Buenos días.
Algunos consejos que se me ocurren:
+ Como ya he visto que usarás Finale o Sibelius, descarto que vayas a entregar manuscritos, pero si te entrara la tentación, ni se te ocurra, pues los músicos te los meterán por donde amargan los pepinos.
+ Las partituras tienen que estar perfectas, sin ningún error. No te imaginas la cantidad de tiempo que se pierde cuando te dan una partitura que tiene errores (notas falsas, armaduras equivocadas, notas fuera de registro, sin números o letras de ensayo…). Producción paga a los músicos por tocar, no por leer jeroglíficos, con lo cual, si no das una partitura clara, estarás haciendo perder tiempo (=dinero), además de quedar bastante mal por una cosa tan relativamente sencilla. El caso más sangrante son las partes de orquesta de zarzuela que proporciona la SGAE: manuscritos de más de 60 años rotos, amarilleados, garabateados por mil músicos después de tantos años, con notas falsas por arriba y por abajo, con cortes o papeles pegados encima, hojas sueltas o páginas perdidas…los ensayos cuestan dinero, y muchas veces se pierden por culpa de una partitura asquerosa (entiéndase en el sentido de que su estado de conservación da asco). Otra editorial que falla más que una escopeta de feria es la americana Kalmus y, el colmo de los colmos, son ciertas ediciones críticas de ciertos catedráticos de Musicología publicadas por cierta sociedad de autores, que no valen ni para envolver bocadillos de calamares de lo malísimas que son. Encima, ni te imaginas la pasta que se levantan cada vez que se toca “su” edición.
+ Es muy importante que pongas números o letras de ensayo, así como numerar los compases (como mínimo al comienzo de cada pentagrama) para que se disponga de referencias claras a lo largo de la partitura. Es horrible parar en un punto y tratar de poner de acuerdo a la orquesta para empezar otra vez. Si hay letra de ensayo (que suelen coincidir con cambios de sección, tempo, modulaciones, frases…) es muy fácil decir “vamos cuatro compases antes de C”, o “vamos al compás 233”. Si no hay nada de eso, se perderán 10 minutos hasta que la orquesta arranque de nuevo.
+ Cuando saques las particellas, asegúrate de que los compases de espera están agrupados. Si el del triángulo tiene que esperar 32 compases, pónselos, pero haciéndolos coincidir con las letras de ensayo, cambios de sección, dobles barras…dependiendo de la estructura, esto puede implicar agruparlos 8+8+8+8, ó 10+12+5+5…No se los pongas todos de un tirón, sin ninguna lógica formal o, como ya he visto alguna vez, 32 compases individuales uno detrás de otro 1+1+1+1+1+1+1+1+1…si hubiera tenido al “compositor” a mano, le hubiera dicho unas cositas.
+ Si puedes, pon referencias (“cues”) de lo que hacen otros instrumentos. Esto ayuda muchísimo a los que tengan que contar un montón de compases de espera.
+ Los percusionistas odian tocar con monogramas. Ponles pentagramas, que es como tocan el resto de los músicos y, además, puede ser muy útil para escribir, por ejemplo, la parte de bombo y platos, que suele escribirse junta. También odian tocar sin claves, o con símbolos raros que las sutituyan: ponles una clave de Fa en 4ª y les harás felices. También les alegrarás el día si, aún no afectándoles para nada (excepto los afinados), les pones la armadura y los cambios que se produzcan a lo largo de la obra. Ellos también tienen oídos, y les sirve para reconocer secciones, como referencia auditiva…
+ Escribe todas las dinámicas, articulaciones, fraseos, cambios de tempo, equivalencias, indicaciones de carácter…no hay nada peor que una parte con sólo notas: si no hay nada de lo anterior, cada músico lo interpretará como la musa le dicte, y será un potaje infumable (mientras uno hace dos ligadas-dos stacatto, otro lo hace todo suelto, otro una suelta-tres legato, otro pondrá acentos, uno tocará forte y otro mezzopiano…).Se volverá a perder tiempo (=dinero) para unificar criterios.
+ Si sabes (si no, pídele ayuda al concertino), pon las indicaciones de arco (fundamentales), los pedales del arpa, el tipo de sordinas, cuándo ponerlas y cuándo quitarlas. Este es un diálogo típico en un ensayo:
-“Maestro, este pasaje es con sordina o sin sordina?”
-Con sordina
-“Maestro, ¿straight, cup, harmon, wha-wha, plunger…?
-No me viene indicado (se da la vuelta y le pregunta al compositor, que está ya contado compases y tratando de localizar el pasaje en cuestión).
Al compositor se le ve en la cara que jamás ha oído hablar de eso, pero trata de salvar los trastos poniendo cara de interesante y dice:
-¿Cuál tiene usted ahí?, le pregunta al músico.
-¡Ésta! (coge la primera que pilla, aunque lleva de todo tipo, por si el compositor fuera profesional –que no lo es-, poder satisfacerlo en caso de que hubiera sido más específico).
-¿Puede probar con ella a ver qué tal?
-Cómo no…..TATÍIIIIIIII
-¡Esa, esa…esa es la que quiero! (pero si hubiera cogido otra, esa hubiera sido la elegida…¡en fin!).
