Creo que el contenido de esta página web se ha malentendido. Quizá hay veces en los que una redacción de algo lleve a dichas interpretaciones, pero razón de más para tratar de esclarecer las cosas en lugar de disponerse rápidamente a apedrear, incluso con frases o palabras malsonantes que dicen muy poco a favor de quien las usa. A veces el no tener que dar la cara hace que algunas personas se permitan este tipo de lenguajes, y creo que está claro a quién me refiero unas líneas arriba, y las partes anatómicas aludidas.
Quiero identificarme, no como otros omiten, como Pedro Vilarroig, compositor y presidente de la Asociación Española de Compositores Neotonales. Por alusiones en esta página y multitud de incorrecciones o impreciosiones, por no decir en algunos casos, groserías, me creo en la obligación de aclararlas.
Lo primero es reafirmarme en la definición de atonal. Si recurrimos a sus raíces lingüísticas, el prefijo "a" significa, por si alguien no lo sabe, "que no tiene", que "carece de". Ejemplos de ello son "atípico", "arrítmico", "apático", etc. Por tanto "atonal" significa literalmente "que no tiene tónica", es decir, punto de reposo preferente en una escala dada. Ejemplos de ello son las siguientes escalas: hexacordal (o de tonos enteros) en donde todas las notas distan un tono, cromática, que distan medio tono, y otras menos conocidas como la aumentada o disminuida, en las que distan una tercera mayor y menor respectivamente. Esa falta de jerarquización hace que no existan centros preferentes de reposo y que cualquier nota sea igualmente válida para terminar, empezar o cadenciar. La escala hexacordal, por ejemplo, usa solamente dos acordes de aumentada para armonizar cualquier combinación de esta escala atonal. Comparemos estos dos acordes de sonoridad idéntica, por tratarse de acordes del mismo tipo, con los tres acordes mayores, tres menores y uno disminuido de una escala mayor para darnos cuenta del nivel de mayor pobreza de este recurso. Aparte de ello, también carece de juego tónica-dominante-subdominante y de las características de los otros grados de la escala mayor, menor, dórica, mixolidia, etc. También admite, es cierto, otros acordes disonantes con combinaciones de tercera-segunda, etc, pero no existen consonancias, otro elemento menos a contar. Las escalas cromáticas, cuna del dodecafonismo, contienen a todas las demás pero su uso, como dodecafonismo típico, exige la intervención de esos doce sonidos sin que existan relaciones tonales o modales tradicionales. Por favor, que alguien me indique, argumentando con precisión y sin especular, esas enormes posibilidades de lo atonal. Siempre se habla en abstracto, en metáfora, se dice que hay estructuras complejísimas detrás de ello pero nadie las explica, nadie ha sido capaz hasta ahora de decirme qué cosas maravillosas hay tras una obra que acaba de echar al público de una sala. Estoy realmente sediento e interesado por que alguien me lo explique. A ver si ahora tengo suerte y sucede.
Llegado este punto quiero hacer notar que algunos de los que han intervenido en el debate no han entendido en absoluto lo que se quiere decir en la página, ya que precisamente, el serialismo y el dodecafonismo es parte integrante del neotonalismo. A lo que se hace referencia es al atonalismo, no como recurso, sino como modus operandi dentro de la obra completa de un compositor. Es decir, una comida compuesta de un primer plato de tortilla de patatas (muy rica por cierto), seguida de un segundo plato de tortilla de patatas (esto empieza a saber a lo mismo) y un postre de tortilla de patatas (esto empacha). Yo he usado mucho las técnicas dodecafónicas y seriales en mis composiciones, la obra de Arnold Schömberg es un puntal en la música del siglo XX. Yo creo, por ejemplo, que Música para cuerda percusión y celesta de Béla Bartók es una obra maestra que ya admiraba desde niño. El Requiem de Ligeti me parece igualmente magistral. Así que creo que huelgan ya todos esos comentarios sobre el dodecafonismo porque, como digo, es parte del neotonalismo. Quizá debí decir música caótica en vez de atonal.
