¿Qué es el “Underground”?
“El Circuito Underground está al margen del resultado económico, y es por ello, por una pura cuestión de formas, actitud y convicción, que se desmarca insistentemente del circuito mainstream, ya que entiende la música por algo mucho más que por números”.
Jaume Esteve.
¿Alguna vez te has preguntado seriamente qué es el “Underground”?
“Underground Resistance es un sello para un movimiento. Un movimiento que quiere el cambio a través de la revolución sónica. Urgimos a unirse a la resistencia y a ayudarnos a combatir la mediocre programación visual y sonora con la que se está alimentando a los habitantes de la Tierra, esta programación está estancando las mentes de la gente, construye un muro entre razas e impide la paz mundial. Es este muro el que queremos derribar. Mediante el uso de toda la energía aun por liberar del sonido vamos a destruir este muro igual que ciertas frecuencias pueden quebrar el cristal.
Techno es una música basada en la experimentación; es la música para el futuro de la raza humana. Sin esta música no habrá paz, no habrá amor, no habrá visión. Mediante la simple comunicación a través del sonido, el Techno ha unido a las gentes de diferentes nacionalidades bajo un mismo techo para disfrutar. ¿Es que no es obvio que la música y el baile son las claves del universo? ¡Los llamados animales primitivos y las tribus humanas conocen esto desde hace miles de años! Urgimos a todos los hermanos y hermanas del Underground a crear y trasmitir los tonos y las frecuencias sin importar cuan primitivos son sus medios. ¡Transmite este sonido y causa estragos en los programadores!”
¡Larga vida al underground!
Este impactante comunicado describe a la perfección la filosofía de los máximos impulsores en la difusión de lo que hoy conocemos como “Techno Underground“. El desolado Detroit de los 80 fraguó una escena electrónica basada en la preponderancia de las piezas musicales por encima de sus propios autores. Bien conocedores del peligro del exceso de Marketing, los ideólogos de este movimiento procuraron defenderse ante el inminente tsunami de sobre información que la Era de Internet nos traería. La Tecnología, portadora de Conocimiento, podría ser un excelente canal y un gran medio para libertar al ser humano. En la práctica, determinadas posibilidades de viralizar contenidos son un jugoso y apetecible estandarte para la erradicación del pensamiento racional.
Como dijo David Meiser, en ocasiones la gente toma la herramienta como el fin mismo, apuntando al dedo y no a la luna. Si tu finalidad en el mundo de la música es el de paliar carencias relacionadas con la autoestima, quizás sería más aconsejable consultar con un profesional. La convicción de que vas por el camino que tú has elegido y por el que empleas horas llenas de sabiduría y esfuerzo es el mejor remedio para eludir las diversas trampas mediáticas que saldrán en el trayecto.
El “Underground” es uno de los conceptos más recurrentes en el mundo de la Música Electrónica. A medida que transcurre el tiempo, se antoja complicado permanecer fiel a sus férreos postulados. Como todo ideal humano, es susceptible de pasar por una delgada línea que lo conduce hacia la incongruencia. ¡Cuánto se llena la boca de esta enigmática palabra y qué difícil es cumplir sus preceptos! En mi opinión, el término está ligado al resultado de tu pasión artística no condicionada, aunque bien conocemos la imposibilidad de alcanzar tal cuota de ecuanimidad y pureza, debido a nuestra condición de ciudadanos de un Planeta cada vez más globalizado y plagado de distracciones. Si bien no es plausible estar totalmente blindado ante lo externo que influye en nosotros, transitar por el “Underground” es el camino de quienes rechazan la obscenidad musical, la jauría mediática, el “Milikismo Ilustrado” que opera en nuestros días.
Esta es, probablemente, la frase manida más incumplida dentro del fenómeno dj. Una y otra vez, se potencia la perpetua adhesión a un conjunto de personas dóciles con el sistema establecido, que no quieren complicarse la vida. Una posible respuesta de este arraigado comportamiento generalizado es la falta de personalidad y autoestima, suplantada por la vinculación a un grupo social que te proporcione una aparente estabilidad. Estamos llenos de “peces muertos” con buenas intenciones en la mayoría de los casos. Ante la menor crítica, siempre aparecerá el argumento de la “Libertad”, que no eres quien de meterte en la vida de los demás. Aunque con cierta dosis de razón, el espíritu disidente siempre debería aflorar para llegar a la excelencia en cualquier campo del Conocimiento. Y éste no tiene nada que ver con la supremacía del ego, la envidia, los modales incorrectos o incluso con desear el mal.
