Muy buena pregunta, uno de mis ejes argumentales; pero empiezas enunciándola mal: algo no puede sonar (verbo) con un adjetivo; suena con un adverbio, error común en zonas en las que se endulza el habla; te lo resuelvo, como no estamos planteándonos si es bien o mal, que serían los adverbios socorridos; sino que nos referimos al debate entre la bonito y lo feo, o más bien cuánto de belleza en el sonido percibido es aconsejable, cuánto de esa sequedad cacareada es tolerable (y además de fealdad, ese sonido no sólo acaba siendo feo; sino irreal.
Hay cantinelas cacareadas y perpetuadas, algo muy común en los foros, que dan curso a las afirmaciones de quien tenga mayor capacidad de convocatoria, capacidad de convencimiento o experiencia demostrada; lo peor son los juicios reiterados de algunos que no han ido a un estudio más que cuando se hizo las fotos de la primera comunión, no tiene amigos en la profesión a los que visitar y, muy habitual, construye, y va modificando sus juicios conforme va reparando en que no son ciertos del todo o no son convenientes, los va atemperando; pero desde el principio no son juicios forjados en el trabajo ni en la escucha, sólo en los foros.
Yo, que sí tengo el vicio de escuchar cajas acústicas y he escuchado muchas en mis muchos años, te voy a contar algunas experiencias, si te valen hazlas tuyas o considérelas, no son opiniones a secas; son opiniones, certeras o no, basadas en la experiencia.
Partamos de la consideración , grosera y esquemática para la ocasión, de lo que es un bafle. Un bafle o recinto acústico o caja (no altavoz, que eso es una metonimia paleta de uno de sus componentes) es, salvo escasas excepciones o que nos refiramos a un bafle dipolar, un paralepípedo de madera, aglomerado (hasta de fibras u hormigón) en cuyo plano frontal van dispuestos altavoces, depende de cuántas vías sea el diseño, habrá tantos altavoces, o , mejor descrito, transductores.
El Principio en el que se basan estos transductores es la transformación de una señal eléctrica modulada en una vibración o desplazamiento que resuene de tal manera que reproduzca de una forma fiel un sonido que se está tomando en un micrófono o proveniente de alguna fuente registrada o interpretada.
En esta descripción redundante e innecesaria para la mayoría, podemos prever que los altavoces y el sonido que esperamos de ellos, no querremos que sea el mismo si queremos uno para guitarra(que lo queremos capaz de aguantar la dinámica y las características de ese instrumento, que además se asocia a un modo particular, en mayor o menor medida, queremos que suene twang o abierto; pero queremos que suene a guitarra, no a Hi Fi.
Del otro lado está el P.A. que se propone que el sonido cubra, con calidad; pero sobre todo con rendimiento y salvando las dificultades de los espacios, un recinto abierto o cerrado en el que hay público con ganas de escuchar.
En la cúspide de la excelencia están las cajas de estudio y las de HI Fi, que no son del mismo tipo.
Ambas se proponen sonar bien, con fidelidad a la fuente; pero, como esa fidelidad es un paradigma cultural e ideal; no real enteramente, los caminos y las formas de escucha y de valoración de sus características van divergiendo en la hsitoria.
Hace unos cuantos años, vimo a mi estudio un gurúde la Hi Fi en España, estábamos montando un sistema para captura de vinilos antiguos (algunos de los que no existían las cintas o planchas originales.
Nos decidimos por giradiscos y previo RIAA de la marca Project (creo que era un carbon o un expression , con alguna mejor en la cápsula sin irnos a territorios indecentes en precio, creo que uan ortofon de gama media, que tenía una relación precio/prestaciones estupenda ( no había presupuesto para una Colibrí de van der Hull ni gollerías...).
Este señor, cuando vino y vio mis Fostex de campo cercano (y eso que había arriba una Dali Blue; ahora hay algo mejor), dice: anda , esas cajas horribles que escucháis los de los estudios, me reí y debatimos, de sobra conocía la historia de las NS 10, de la Tannoy, de las Auratone, de las Quested.
En realidad, en los sesenta, los que tenían cajas a medida, se las construía un ingeniero a medida en función de la sala, se utilizaban componentes de Hi Fi, que era los que había, los buenos, Scan Speak, o Biffa o americanos, o los que hubiera, que en muchos casos son las marcas con las que se hacen las cajas buenas ahora.
Y, ojo, que aunque luego saldré al paso del culto a la sala que se está predicando por aquí (en buena medida por lo que señalaba al principio; de leídas más que de oídas, o de leídas de foro y no de manual científico), las mejores cajas son esas: las diseñadas in situ, al estilo de a las que diseñaba Westlake Audio o en aquellos años Pillip Newell.
