ja ho ha dit ell
Independencia de Cataluña Vol.2
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Manuel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los padres de la Constitución, cree que la consulta cabe en la Constitución si se consensua con el Gobierno:
http://www.20minutos.es/noticia/2007050/0/herrero-minon/cree-consulta/cabe-constitucion/
http://www.20minutos.es/noticia/2007050/0/herrero-minon/cree-consulta/cabe-constitucion/
#940 Si, aver si cuando Catalunya se independice, se convierte en un pais donde realmente la iglesia no goze de todos los privilegios que tiene, que dejen de chupar tanto y paguen todos los impuestos... Lo dudo, igual que dudo muchas cosas, que parece que aqui los que estan convencidos de la independencia lo ven todo muy claro.
Si, muy sensibles a las necesidades catalanas... pon ejemplos.
4 escribió:Los políticos catalanes no serán perfectos, pero son mas sensibles a las necesidades catalanas y han demostrado empatía con las multitudinarias manifestaciones al poner día y pregunta. Cosa muy digna de admiración pese a los faroles y presiones.
Si, muy sensibles a las necesidades catalanas... pon ejemplos.
jordipab escribió:Manuel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los padres de la Constitución, cree que la consulta cabe en la Constitución si se consensua con el Gobierno:
Creo que lo puse hace ya la tira. En una entrevista en El Mundo (horror!) de Miñón comentaba que el mayor error fue el café para todos en lugar de limitarlo a las autonomías históricas.
http://www.caffereggio.net/2013/06/09/fue-un-error-no-pactar-con-pujol-el-reconocimiento-de-la-singularidad-de-cataluna-de-miguel-herrero-de-minon-entrevistado-por-victoria-prego-en-el-mundo/
Un extracto para
Alguien escribió:R.–Las autonomías sirven, fundamentalmente, para reconocer identidades singulares. Pero eso se generaliza, y lo que puede venirle grande, por ejemplo, a Madrid, les viene corto a Cataluña y al País Vasco. Por eso tendrían que haber sido asimétricas. Ése fue el primer error. Y el segundo, que se ha copiado el modelo catalán en todos sitios. Que Cataluña, que en 1932 tenía un Consejo Consultivo, lo tenga ahora, tiene cierto sentido. Pero que se creen 17 consejos consultivos no tiene razón de ser.
P.– ¿Cree que dentro de la nación española hay varias naciones?
R.–Eso es, siempre lo he defendido así. Sé que no es muy popular decirlo en Madrid, pero lo digo y lo repito. La España posible y deseable es lo que Prat de la Riba llamaba la «España grande». Tan grande que puede cobijar identidades nacionales diversas.
P.–¿Un Estado asimétrico con tres, cuatro naciones y una sola nación?
R.–Un Estado en el que se reconoce una situación singular y una relación bilateral con determinadas comunidades. Yo veo tres: Cataluña, País Vasco y Galicia.
R.–Cuando se generalizaron las autonomías, hubo dos intereses bastardos. El interés de la izquierda, que no estaba segura de ganar las elecciones del 79 y quiso trocear el Estado –en el mejor sentido– para coger parcelas de poder en Andalucía, en Extremadura o en Castilla-La Mancha, cosa que consiguió. Y el interés de la derecha, que, con pensamientos igualmente generosos, quiso ahogar la autonomía catalana y la vasca generalizándolas.
R.–La falta de sensibilidad política, no darse cuenta de que el nacionalismo es, ante todo, un fenómeno afectivo. Y los afectos no se tratan a golpe de leyes y decretos. Se tratan con símbolos, no con conceptos. Los elementos simbólicos aquí siempre han sido muy mal tratados. No ha habido sensibilidad.
P.– Segundo error.
R.–Éste es más concreto: se desperdició la ocasión de haber pactado con Pujol. Durante años, Pujol intentó un pacto de Estado en que se reconociese la singularidad catalana. Él era el interlocutor ideal para un pacto, porque no tenía que demostrar su condición de catalanista y ejercía, digamos, un control muy amplio sobre la sociedad catalana. Pero no se pactó con Pujol.
P.–¿Cree que el nacionalismo catalán ha respetado los símbolos españoles? Usted dice que el símbolo es muy importante.
R.–Sí, lo es. La verdad es que yo no he tenido en Cataluña problemas jamás. Ni con mi lengua ni con mi identidad. Y todo el mundo sabe que yo soy españolista. Tan españolista que creo en la España grande.
P.– Estando como están las cosas, ¿qué cree que va a pasar?
R.– Se terminará negociando. La salida está en reconocer la singularidad catalana y las competencias que a esa singularidad corresponden dentro de la unidad estatal.
P.–¿Y eso cómo se traduce? Por ejemplo, en la enseñanza.
R.–Lo que hay que evitar es el modelo belga: dos comunidades lingüísticas que viven de espaldas. Y el remedio para eso era la inmersión lingüística. En Cataluña todo el mundo es bilingüe ahora. El que diga que en Cataluña no se habla castellano es que no ha ido a Cataluña nunca.
P.– ¿Cree que en España existe la unidad de mercado?
R.–Que se lo pregunten a El Corte Inglés, si existe o no existe.
No está mal para un españolista.
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