El diálogo se alarga cuando a los 15 minutos, el músico pregunta cuándo tiene que quitarla, porque ya han pasado tropecientos compases y no hay ninguna indicación de que la quite.
+ Puede parecer una tontería, pero vigila los pasos de página. Que sean cómodos y dé tiempo a cambiar de hoja sin tener que hacer malabares. Un mal paso de página implica riesgos (sujetar una baqueta con la boca, soltar el arco, sujetar el instrumento y pasar a la vez…), además de perder sección de cuerda (los atriles interiores son los encargados de eso, así que si hay un mal paso, de buenas a primeras te quedarás sin media sección de cuerda).
+ Cuida el registro de los instrumentos: nada te hará quedar peor que poner un Fa# por abajo a un violín, un Mib a un contrabajo si no es de 5 cuerdas o un Do por arriba a un timbal. Demostrarás que no sabes el A-B-C.
+ En cuanto a orquestación, sé sencillo. A todos nos gustaría contar con dos arpas, contrabajos de 5 cuerdas, flautas en Sol, oboes d´amore, trombón alto, celesta, dos octavas de gongs afinados, 18 primeros y el resto en relación…Muchas veces (al contrario que en el ordenador, que tenemos lo que nos dé la gana) tendremos que ceñirnos a lo que hay, porque es imposible que haya más (por limitaciones de la propia orquesta, o por que Producción no quiere aflojar la pasta necesaria. Otra vez más, cuestión de vil metal)
+ Si puedes, habla con los músicos que vayan a tocar para saber qué se puede tocar, qué no. En orquesta estamos hartos de partes de glockenspiel (en el 99% de los casos doblado por el xilo: es lo que funciona en el ordenador, pero en situación real es una cagada) que duran 20 minutos y difíciles como un estudio de Chopin, partes de timbal que más parecen de contrabajo, imposibles de tocar aunque tengas diez y tus pies echen humo, redobles de plato cada 5 segundos, partes de caja sin sentido, cambios de instrumentos que no da tiempo (¡ay, amigo…en el ordenador sí!), fortes en las flautas en un registro que es imposible, pianísimos en la trompetas en un registro de locura, secciones dobladas sin sentido, que convierten la textura en un puré de garbanzos, efectos estúpidos (por sin sentido o por ser el efecto por el efecto) en la cuerda (tocar detrás del puente, armónicos insufribles…).
Rimsky-Korsakov decía que el mal orquestador cargaría toda su energía en crear una sección de percusión que tirara el auditorio abajo (es lo que nos encontramos en la gran mayoría de los casos de obras de estreno, compositores noveles, arreglistas de medio pelo…). El orquestador malo, pero un poco mejor, se enzarzaría con el arpa y no pararía de encomendarle glissandi y otros bonitos efectos. El mediocre, se empalma con el metal, el bueno trabaja bien con la madera, pero el mejor de los orquestadores es el que encomienda la función principal y sabe explotar la riqueza de la sección de cuerda, germen y motor de la orquesta. El mejor consejo es que hables con el principal de cada sección y le cuentes tus ideas. Hablar con el maestro también te ayudará (¡o debería!)
“Canta” mucho cuando alguien ha compuesto con el ordenador y da la partitura a una orquesta real: no funciona en el 99% de los casos. Siento decir que componer para orquesta y para una máquina no tiene nada que ver. Para los músicos (profesionales de su instrumento) es muy frustrante que llegue alguien que no lo es pidiendo cosas sin sentido, antimusicales, rompiendo el juguete con el que le han dejado enredar un poco. No sería lógico llegar a entrenar al Real Madrid (o cualquier otro equipo) porque has toqueteado el PC Fútbol: los jugadores te calarían enseguida, y sentirían que les están haciendo de menos profesionalmente porque no hay equivalencia entre el nivel que hay de un lado y el que hay de otro. En general, suele pasar bastante en la música que, gente sin los conocimientos suficientes, se meta hasta la cintura en cosas que le vienen grandes. No estoy diciendo que este sea tu caso, porque no te conozco, y seguro que lo haces muy bien, no quiero que me entiendas mal, y ahora mismo te pido perdón si crees que de alguna manera te estoy ofendiendo, pero últimamente tenemos que tocar cada cosa, y nos hacen tan de menos teniendo que hacerla, que estoy un poco harto del instrusismo laboral (no conozco a nadie cuya afición sea la cirugía y le hayan dejado extirpar un apéndice)
Ánimo con el proyecto, infórmate mucho, da la tabarra a los músicos, sé una esponja y disfruta todo lo que puedas (que me imagino será mucho). Eso sí, procura grabarlo para que podamos oírlo, ¿no?
Ahora mismo no puedo, porque tengo el escaner reparando, pero esta tarde lo iré a recoger y subiré un par de ejemplos de una buena partitura, y de una que no hay por dónde agarrarla. Con respecto a la orquestación, lleva más tiempo y es complicado, pero puedo sugerir el libro de Rimsky, el Piston y , dependiendo del estilo, hay algunos tratados de arreglos/orquestación moderna francamente buenos.
Un saludo.