Personal (blogs de usuarios)

  • muchas felicidades

    Hola:

    este mensaje solo es para felicitar a todos aquellos que habeis salido en radiosonic (a los que no lo han hecho que no se enfaden, es que sus obras no las he oido). Vereis, llevo un par de dias escuchando los programas de radiosonic y...simplemente he alucinado. He alucinado con las cosas que haceis en esta pagina...En fin, no se que me esperaba de las obras de la gente de aqui, supongo q o me esperaba mas variedad, o no tanta calidad, no se...Pero he en serio, es una pena que la musica que venda sea la mierda a la que nos tienen acostumbrados...En fin, miraremos el unico lado bueno del asunto, que quedandose asi, en plan colegueo, el espiritu de vuestras canciones nunca sera corrompido por el sucio dinero (vaya frasecita, eh?)Aunque me imagino que a casi todos me mandareis a la mierda con esto por que si pudierais vivir de ello, lo hariais sin dudarlo...No es asi?

    En fin, enhorabuena a tod@s, seguid asi y un saludo

    el 07/02/20061
  • Los domingos de un soltero.

    Luz, silencio, sueños. El sol destierra residuos de oscuridad; la noche anterior huye hasta un rincón de mi habitación, y permanece oculta, entre una silla, y un par de zapatos. El cuarto está bañado en penumbra. Mis ojos se entreabren lentamente.

    Recuerdos, sentimientos confundidos con el alba: Amanecer.

    Hace unos meses mis domingos de soltero eran un auténtico infierno. El encierro en casa ya no resultaba "especial". Ya no tenia nada de fascinante. La soledad y el descanso, se habían convertido en una pesadilla.

    Solía levantarme tarde, sobre las 15:00 h. Esquivar o no la comida en casa de mi madre, era una decisión que ni siquiera me aportaba interés. El primer cigarrillo del día, con el estómago vacío, y el corazón aún más. La televisión encendida, algun libro entre manos, cuyas hojas apenas leía. El comedor casi a oscuras. El alcohol aún en las venas.

    En ocasiones comía de pié, devorando un sandwich en un par de bocados. Un vaso de leche. La ducha podía esperar unas horas.

    ¿Dormir de nuevo? ¿Encender el ordenador? Inernet, y una lectura rápida del correo. Hispasonic y cuatro cigarrillos en poco mas de una hora. Un cierto agobio me consumía, una claustrofobia melancólica y mortuoria me acechaba.

    El teléfono sonaba. La idea de ir al cine con algun colega no me apasionaba. En caso afirmativo, solía disfrutar poco de la película.

    Si me quedaba en casa, terminaría por regresar a la tumba-cama, y encerrarme en una burbuja intemporal: un espacio a medio camino entre la llegada del domingo, y el fín de la noche anterior. Un retraso al avance de la realidad dentro de mi cabeza; jugaba con el tiempo, yo Dios de las resacas.

    Gracias a Dios, ahora los domingos han cambiado un poco. Acepto y me tomo con más humor este día tan extraño, y contradictorio. El domingo del soltero ha mejorado. Aunque no vaya al cine intento llenar mi casa de amigos. Y durante la tarde, mi amiga me visita y me ayuda a seguir adelante.

    Tengo también nuevos amigos en aquel messenger que tanto odiaba; me lo tomo todo con más calma. Yo diría que soy más optimista, más positivo. Temo menos el lunes, y viajo con serenidad hasta estados emocionales más dignos.

    No me complico la vida. No me devoro tanto la olla. Al menos intento creer que es así.

    Quien sabe cuanto durará este estado de gracia.

    Quien sabe cuando volveré a pensar en la muerte.

    Quien sabe.....

    ......y polvorienta, la noche anterior respira, la percibo, la siento entre las ropas de ayer; pero ahora no es un castigo sinó una esperanza, y un fragmento de realidad que significa que aún estoy VIVO.

    el 06/02/20064
  • Cuarto Capítulo: Cuando cae el otoño

    Era ella. Era el amor. Ambas cosas juntas formaban aquella respuesta que no entendía. Era la respuesta que tanto su razón como su sentido común le dictaban y que sin duda vislumbró en la hora cero, antes de que parasen los relojes. Justo después de que la luna asomase por el balcón de la noche.

    Eran hojas caídas, eran aguas turbias, eran días cortos.

    Eran voces apagadas, lágrimas dulces, eran estaciones fugaces.

    Era, al fin, una canción con una letra conocida, con unas notas y unos acordes que ya no debían esperar su turno dentro de un cajón, ni en el fondo del cofre del viejo desván.

