plastamix escribió:
Por cierto que mi nick viene de lo plasta que resulto a la gente porque en las discusiones siempre tengo yo razón. No veas lo pesado que resulta eso.
¿Personalidad pontifícia?
plastamix escribió:
Pues estoy mirando entre los iconos y no veo una sonrisa lo suficientemente gorda....
¿De autocomplacencia?
....
Falken: Mi único propósito era encontrar el modo de ensayar una guerra nuclear sin destruirse, lograr que las computadoras aprendieran a partir de errores que no debíamos cometer. Lo malo es que no pude lograr que Joshua aprendiera la lección más importante.
David Lightman: ¿Cuál?
Falken: La de la inutilidad. Llega un momento en que hay que saber retirarse.
Jennifer: ¿Qué clase de lección es esa?
Falken: ¿Has jugado alguna vez a las tres en raya?
Jennifer: Sí, claro.
Falken: Pero ya no juegas.
Jennifer: No.
Falken: ¿Por qué?
Jennifer: Porque es un juego aburrido, siempre acabas empatando.
Falken: Exacto, no hay manera de ganar. El juego en sí no tiene sentido.
Las máquinas son pretenciosas, no pueden aceptar algo obvio que les resulte contradictorio como el hecho de no poder ganar a un juego, así que tras concluir con el tres en raya, comienza a formular las distintas variantes que el juego de Guerra Termonuclear posee, desde todos los bandos de todos los países posibles y en todos la conclusión es la misma, no hay ganador. Que magnífica forma de convencerse, que gran mensaje y deducción a la que llega Joshua. Este es el segundo gran giro, el superordenador llegando a la conclusión de lo extraño que resulta ese juego, la única forma de vencer es no jugar. Un final apoteósico. Simbólico a más no poder.
Concluyendo de esta impresionante forma tras habernos dejado sin aliento al ver las numerosas simulaciones en las pantallas del NORAD. La máquina dándonos una lección a todos difícil de olvidar pero que sería deseable que muchos más la recordasen.