El público es un reflejo de nuestra salud musical. La inadecuación entre anhelos proyectados, auto engaños y realidades tangibles se muestra de manera recurrente, sin el menor pudor.
Los que abogamos por una mayor presencia de la Cultura en nuestras vidas, no estamos satisfechos con la situación actual. Posiblemente, ni nosotros seamos capaces de conocer la llave de esta música y estilo de vida.
En su día descubrimos algo minoritario, poco amable; en ocasiones, rudo, desagradable, áspero, beligerante. Ambientes muy oscuros, cargados. Miradas desafiantes… Con el paso de los años, todo cambió. Te encontrabas a ese compañero del instituto que jamás darías un duro porque le interesase este fenómeno. Ni él mismo la consideraba música, aunque los suplementos lograban mantener un artificio irreal. Ya se había convertido en moda. Llenaba las salas. La burbuja económica de finales de los 90 y principios del 2000 había llegado a su pleno apogeo. Casi cualquiera tenía un trabajo y manejaba suficientes euros “para pegarse un fiestón”.
¿Por qué iba a ser yo menos que los demás? Allá me voy.
¡Viva el Techno!
Eso no era real. Todo lo que sube, baja. Ahora mismo, el Techno reclama un espacio que no debió prestar a otros estilos masivos. Lo que muchos identificamos ahora como perjuicio, deshonra, desilusión y desesperanza, nos ejemplifica cuál es la finalidad primordial.
Estos ritmos áridos, muy lejanos a lo que nuestros abuelos identificarían como aceptables, extraen una parte importante de lo que somos. Te indican que el camino fácil no siempre es el mejor. Su clara inducción a la danza exacerbada por las sustancias nos muestra su contrapartida: la verdad subyacente y oculta para las mayorías. El Techno te impulsa a no necesitar lo aparente para suplir tus ansias de gimnasia física y mental. Y para ello, el dj, que debería ser el estandarte de la comunión entre los sagrados conceptos y el público, a veces se limita a ser un mero espectador y no un enérgico catalizador que los implemente con sabiduría. Ilusión y pasión son virtudes que toda pista de baile debiese incluir en su escala de valores musicales.
Cuando el que está ahí arriba, a los mandos de la cabina, no siente que tenga algo que demostrar, está dando razón a Sócrates: “Sabio es el que piensa que aún no lo es”. Es probable que, de entre 500, sólo ante 5 quedes descubierto. Pero la dignidad artística no es cuestión de mayorías. Basta no dar la talla ante uno para que tu propulsión ególatra ascienda hasta conseguir tu trabajo más digno. Porque aprovecharse de los que sólo vienen a realizar un divertimento y de los “beats” que cumplen su función casi de manera autómata está al alcance de muchos. Plasmar la magia e imaginación de tus ideales es terreno reservado para los que ejercen su pequeña dosis de valentía. El peligro de los que nacieron “Underground” es que pueden dejar de serlo (aún contra su voluntad). La vorágine del Mainstream es tan elevada, mueve tanto dinero, lujos y comodidades, que a poco que te despistes, su ola mediática te abduce por completo.
La música Underground toma como base la teoría del siempre impronunciable Mihály Csíkszentmihályi acerca de los períodos fructíferos en la vida de un artista. Cuando vives pendiente del constante “feedback” en las redes sociales y te importa más la respuesta de un público desconocido por ti a ejercer un trabajo digno en tu estudio, éste acabará modelando tus producciones, convirtiéndote así en un esclavo insustancial. Lo genuino aflora cuando estableces con sinceridad un diálogo entre las máquinas y tú. Cuando no vas con unas ideas predeterminadas, con la imposición de unos determinados sonidos, sino que dejas que la magia fluya. El verdadero artista se abstrae, en la medida de lo posible, de toda contaminación exterior. Muy pocas sesiones geniales se iniciaron con un exceso de fiscalización de quien la realiza. Normalmente, el oro musical se desarrolla cuando el artista se siente plenamente inmiscuido en su labor, mimetizándose y en clara fusión junto a las herramientas que emplee. Cuando vives muy pendiente del resultado, no suele funcionar.