Hay otro comentario que dice que no tenemos "fundamento ni vericidad". Supongo que por "vericidad" se referirá al vocablo "veracidad", puesto que el que usted usa no figura en el diccionario. Dice que tratamos el pop y el jazz "a la ligera", ya que lo metemos en el saco de la tonalidad (?). Mire usted señor, o señora, me parece que usted no sabe lo que es la tonalidad. Aparte de ignorar lo que es, se permite decir que es un "tremendo error". Bien, pues tonalidad viene de TONO, y significa que existe una nota, llamada TÓNICA, que es la primera nota de la escala, y sobre la cual recaen las cadencias fundamentales. En este saco se mete, por supuesto, el jazz y el pop, tonales ambos en esencia. Concretamente el jazz ha sufrido una evolución hacia el free jazz, de características más cercanas a lo atonal que el viejo jazz, pero manteniendo raíces en lo tonal. ¿Cual es el "tremendo error"? ¿es acaso el que no sabe usted lo que es la tonalidad? Dice también que el atonalismo es "muy joven" me parece que anda algo flojo en matemáticas, ya que John Cage nació en 1912 y emplea ya sus pianos preparados (muy interesantes, por cierto) en 1946. Si a 2009 le resto 1946 me salen 63, y los pianos de John Cage no fueron sus primeras obras atrevidas. A mí esto no me parece joven, habida cuenta de que el neoclásico aparece en el siglo XVIII y a finales de éste enlaza ya con el romanticismo. Ya sé que ambos son tonales pero en el segundo aparecen planteamientos impensables que también tuvieron sus detractores. No obstante estas variantes fueron aceptadas con mucha mayor celeridad que el tema de la música contemporánea que aún no ha tenido éxito. Eso de decir que aún no pasó el tiempo suficiente para que se entienda es muy manido, use otro.
Hay una frase, especialmente curiosa, cuando se dice que somos nosotros los que estamos dando la espalda al público. Yo no sé si quien lo ha escrito se refiere a un público extraterrestre porque en los conciertos de la Nacional, cuando hay música contemporánea, en un auditorio de 2100 localidades hay apenas 50 personas de las cuales, más de una sale despotricando. En nuestros conciertos, no voy a decir que lo llenamos, porque no quiero faltar a la verdad, pero hay del orden de unas 1.000 personas. Nosotros pasamos una encuesta al público para que libremente opine sobre lo que ha escuchado. Ahí tengo las estadísticas y los originales para quien quiera echarles un vistazo. Aún estoy esperando que en un concierto de compositores atonales tengan el valor de hacer esto. Hagan también esta prueba: organicen un concierto de música contemporánea atonal y cobre 20 euros por la entrada a ver qué sucede. En nuestro caso el público los paga (si quieren les mando la liquidación de taquilla del banco en nuestro último concierto). Yo soy del COMA (Compositores Madrileños) y cuando propuse un concierto de taquilla me dijeron que eso era imposible porque iba muy poca gente. Si señor, atonalismo es sinónimo de masas como usted pretende. Hablar es fácil, es gratis, decir que estamos dando la espalda al público es hablar a la ligera. Antes de lanzar juicios temerarios hay que informarse de las cosas. También tiene gracia que se hable de libertad ¿para quién? ¿para todos o para unos pocos? ¿es que estamos coaccionando a alguien? Veamos a continuación quienes son los que tienen la sartén por el mango y quienes coaccionan la libertad del compositor:
Quería comentar que yo estuve en un grupo de esos llamados vanguardistas y tuve que marcharme porque la cara se me caía de la vergüenza. Las chapuzas que se llegaban a hacer eran inadmisibles. Incluso me llegaron a cortar la corriente de los sintetizadores en un concierto. Me decían con una hora de antelación que iba a tocar el piano en el concierto, a lo que respondía que eso de no ensayar no me parecía bien. La contestación es que daba igual, que iba a sonar lo mismo porque todo era disonante. Si esto es seriedad que venga Dios y lo vea. Me llegaron a censurar en una obra (atonal) que sonaba demasiado bien (!!). Me dijo: "Sí, hombre, es que ya sabes, la música contemporánea tiene que ser algo agresivo, desafiante, incluso molesto o irritante que saque al público de su estado de comodidad". A mí esto me parece una falta total de respeto y fue