Es que tiene unas críticas en todas partes absolutamente desmesuradas. Todas. Unánimemente, del 9/10 no baja en ningún sitio.
¿Cómo se explica esto? Parece que se hayan puesto todos los críticos de acuerdo, o directamente que todo el mundo haya dado por buena la opinión de Pitchfork. De quienes, en este caso, era previsible el sesgo que tendría, son fanboys más que declarados.
El disco, aparte de un sonido apagadote bastante horrible, entre temas molestos (ya vale de palanquita y de desafinar la guitarra todo el rato) y cosas que rozan la tomadura de pelo, es una decepción en toda regla. Y NO, no es uno de esos casos en que uno no entiende nada o que resulta desagradable pero se intuye que hay algo más, no es un disco de Scott Walker. Es más de lo que había en Loveless sin tener lo que tenía Loveless. No hay, por supuesto, nada de sorpresa (despues de más de 20 años qué sorpresa iba a haber), pero es que parece que no hay melodías chulas, no hay guitarrazos, no hay emoción, no hay ritmo. Todo es como monocorde, cero dinámica, todas las guitarras tocando ando todo el rato los -3dBs y de ahí no bajan. Y lo peor es que seguro que alguien lo intentará justificarlo como ambient o drone, o vete a saber. El clímax es ese bodrio llamado "Is this and yes", un gran ejercicio sobre cómo cagarla intentando pasar por Philip Glass y Brian Eno a la vez, un tema ABURRIDO de cuatro acordes de sinte mal puestos y fuera. Si cuela cuela. Veintitrés años para hacer esto, felicidades.