La música comercial, fruto inequívoco de la masificación de ciertas radios y de la televisión, relegó la Cultura Underground a un segundo plano. De este modo, el verdadero talento artístico individual fue sustituido por equipos de profesionales, más preocupados en la Ingeniería Social que en el discurso musical. Aunque bien es cierto que el término comercial no es sinónimo de producto de baja calidad (en muchas ocasiones, es justo lo contrario), la propia lógica de su estructura siempre tiende a necesitar imperiosamente unas cifras económicas muy elevadas, a costa de cualquier otro factor que el Underground considera primordial.
• El vividor que se aprovecha de la música, busca la vía fácil, sin el menor esfuerzo.
• Encuentra un modo relativamente sencillo de ganar dinero.
• Busca alcanzar una fama efímera, cimentada en la validación externa (y ficticia) de un amplio grupo social, más centrado en lo accesorio y banal que en lo cultural.
• Aprovecha el concepto de “libertad”, desvirtuándolo, desplazando su síntesis primordial hacia su terreno, obteniendo como resultado un blindaje totalmente acrítico; una esfera atenazada por el falso “buenrollismo” y la absurda corrección.
• En definitiva: el disidente no tiene derecho a expresar su opinión, ya que prima antes el derecho del supuesto ofendido que el de su propia libertad. Ejemplo: “Defiendo un discurso musical centrado en el esfuerzo que requiere mantener una coherente colección de vinilos y en el compromiso de vivir en el continuo riesgo de errar en las mezclas, sin depender de un elemento externo que me haga el trabajo”. Ante una respetable declaración de intenciones, aunque ésta no se fundamente en el ataque desmedido ante los que piensen diferente, siempre aparecerán ofendidos profesionales que, inconscientemente, percibirán su falta de congruencia y saltarán como un resorte hacia el difusor de tales ideas subversivas. Basta actuar con cierta coherencia en un mundo nublado por la Disonancia Cognitiva para que seas pasto de las llamas incendiarias de quien se siente inferior.
Nacor Carmona Blanco efectúa un espléndido análisis sobre la Música Electrónica en los últimos años:
“El Techno ha pasado por un proceso de evolución lógico que todos los estilos musicales siguen. Es menos crudo, con mejor acabado técnico, y menos rápido y agresivo. Sin embargo, donde está perdiendo fuerza el Techno de ahora comparado con el de antes es en un factor fundamental en todo estilo musical:
La “memorabilidad“.
Me explico; en épocas pasadas, era posible identificar los temas sólo con escuchar los cinco primeros segundos de una mezcla. El público se ponía a dar saltos en el momento que por los altavoces sonaban los primeros versos del “Let your body learn” de Nitzer Ebb, el piano del “Love Story” de Andrew McLaughlan, la hipnótica voz del “Agent Wood” de UK Gold, las campanas de “The Bells” the Jeff Mills, las percusiones de “La Real” de Surgeon… podría seguir y seguir.
Los temas eran MEMORABLES, es decir, dejaban una huella en la memoria que perduraba en el tiempo y que los hacía reconocibles. Tenían elementos característicos que los identificaban y los hacían únicos. Los Djs buscábamos constantemente temas así en las tiendas de discos para luego incorporarlos a nuestras sesiones y conseguir dejar un recuerdo positivo en las cabezas del público.
Esto se está perdiendo. Cada vez escucho más sesiones de Djs que están en el circuito profesional en las que si el Dj mezclara cuatro veces el mismo tema durante su sesión, nadie del público se daría cuenta. Todo suena igual, no hay elementos memorables, únicos, en casi ninguno de los temas seleccionados.
En definitiva son sesiones que se olvidan en el mismo momento que se escuchan.