la puntilla para salir del grupo. Puede que no sean todos así, pero conozco a otros señores que hacen de este tipo de música y realmente se puede decir de muchos de ellos que su ego les precede. Yo llevo treinta años haciendo música. Generalmente se me ha faltado el respeto sistemáticamente por el mero hecho de componer usando (no en exclusiva) la tonalidad. La mayor parte de los compositores de música contemporánea son extremadamente intolerantes y ocupan a veces puestos clave, bloqueando constantemente todo aquello que ellos consideran que "no se adapta a su propio pensamiento". Vamos a ver según usted, a esto se le llama libertad ¿puedo hacer, como usted dice lo que me salga de los mismísimos, sabiendo que al final un señor me va a bloquear el trabajo? ¿Quién es el que coacciona a quién? Nosotros no hemos declarado la guerra a nadie, simplemente nos defendemos y exigimos el mismo respeto que para cualquier otro, ni más ni menos. Cuando escriba en una página infórmese mejor de cómo son las cosas y sabrá que estamos viviendo un fascismo musical. Dice en tono despectivo que el neotonalismo es un invento absurdo. Bueno, es una frase más de las suyas, desdeñosas, irrespetuosas y sin argumentar, ignorando por completo lo que es, justamente lo que usted dice que no es: experimentar: mire, yo analizo diariamente muchas partituras de música de cine, hago experimentos con series de jazz. He dado conferencias a músicos y me comentan que les he dicho cosas que no habían visto nunca en los libros y mucho menos en el conservatorio. De hecho acabo de publicar un libro con estos estudios: física y teoría de la información. ¿Cuales son sus experimentos? Exploro en otras culturas: acabo de hacer cuatro arreglos de piezas coreanas que se pondrán en Conciertos de la 2 de TVE, escucho música popular de raíces africanas y trato de ver su estructura. Paso tardes ENTERAS con programas como Absynth, buscando timbres nuevos y rechazando todo aquello que no me parece interesante. Yo llevo años conviviendo con compositores que no mueven un dedo para investigar nada. No hay ninguna experimentación, la prueba es que siempre hacen lo mismo: usan instrumentos antiguos y a muchos les horroriza la informática. Cuando llegué al grupo de música contemporánea tenían sintetizadores ahogados ¡¡con el filtro pasabajos completamente a cero!! sin dejar pasar la señal ¡y se llaman vanguardistas! Podría ser tan desdeñoso como usted en su frase "y ahora llegan estos" (sólo le faltó añadir un insulto), y parafrasearle diciendo "y ahora llega éste" y dice que esos señores que la palabra ordenador les da urticaria, a quienes he oído decir literalmente "ese aparato nefasto llamado sintetizador", resulta que son los investigadores y los avanzados y yo, que me tiro horas y horas investigando, resulta que soy el carca para alguien que, en un par de segundos se erige juez y pretende conocerme a mí y a mi trabajo mejor que yo mismo. Sí, señor, usted ofende, y especialmente por su desinformación y su ligereza. Reconozco que posiblemente yo no me haya expresado con claridad en lo referente al atonalismo en la página, que corregiré debidamente, pero eso no le da derecho a que aproveche para proceder a la lapidación total, acusando de cosas que desconoce por completo, y que son falsas. ¿Dónde dice que condenamos la investigación?
En principio me parece excelente mantener un debate con personas que no opinan igual que yo. En ocasiones, como esta, hacen ver otros puntos de vista que han podido malentenderse, como por ejemplo, la condena del atonalismo, cosa que nosotros no hacemos. Sin embargo hubiera apreciado más el decirlo a la cara, escribiendo directamente a nuestro correo, que para eso está, y exponer civilizadamente las quejas, obviando expresiones obscenas, valientemente parapetado tras un teclado. Yo no tengo ningún problema en quedar físicamente con usted o con cualquiera, y para hablar de lo que quiera, y a ver si entonces algunas personas se atreven a emplear cara a cara, con su interlocutor, ese vocabulario soez que, creo que las normas de esta página, desaprueban.
Finalmente será el tiempo y el gran público quienes tendrán la última palabra y no personas sueltas como usted o como yo, escribiendo cosas que pocos van a leer.