    Y pasó el otoño, y llegó un invierno, un invierno fugaz que daba paso a la música.

    el 05/02/20062
  • Tercer Capítulo: La hora cero

    La magia ha surgido de nuevo, “por fin la razón y el sentido común han logrado hablar el mismo idioma que yo”. Había entendido sus respuestas. Tuvo que esperar a la hora señalada en su reloj de arena, al día rodeado en rojo en su calendario de pared. En el fondo, en algún rincón, tenía guardada la esperanza de entender, de encontrar respuestas a preguntas autoformuladas. A veces olvidaba que guardaba en un cajón las fotos y las cartas que enmarcó en su memoria. Pero el olvido era poderoso. Olvidaba que también guardaba un cofre repleto de esperanzas, de optimismo disfrazado de felicidad. Allí guardaba, también, los restos del naufragio en las costas de la Isla Feliz. Ese cofre casi sin fondo también era guardián de sonrisas, acordes, notas interpretadas sabiamente por la lluvia de abril.

    Cada vez que abría el cofre decía siempre lo mismo: “me arrepiento de no arrepentirme de no quererte sin contemplación”. Porque sabía que todo el amor que lograse reunir no era lo bastante comparado con el sentimiento que sabía que se apoderaría de él al día siguiente. Porque sabía a ciencia cierta que ella era merecedora de más amor aún, siempre, en el pasado, en el presente y en el futuro.

    “Háblame, y dime qué es de ti”. Para él, a esta hora en la que hacía sólo minutos que no la veía, parecía que hacía una eternidad sin ella. Y la noche se convertía en un sprint para llegar antes a la mañana, a la luz que le permitiese verla, hablarle.

    Por fortuna, con el sueño, todo se iba, se diluía en una corriente de un río de curiosidad y minutos sin segundos. Por fortuna porque los sueños viajaban y siempre le traían un souvenir con forma de ella, regalo que cada noche le permitía unirse a ella sin esperar a la luz del día.

    el 05/02/2006
  • Segundo Capítulo: Si los relojes se paran

    “Si consigo reflejarme en el espejo de tu voz podré parar el tiempo, lo sé”. Si el tiempo se detiene la luna dudará qué hacer, la razón perderá su razón, y el sentido común ya no tendría sentido. ¿Podría ello ayudar a encontrar el sentido a las respuestas que tantas dudas originan?

    “He conseguido parar el tiempo, y noto que te quiero, que siempre te he querido, aún antes de conocerte”. Pero, ¿por qué no se dio cuenta antes cuando el tiempo corría al sprint en pos de una meta lejana? Tal vez porque las palabras no han dejado paso al silencio que portaba la respuesta. Pero la respuesta, ¿eran palabras o sentimientos? Si fueran palabras, ¿habría acabado la guerra entre éstas y el silencio? Quizás juntos silencio y palabras hagan que los sonidos sean quienes ayuden a comprender.

    ¿Corrían palabras y silencio para llegar antes de que la luna saliera? De nuevo la amiga luna formaba parte de este jeroglífico que está pintado en las paredes de su mente. Pero, “¿por qué? ¿no es la luna testigo de la noche?”. “¿Tenían miedo a la vigilancia de la luna o a la huida del sol hacia lo más lejano?”. Pero olvidaban que hay días en los que incluso luna y sol se ponen de acuerdo para juntos reinar en nuestro cielo, en un imperio de luz y belleza que logra hacer parar al tiempo.

    Si los relojes no se han parado, la luna no se ha parado, el sol ha seguido huyendo, “ y yo he tratado de cruzar la frontera que hay ante mí, descubriendo por fin mi amuleto, mi secreto”. Pero si en realidad los relojes se hubieren parado, “sé que sólo lo han hecho para ti y para mí, para que olvidemos lo demás, lo ajeno, lo que no es nuestro”

    Poco a poco iba descubriendo que nada es lo que parece ser, incluso tampoco lo que parece no ser. Entonces, ¿qué era? “¿Cómo decirlo? ¿Cómo cantarlo si hay una sola dirección que seguir?”.

    Ahora recordaba que guardaba en su desván palabras y silencios, notas que componían una vieja canción vagabunda, que hablaba de cuando se perdió en un silencio buscando una vida. “Eres toda mi verdad..... y mi voz, porque también eres mis ojos, ya que no veo nada sin tu amor”.