Esto tiene una consecuencia muy negativa, y es que el público se vuelve a su casa con la sensación de que el sonido ese repetitivo que suena en la fiesta no es más que un ruido de fondo que sirve de excusa para otras cosas, que son las que realmente quedan grabadas en la memoria, en lugar de la música. Y esto es un freno para que la escena siga creciendo incorporando a más gente.
Por suerte aún se sigue produciendo música electrónica memorable. Temas con sonidos que se nos quedan marcados. El asunto es que hay que tener interés por buscarlos y por pincharlos. Esto es algo que echo mucho en falta en gran parte de las sesiones que escucho en los eventos a los que asisto”.
Al mismo tiempo que una generalidad de artistas y público pierden la noción de grandeza de lo que fue este gran movimiento musical, se encuentran músicos serios que, lejos de venirse abajo por todo este conjunto de malas prácticas, creen en lo que hacen, teniendo como resultado algo puro que podríamos considerar “Underground”, en pleno 2021.
En palabras de Ghandi : “La verdad, aún en minoría de 1 contra millones, seguirá siendo verdad“. Aplicado a nuestro terreno artístico, donde bien es cierto que en general no existen axiomas incontestables, pero sí pura Ciencia que requiere de un mínimo de trabajo para desarrollar un producto digno, esa “verdad” es lo que una mayoría no accede a presentar públicamente, por miedo al descrédito y al ostracismo.
En 2021, muchos se preguntan si todavía es posible identificarse con el concepto de “Underground“. En Colombia había un enigmático club llamado “Garden“, muy cercano a sus principios fundamentales:
“Es un oscuro, pequeño y secreto club de música electrónica que abrió en 2012 y desde entonces ha sido el escenario de cerca de 60 fiestas, la mayoría con DJs de vanguardia en el circuito internacional como Óscar Mulero, Svreca, Polar Inertia o SHXCXCHCXSH, pero también con talentos nacionales como W.I.R.E. o Adriana López“.
"El fenómeno “Rave” esconde tras de sí una parte de la pureza de los inicios, aunque tildar a este movimiento de “Underground” sólo estaría legitimado investigando exhaustivamente casos concretos y nunca a un nivel general, ya que, por experiencia propia, no siempre es oro todo lo que reluce.
En definitiva, el término está ligado a un profundo diálogo interno del artista con la música que le apasiona, siendo su exposición pública o privada una manifestación de su vehemencia en diferentes niveles, teniendo mayormente un Locus de Control lo más alejado de la necesidad de la palmadita en la espalda.
La reciente crisis del Coronavirus puso algo de orden dentro de esta jaula de grillos en la que se había convertido el fenómeno dj. Parece ser que el postureo de las cabinas físicas en las discotecas era un caramelo muy suculento para muchos de ellos, y ahora, quizás el glamour de las retransmisiones en redes sociales no es suficiente como para perder el tiempo en descargarte música por la cara y crearte una vida ficticia con el objetivo de "ser alguien" en tu círculo de "amistades". No hay mal que por bien no venga. La situación actual también refleja la escala de prioridades de la sociedad. Antaño, dejarte los euros en las salas de fiesta era algo recurrente, habitual e incluso "necesario". En cambio, en estos días parece que los djs son unos don nadie a los que auparon artificialmente, sin generar valor real. Ni una cosa, ni la otra. Creo que el ser humano lleva inherente el amor por la música y los mezcladores tienen mucha importancia. Haciendo la vista atrás, grandes momentos en nuestras vidas han sido aderezados por djs que supieron elegir el momento adecuado para producir un éxtasis -literal o no-, pero, siendo honestos, la figura del dj se catapultó de manera exagerada y seducida por las garras del marketing. Existen los amantes de la Música Electrónica que anhelan mezclas gloriosas (vengan de donde vengan) y una mayoría que sólo les importa quién y dónde la haga. Carl Jung se regodearía viendo sus teorías sobre los arquetipos en el mundo dj, ya que, por encima de la calidad real, impera el fenómeno fan.
Para mi, en 2021, Underground es debatir estas cosas en un foro como este (las cuales, no le importan prácticamente a nadie).
El Techno siempre tiene lugar para los que de verdad lo sienten.
