín o humos que quisiera, está en su derecho la señora)
Carmelo: pues a mí su cara.
Doctora: Pues haga el favor de salir ahora mismo de la consulta, no estoy dispuesta a aguantarle a vd, que estoy harta de, encima, tener que aguantar groserías, salga ahora mismo de mi despacho.
Carmelo: ahora mismo, y voy a que me cambien de médico.

janfriboga escribió:

Cuando uno está jodido no tiene ganas de estar en un banco duro esperando a que un médico le atienda,

Me hubiera esperado sin rechistar 4 o 5 horas, para eso iba preparado, lo que no resisto ni un minuto es la riña de una aforada fuera de si.
¿Comprendes ya la jugada?

Loormelotte escribió:

Carmelo deslizo el puente de sus gafas por la nariz a la vez que esbozaba una media sonrisa. La médico se mordió el labio inferior nerviosa, como cuando de niña abría los regalos de navidad. Las manos de Carmelo, recias y nudosas como la raíz de un roble se posaron sobre el suave cabello de ella, se acercó y le susurro algo suave al oído; cómplice e imperceptible.

Las sirenas ya se oían en la entrada del centro de salud, la policía recorría los pasillos y el eco de sus pisadas se iban acercando.

Ella, de mente estéril pero corazón puro y castidad intachable sentía un escalofrío allá donde nunca antes lo había sentido. ¿Que reacción era aquella, acaso su cuerpo trataba de decirle algo?. Sintió una sensación húmeda en su genitales cuando Carmelo posó sus labios sobre su boca.

Pero, ¡Oh, porca miseria! en ese momento apareció su amante y querida esposa, ese ser lleno de luz y energía capaz de cuidar tres niños bien alimentados y con el ego por lo cielos y colmados de caprichos. Así pues, la amante esposa vio a su marido, Don Carmelo de Villaconejos de Arriba, probar el dulce aroma del café de media mañana de esa doctora, a primera vista blanca e impoluta, pero que en lo más profundo de su ser es un ser zafio y una ramera.

Carmelo, ajeno a la furia incontrolada de su amada esposa, seguía con sus labios posados en la boca de la doctora, más excitada que ruborizada, hasta que en ese momento, Don Carmelo de Villaconejos de Arriba sintió un golpe sordo en la nuca y luego le sobrevino la oscuridad.

Abrió los ojos poco a poco, mareado, todo borroso veía, desorientado se encontraba, y....un extraño dolor en las muñecas, tobillos y en las pelotas. Allí se encontraba, nuestro querido héroe, el adalid de la justicia, en un aprieto que ni el Cid podría imaginar en su más locas aventuras caballerescas. Atado de pies y manos, se encontraba con las piernas abiertas, en un lugar extraño, frío, húmedo, oscuro y aterrador. Tenía un peso colgando de las pelotas, que le hacía sentirse muy mareado.

De repente, se abrió la puerta, y allí apareció una figura tras la luminosidad que casi le ciega. Creía reconocer la figura de la puerta pero....-¿seguro que es ella?, No, no puede ser- ser repetía una y otra vez. Al lado, apareció otra figura, ¡la doctora!

En su nublada mente, las formas empezaron a aclararse, empezó a comprender el por qué de la insistencia de su señora para ir a la consulta sin cita. Era todo un ardid para dejarse embaucar por esa mala pécora y a la vez sexy doctora.





Alguien continua??

#121



No, en la vida,a ti a lo mejor; a eso ni harto de grifa...

#122

Gracias, amigo.

Born® escribió:

apareció su amante y querida esposa

Qué manía tenéis con las esposas, de verdad, en masa, un divorcio colectivo en Hispasonic ya...
qué censoras, vigilantes y castradoras (continuación de madres) las caracterizáis, pobres...qué pena tienen que sentir...

#129

Joder, es por amenizar el relato. Sabes que no hay nada personal contra ti, ni contra tu familia, tío.


Venga va, ¿qué tal escribo para ser de ciencias?

#130

Que no es por mi mujer, capullo; que es por la tuya o por las mujeres en general, que sois unos machistas por vía lactante, lactante machistas

Born® escribió:

¿qué tal escribo para ser de ciencias?

jajaja, buen relato, pero debo decir que escribes como alguien de ciencias

#132

¿En qué sentido?

Carmelopec escribió:

Que no es por mi mujer, capullo; que es por la tuya o por las mujeres en general, que sois unos machistas por vía lactante, lactante machistas

No tengo mujer soy soltero.

los policías resultaron ser hembras con grandes melenas rubias y motos rutilantes.
vestidas de cuero, se apreciaba detrás de las ray-ban el deseo irrefrenable de sexo duro.
la médico, aunque fea, tenia buen culo, a Carmelo no se le escapo, pero lejos de dejarse engatusar por unas fulanas, siguió impasible con su cruzada personal, es decir averiguar cuanto pecho tiene Marta Sanchez .

Born® escribió:

¿En qué sentido?

No se, era broma, pero quizá sea por la contundencia descriptiva ajena a la sugerencia o el matiz metafórico...

Born® escribió:

Tenía un peso colgando de las pelotas, que le hacía sentirse muy mareado.