Pero como en los setenta hubo pop y, por tanto pupularización, a Quicy Lones se le ocurrió usar unas cajas de gama media de Hi fi media de Yamaha y ya teníamos el paradigma; quiero sonar en todos los sitios de forma similar, o quiero sonar como éste...mimetismo que ha ido acrecentándose.
Después han ido apareciendo interpretaciones de ese paradigma, quienes como Event se han atrevido a meter altavoces de graves con conos de 8" (lo cual es, para diseños de dos vías, un riesgo enorme); porque la gente del Hip Hop o de la electrónica pedían bajos más similares a los de los bafles de los clubs y porque, siendo hedonistas y acabando de salir del Hummer, no les valía tanta compostura y privación: poderío en graves, ya eso del bafle seco, de la respuesta plana se tambaleaba. Antes otros ya habían corgido las deficiencias de los NS 10, casi todos el mundo los mejoraba, pues sus virtudes, que las tenía, eran fácilmente alcanzables sin la mayorá o la totalidad de sus defectos.
Podríamos abundar mucho en todo ésto y doy pie para que otros más técnicos lo hagan; al fin y al cabo soy historiador y estoy contando un pequeña historia, corta y reciente, que son las que más a menudo se nos despistan; pero una historia que interesa a bastantes.
En esos años aparecía y se afianzaba el oficio y el proceso del mastering, tras los procesos de ramasterización de grandes obras de la historia de la música para pasarlas al nuevo formato del Cd que se imponía en los hábitos
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En seguida , a nada que cobró prestigio ese oficio, los ingenieros u operadores de mastering se fueron a cajas de Hi Fi Hi end, ya no se trataba de cajas de estantería de dos vías que sacaran los defectos, que fueran testigos imparciales, hacía falta todo; y en ese todo aparecían las partes perdidas con el consentimiento de los estudios populares:Rango de frecuencia (no sólo graves), rendimiento, refinamiento, detalle, sutileza, amplitud, ritmo, empaque, velocidad, sensibilidad y, por qué no referirse a ello, prestigio.
por eso se veían en las salas de mastering ProAc, PMC, Wilson Benesch, las legendarias Focal Aria y Utopía, B&W Nautilus, ATC, Lipinski, Tyler Acoustic, esas cositas.
Cajas para ser escuchadas en salar amplias, más o menos (normalmente más) tratadas acusticamente; pero de verdad, no con polladas. No cajas de campo cercano (que de esa marcas sólo las studio 100, más o menos los son, su reflex delantero te puede legar a ventar un poco si das cera a la etapa o etapas.
Marcas como Dynaudio o PMC, que son de gran prestigio en la Hi Fi pasaron a sacar producto para campo cercano, los demás a sacar cositas de maletín de la señorita Pepis para que el produstorsito ya lo tuviera, y hasta KRK, que hizo en los 80 y 90 cajas innovadoras de hormigón y fibra, sacó unas cajas cacofónicas, eso sí, con el como amarillo, para contento de los bedlom plodusel y cabreo de la madre que veía cada vez más cachivaches y lucecitas (no le habría bastado con darle a la sardina al chico éste..., se lamentaba).
y, claro, unas AMl 2 pasaron a servir tanto para mastering (en campo cercano, no pegado al careto adolescente) como para la mezcla; o las Dynaudio aportaban algo de graves, emoción y compostura a lo que antes era un sufrimiento.
Y muchos en los foros y en las tertulias profesionales empezamos a pedir algo de belleza; ya teníamos el culo algo pelado de la respuesta plana (que, ojo, no es mala cosa que algo se comporte de forma homogénea en un rango de frecuencias cuanto más amplio mejor), o más que de la respuesta plana del modo en que se había dado por bueno alcanzarla, de la falta de información de frecuencias que estaban; pero salían a flote, y sobre todo, de estar horas sufriendo, arremetíamos contra las venerables y odiadas NS10, aveces siendo algo injustos (bueno...).
Pero la chavalería a sus Esi, sus M-audio y su Beheringer de 4" y 5".
Esta semana he escuchado cosa interesantes,alguna ya escuchada; pero comparando varias.
Ayer escuché las Yamaha Hs de 5" con las Focal Baratas de 6,5 y de (3 (estas ya las tenía escuchas incluso usadas las Yamaha), junto con las JBL 305 tan baratas y tan ponderadas, que no las había escuchado.
El miércoles probé las Dali tope de gama y las B&W 802, junto con casi todos los auriculares AKG contra varios Audio Technica y un par de Grado.
Podré contar más cosas; pero lamentablemente tengo veinte cosas que hacer; un mastering en mi ordenador sin descargar de We Transfert, fotos e informes varios.
Ya iremos hablando de la frontera entre lo bonito y lo feo y la imparcialidad y la parcialidad; entre el detalle y el placebo, lo dejo ahora en este punto, seguid.
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