“El Circuito Underground está al margen del resultado económico, y es por ello, por una pura cuestión de formas, actitud y convicción, que se desmarca insistentemente del circuito mainstream, ya que entiende la música por algo mucho más que por números”.
Jaume Esteve.
¿Alguna vez te has preguntado seriamente qué es el “Underground”?
“Underground Resistance es un sello para un movimiento. Un movimiento que quiere el cambio a través de la revolución sónica. Urgimos a unirse a la resistencia y a ayudarnos a combatir la mediocre programación visual y sonora con la que se está alimentando a los habitantes de la Tierra, esta programación está estancando las mentes de la gente, construye un muro entre razas e impide la paz mundial. Es este muro el que queremos derribar. Mediante el uso de toda la energía aun por liberar del sonido vamos a destruir este muro igual que ciertas frecuencias pueden quebrar el cristal.
Techno es una música basada en la experimentación; es la música para el futuro de la raza humana. Sin esta música no habrá paz, no habrá amor, no habrá visión. Mediante la simple comunicación a través del sonido, el Techno ha unido a las gentes de diferentes nacionalidades bajo un mismo techo para disfrutar. ¿Es que no es obvio que la música y el baile son las claves del universo? ¡Los llamados animales primitivos y las tribus humanas conocen esto desde hace miles de años! Urgimos a todos los hermanos y hermanas del Underground a crear y trasmitir los tonos y las frecuencias sin importar cuan primitivos son sus medios. ¡Transmite este sonido y causa estragos en los programadores!”
¡Larga vida al underground!
Este impactante comunicado describe a la perfección la filosofía de los máximos impulsores en la difusión de lo que hoy conocemos como “Techno Underground“. El desolado Detroit de los 80 fraguó una escena electrónica basada en la preponderancia de las piezas musicales por encima de sus propios autores. Bien conocedores del peligro del exceso de Marketing, los ideólogos de este movimiento procuraron defenderse ante el inminente tsunami de sobre información que la Era de Internet nos traería. La Tecnología, portadora de Conocimiento, podría ser un excelente canal y un gran medio para libertar al ser humano. En la práctica, determinadas posibilidades de viralizar contenidos son un jugoso y apetecible estandarte para la erradicación del pensamiento racional.
Como dijo David Meiser, en ocasiones la gente toma la herramienta como el fin mismo, apuntando al dedo y no a la luna. Si tu finalidad en el mundo de la música es el de paliar carencias relacionadas con la autoestima, quizás sería más aconsejable consultar con un profesional. La convicción de que vas por el camino que tú has elegido y por el que empleas horas llenas de sabiduría y esfuerzo es el mejor remedio para eludir las diversas trampas mediáticas que saldrán en el trayecto.
El “Underground” es uno de los conceptos más recurrentes en el mundo de la Música Electrónica. A medida que transcurre el tiempo, se antoja complicado permanecer fiel a sus férreos postulados. Como todo ideal humano, es susceptible de pasar por una delgada línea que lo conduce hacia la incongruencia. ¡Cuánto se llena la boca de esta enigmática palabra y qué difícil es cumplir sus preceptos! En mi opinión, el término está ligado al resultado de tu pasión artística no condicionada, aunque bien conocemos la imposibilidad de alcanzar tal cuota de ecuanimidad y pureza, debido a nuestra condición de ciudadanos de un Planeta cada vez más globalizado y plagado de distracciones. Si bien no es plausible estar totalmente blindado ante lo externo que influye en nosotros, transitar por el “Underground” es el camino de quienes rechazan la obscenidad musical, la jauría mediática, el “Milikismo Ilustrado” que opera en nuestros días.
Esta es, probablemente, la frase manida más incumplida dentro del fenómeno dj. Una y otra vez, se potencia la perpetua adhesión a un conjunto de personas dóciles con el sistema establecido, que no quieren complicarse la vida. Una posible respuesta de este arraigado comportamiento generalizado es la falta de personalidad y autoestima, suplantada por la vinculación a un grupo social que te proporcione una aparente estabilidad. Estamos llenos de “peces muertos” con buenas intenciones en la mayoría de los casos. Ante la menor crítica, siempre aparecerá el argumento de la “Libertad”, que no eres quien de meterte en la vida de los demás. Aunque con cierta dosis de razón, el espíritu disidente siempre debería aflorar para llegar a la excelencia en cualquier campo del Conocimiento. Y éste no tiene nada que ver con la supremacía del ego, la envidia, los modales incorrectos o incluso con desear el mal.