    Y allí fuera seguía viendo gente preocupada por lentas e infructuosas prisas ajenas a los sentidos. “¿Dónde irá todo cuando el sol culmina su huida? ¿persisten los argumentos que de día exprimían la verdad?”

    el 05/02/2006
  • Primer Capítulo: Al salir la luna

    Sale la luna a observar lo que el sol ha dejado a lo largo del día. Nunca falta a su cita con el atardecer. Siempre sabe preparar al sol el siguiente día. Como siempre, fiel observadora de los finales de los días. Sale la luna y se sigue preguntando por la respuesta que la razón y el sentido común no cesan de dar.

    Y mientras seguía buscando el sentido a las respuestas, a veces surgían nuevas dudas. “¿Qué soy?”, preguntaba a la luna. A lo que ella contestaba “Puedes ser tanto el punto de partida como el final de este camino compartido, un alud de nieve sobre el corazón, o tal vez un refugio para las palabras”. Son palabras, sí, pero las palabras siempre encierran significado. Las palabras son portadoras de sentimientos, a veces. Y otras veces portan luces, para contraponer a las sombras que los silencios imponen. “Nunca entendí la eterna lucha entre el silencio y la palabra, ¿habrá vencedor algún día?”.

    Y era cierto, la Luna acertaba, ahora sus palabras se tornaban en optimismo, a pesar de no entender aún las respuestas de su sentido común y su razón. “Puedo salir”, se decía, “prefiero correr sin ganar”, y así “perderme en tus brazos hasta que la luna caiga a tus pies”. El sentimiento parecía aflorar en su interior, como acuciado por un recuerdo, o tal vez por un olvido. Como cercado por palabras impregnadas de algo desconocido, desconocido u olvidado. “¿Será que no recuerdo, o será que no sé?”. Demasiadas dudas, demasiados interrogantes para el final del día.

    Ahora descubría que hablaba a alguien, descubría que sus palabras no hablaban de sí mismo. Pero, ¿a quién?

    ¿Otra pregunta más? ¿Tal vez sin respuesta de nuevo? ¿A quién preguntar? ¿A la fiel amiga Luna que siempre llega, aunque impuntual, a su cita con la noche?

    el 05/02/2006
  • Prólogo (Un recorrido por Cuatro Capítulos)

    Un personaje sin identidad precisa, una historia sin principio ni final determinado. Un recorrido por las canciones.

    “Cómo olvidar los cambios de viento” preguntaba a la razón. “Cómo olvidar que no te olvido”, preguntaba al sentido común. Y sólo había una respuesta que asaltaba a las preguntas.

    Pero no entendía la respuesta, tal vez porque en realidad no sabía qué preguntaba.

    Y pasaba el tiempo y la nostalgia parecía vencer al olvido. Parece que el recuerdo se sobreponía al paso del tiempo. Y pasaba el tiempo y seguía sin entender la respuesta a tan repetidas preguntas.

    ¿Querría conocer la respuesta? Tal vez la respuesta esté dividida en Cuatro Capítulos.

    el 05/02/2006
  • Más allá de Sedna

    Este queria compartirlo con mas de los dos lectores habituales de mi web;

    Más allá de Sedna



    ¿Que tal fue el viaje?, preguntaban. Encontré montañas de color púrpura, encontré recuerdos olvidados, encontré caminos que había andado, encontré flores marchitas que fueron mías, escuche el grito de la mariposa al morir, descubrí vanidades olvidadas, espejos rotos, ríos de oro que bañaban mi memoria, hojas arrancadas de un libro, el tiempo que no ha pasado en la distancia que me abisma y el deseo de ser inerte, sin la sabiduría del shaman consumida por las palabras necias que me corrompen, por templos dorados llenos de almas malditas, perdidas en si mismas, en sus propios yos, en sus egos confirmados, que nunca se conformaron con lo que querían ser y que no fueron.

    Una voz en off habla y pregunta; ¿entiendes el lenguaje del firmamento?, son palabras bellas, reflejos de mundos en mentes que no existieron, añorados y deseados, humillados ante la no presencia, sueños eternos que se rompen, falsas promesas ensimismadas en falsos egos, en falsos yos, en órbitas ovaladas, en espirales de cometas, en falsas creencias mas allá de sedna...

    ...sigue en;

    http://www.joseperdicion.com/

    el 05/02/20067
  • De algo muy malo a algo bastante bueno solo hay un paso

    EN EL ESTUDIO todo es imprevisible, uno puede estar horas ajustando una pista y perder la noción del conjunto, de la auténtica esencia de la canción.

    el "sindrome del rec", o miedo que experimenta todo musico al ser registrado por el multipistas es inversamente propocional a la ilusion por conseguir una toma genuina.

    el 04/02/20061
  • Ya encontré mi media naranja

    ¡¡Qué felicidad!!

    el 02/02/20064