El público es un reflejo de nuestra salud musical. La inadecuación entre anhelos proyectados, auto engaños y realidades tangibles se muestra de manera recurrente, sin el menor pudor.
Los que abogamos por una mayor presencia de la Cultura en nuestras vidas, no estamos satisfechos con la situación actual. Posiblemente, ni nosotros seamos capaces de conocer la llave de esta música y estilo de vida.
En su día descubrimos algo minoritario, poco amable; en ocasiones, rudo, desagradable, áspero, beligerante. Ambientes muy oscuros, cargados. Miradas desafiantes… Con el paso de los años, todo cambió. Te encontrabas a ese compañero del instituto que jamás darías un duro porque le interesase este fenómeno. Ni él mismo la consideraba música, aunque los suplementos lograban mantener un artificio irreal. Ya se había convertido en moda. Llenaba las salas. La burbuja económica de finales de los 90 y principios del 2000 había llegado a su pleno apogeo. Casi cualquiera tenía un trabajo y manejaba suficientes euros “para pegarse un fiestón”.
¿Por qué iba a ser yo menos que los demás? Allá me voy.
¡Viva el Techno!
Eso no era real. Todo lo que sube, baja. Ahora mismo, el Techno reclama un espacio que no debió prestar a otros estilos masivos. Lo que muchos identificamos ahora como perjuicio, deshonra, desilusión y desesperanza, nos ejemplifica cuál es la finalidad primordial.
Estos ritmos áridos, muy lejanos a lo que nuestros abuelos identificarían como aceptables, extraen una parte importante de lo que somos. Te indican que el camino fácil no siempre es el mejor. Su clara inducción a la danza exacerbada por las sustancias nos muestra su contrapartida: la verdad subyacente y oculta para las mayorías. El Techno te impulsa a no necesitar lo aparente para suplir tus ansias de gimnasia física y mental. Y para ello, el dj, que debería ser el estandarte de la comunión entre los sagrados conceptos y el público, a veces se limita a ser un mero espectador y no un enérgico catalizador que los implemente con sabiduría. Ilusión y pasión son virtudes que toda pista de baile debiese incluir en su escala de valores musicales.
Cuando el que está ahí arriba, a los mandos de la cabina, no siente que tenga algo que demostrar, está dando razón a Sócrates: “Sabio es el que piensa que aún no lo es”. Es probable que, de entre 500, sólo ante 5 quedes descubierto. Pero la dignidad artística no es cuestión de mayorías. Basta no dar la talla ante uno para que tu propulsión ególatra ascienda hasta conseguir tu trabajo más digno. Porque aprovecharse de los que sólo vienen a realizar un divertimento y de los “beats” que cumplen su función casi de manera autómata está al alcance de muchos. Plasmar la magia e imaginación de tus ideales es terreno reservado para los que ejercen su pequeña dosis de valentía. El peligro de los que nacieron “Underground” es que pueden dejar de serlo (aún contra su voluntad). La vorágine del Mainstream es tan elevada, mueve tanto dinero, lujos y comodidades, que a poco que te despistes, su ola mediática te abduce por completo.
La música Underground toma como base la teoría del siempre impronunciable Mihály Csíkszentmihályi acerca de los períodos fructíferos en la vida de un artista. Cuando vives pendiente del constante “feedback” en las redes sociales y te importa más la respuesta de un público desconocido por ti a ejercer un trabajo digno en tu estudio, éste acabará modelando tus producciones, convirtiéndote así en un esclavo insustancial. Lo genuino aflora cuando estableces con sinceridad un diálogo entre las máquinas y tú. Cuando no vas con unas ideas predeterminadas, con la imposición de unos determinados sonidos, sino que dejas que la magia fluya. El verdadero artista se abstrae, en la medida de lo posible, de toda contaminación exterior. Muy pocas sesiones geniales se iniciaron con un exceso de fiscalización de quien la realiza. Normalmente, el oro musical se desarrolla cuando el artista se siente plenamente inmiscuido en su labor, mimetizándose y en clara fusión junto a las herramientas que emplee. Cuando vives muy pendiente del resultado, no suele funcionar.
La música comercial, fruto inequívoco de la masificación de ciertas radios y de la televisión, relegó la Cultura Underground a un segundo plano. De este modo, el verdadero talento artístico individual fue sustituido por equipos de profesionales, más preocupados en la Ingeniería Social que en el discurso musical. Aunque bien es cierto que el término comercial no es sinónimo de producto de baja calidad (en muchas ocasiones, es justo lo contrario), la propia lógica de su estructura siempre tiende a necesitar imperiosamente unas cifras económicas muy elevadas, a costa de cualquier otro factor que el Underground considera primordial.
• El vividor que se aprovecha de la música, busca la vía fácil, sin el menor esfuerzo.
• Encuentra un modo relativamente sencillo de ganar dinero.
• Busca alcanzar una fama efímera, cimentada en la validación externa (y ficticia) de un amplio grupo social, más centrado en lo accesorio y banal que en lo cultural.
• Aprovecha el concepto de “libertad”, desvirtuándolo, desplazando su síntesis primordial hacia su terreno, obteniendo como resultado un blindaje totalmente acrítico; una esfera atenazada por el falso “buenrollismo” y la absurda corrección.
• En definitiva: el disidente no tiene derecho a expresar su opinión, ya que prima antes el derecho del supuesto ofendido que el de su propia libertad. Ejemplo: “Defiendo un discurso musical centrado en el esfuerzo que requiere mantener una coherente colección de vinilos y en el compromiso de vivir en el continuo riesgo de errar en las mezclas, sin depender de un elemento externo que me haga el trabajo”. Ante una respetable declaración de intenciones, aunque ésta no se fundamente en el ataque desmedido ante los que piensen diferente, siempre aparecerán ofendidos profesionales que, inconscientemente, percibirán su falta de congruencia y saltarán como un resorte hacia el difusor de tales ideas subversivas. Basta actuar con cierta coherencia en un mundo nublado por la Disonancia Cognitiva para que seas pasto de las llamas incendiarias de quien se siente inferior.
Nacor Carmona Blanco efectúa un espléndido análisis sobre la Música Electrónica en los últimos años:
“El Techno ha pasado por un proceso de evolución lógico que todos los estilos musicales siguen. Es menos crudo, con mejor acabado técnico, y menos rápido y agresivo. Sin embargo, donde está perdiendo fuerza el Techno de ahora comparado con el de antes es en un factor fundamental en todo estilo musical:
La “memorabilidad“.
Me explico; en épocas pasadas, era posible identificar los temas sólo con escuchar los cinco primeros segundos de una mezcla. El público se ponía a dar saltos en el momento que por los altavoces sonaban los primeros versos del “Let your body learn” de Nitzer Ebb, el piano del “Love Story” de Andrew McLaughlan, la hipnótica voz del “Agent Wood” de UK Gold, las campanas de “The Bells” the Jeff Mills, las percusiones de “La Real” de Surgeon… podría seguir y seguir.
Los temas eran MEMORABLES, es decir, dejaban una huella en la memoria que perduraba en el tiempo y que los hacía reconocibles. Tenían elementos característicos que los identificaban y los hacían únicos. Los Djs buscábamos constantemente temas así en las tiendas de discos para luego incorporarlos a nuestras sesiones y conseguir dejar un recuerdo positivo en las cabezas del público.
Esto se está perdiendo. Cada vez escucho más sesiones de Djs que están en el circuito profesional en las que si el Dj mezclara cuatro veces el mismo tema durante su sesión, nadie del público se daría cuenta. Todo suena igual, no hay elementos memorables, únicos, en casi ninguno de los temas seleccionados.
En definitiva son sesiones que se olvidan en el mismo momento que se escuchan.
Esto tiene una consecuencia muy negativa, y es que el público se vuelve a su casa con la sensación de que el sonido ese repetitivo que suena en la fiesta no es más que un ruido de fondo que sirve de excusa para otras cosas, que son las que realmente quedan grabadas en la memoria, en lugar de la música. Y esto es un freno para que la escena siga creciendo incorporando a más gente.
Por suerte aún se sigue produciendo música electrónica memorable. Temas con sonidos que se nos quedan marcados. El asunto es que hay que tener interés por buscarlos y por pincharlos. Esto es algo que echo mucho en falta en gran parte de las sesiones que escucho en los eventos a los que asisto”.
Al mismo tiempo que una generalidad de artistas y público pierden la noción de grandeza de lo que fue este gran movimiento musical, se encuentran músicos serios que, lejos de venirse abajo por todo este conjunto de malas prácticas, creen en lo que hacen, teniendo como resultado algo puro que podríamos considerar “Underground”, en pleno 2021.
En palabras de Ghandi : “La verdad, aún en minoría de 1 contra millones, seguirá siendo verdad“. Aplicado a nuestro terreno artístico, donde bien es cierto que en general no existen axiomas incontestables, pero sí pura Ciencia que requiere de un mínimo de trabajo para desarrollar un producto digno, esa “verdad” es lo que una mayoría no accede a presentar públicamente, por miedo al descrédito y al ostracismo.
En 2021, muchos se preguntan si todavía es posible identificarse con el concepto de “Underground“. En Colombia había un enigmático club llamado “Garden“, muy cercano a sus principios fundamentales:
“Es un oscuro, pequeño y secreto club de música electrónica que abrió en 2012 y desde entonces ha sido el escenario de cerca de 60 fiestas, la mayoría con DJs de vanguardia en el circuito internacional como Óscar Mulero, Svreca, Polar Inertia o SHXCXCHCXSH, pero también con talentos nacionales como W.I.R.E. o Adriana López“.
"El fenómeno “Rave” esconde tras de sí una parte de la pureza de los inicios, aunque tildar a este movimiento de “Underground” sólo estaría legitimado investigando exhaustivamente casos concretos y nunca a un nivel general, ya que, por experiencia propia, no siempre es oro todo lo que reluce.
En definitiva, el término está ligado a un profundo diálogo interno del artista con la música que le apasiona, siendo su exposición pública o privada una manifestación de su vehemencia en diferentes niveles, teniendo mayormente un Locus de Control lo más alejado de la necesidad de la palmadita en la espalda.
La reciente crisis del Coronavirus puso algo de orden dentro de esta jaula de grillos en la que se había convertido el fenómeno dj. Parece ser que el postureo de las cabinas físicas en las discotecas era un caramelo muy suculento para muchos de ellos, y ahora, quizás el glamour de las retransmisiones en redes sociales no es suficiente como para perder el tiempo en descargarte música por la cara y crearte una vida ficticia con el objetivo de "ser alguien" en tu círculo de "amistades". No hay mal que por bien no venga. La situación actual también refleja la escala de prioridades de la sociedad. Antaño, dejarte los euros en las salas de fiesta era algo recurrente, habitual e incluso "necesario". En cambio, en estos días parece que los djs son unos don nadie a los que auparon artificialmente, sin generar valor real. Ni una cosa, ni la otra. Creo que el ser humano lleva inherente el amor por la música y los mezcladores tienen mucha importancia. Haciendo la vista atrás, grandes momentos en nuestras vidas han sido aderezados por djs que supieron elegir el momento adecuado para producir un éxtasis -literal o no-, pero, siendo honestos, la figura del dj se catapultó de manera exagerada y seducida por las garras del marketing. Existen los amantes de la Música Electrónica que anhelan mezclas gloriosas (vengan de donde vengan) y una mayoría que sólo les importa quién y dónde la haga. Carl Jung se regodearía viendo sus teorías sobre los arquetipos en el mundo dj, ya que, por encima de la calidad real, impera el fenómeno fan.
Para mi, en 2021, Underground es debatir estas cosas en un foro como este (las cuales, no le importan prácticamente a nadie).
El Techno siempre tiene lugar para los que de verdad lo sienten.