D4v escribió:
una de las veces que menos vergüenza me han dado fue con el Chiquilicuatre, por el morro que le echaron.
Conviene describir y explicar los porqués, es la mejor manera, casi única, de saber quiénes somos, qué es lo verdaderamente nuestro, lo que nos conviene.
Las sociedades producen algunos logros, pocos, la verdad, a la vista de los resultados (y más si se introducen de forma caótica elementos que distorsionan las cosas. Lo que pasa es que cuesta, hay que reflexionar, conocer, valerse de cierto método, y encima los resultados de la lectura no suelen ser del agrado del mercado (cada vez me parto más el ojete con eso de que el mercado coloca las piezas con justicia y se auto regula).
Insisto, no es que seamos ni mejores no peores; pero los españoles hemos estado unas cuantas generaciones alejados de esa Europa del libre mercado, de la democracia formal, de la libertad formal, conocemos cuáles fueron las servidumbres y las mermas, beneficios de aquel pensamiento y mercado únicos pocos, si los hubo y caspa para dar y tomar (y muchas ganas de hacer lo que se hacía en los mercados libres, como ocurre en todos los casos en este planeta, ninguna sorpresa). Bastantes de aquí no lo vivisteis, nacisteis a partir de la transición; pero la dictadura y la
dictablanda fueron un marco que forzó al ingenio, que entroncaba con una tradición larga de dobles sentidos, de metáfora, de ironía, de humor negro y otras estratagemas para expresar sentimientos, deseos, principios, utopía mientras se convivía con la intolerancia formal y una represión política y religiosa que a mediados de los 60 se había ido relajando.
En la transición, eso que algunos que no la necesitaron describen a la ligera como etapa fallida y responsable de estos lodos, los que nos quedamos o estábamos, combinamos el ingenio clandestino con un ímpetu desbordado libertino, eran años, a lo mejor confusos; pero abundantes (tanto que la invocais) en invención, en desparpajo, en los que podías quedar contagiado de lo que fuera, también de música irreverente y de mensajes atrevidos y peligrosos para el sistema (por más que tuviese mucho de juego algo tardío y fuera de plazo consentido por todas las partes, seguramente tolerado porque
ya se les pasará). Como, con la nueva hola post punk y revival de lo
teenager y el Pop de los 60, a mediados de los 80, España estaba en vanguardia de la diversión, conseguimos afianzar una sociedad (y un mercado considerable) moderna, nítidamente europea, era la época del mundial de fútbol, de que los grandes del Pop hicieran dos o tres fechas aquí en sus giras y de un desarrollo enorme de lo que movía esto que nos reúne en esta web.
El Terrat, Roures, el País, demonios para la caverna ultraconservadora, han ido viviendo de aquel espíritu libertino, con una base desdibujada e medio camino entre lo social y el libre mercado, ese Chiki Chiki pudo ser lo último de varias cosas:
De una parte representó una entrega tardía del humor gamberro español con una carga crítica, tributario de Miura, de Muñoz Seca, de la Codorniz; pero también del Jueves o del Víbora, de aquella coña de la calle Argentería (y subsumida ) y de Malasaña y la movida (ya olvidada o atribuida como propia por la derecha económica y política)
También suponía un desplante para una Europa demasiado formal y bastante simplona para la psicología retorcida de los meridionales (más pobres, más tramposos; pero más perspicaces), en lo estrictamente musical o de mensaje, aquellas cancioncilllas de un un Pop ente lo italiano, lo francés y lo británico no satisfacían ya ni al proletariado más desenculturado y despistado de lis países de un europeosmo y prosperidad libre de duda, París lleno de africanos, Bélgica rendida al
clubbing y las discotecas de tecno, e Inglaterra a lo suyo, Italia, si no recuerdo mal incluso dejo de presentarse algún año, a los europeos nos importaba una mierda Eurovisión y no representaba un correlato con la realidad en cuanto al gusto (o sea, las tendencias que se iban a vender) y a los españoles menos, más cuando ni habíamos mostrado mucho interés por el formato ni nos habían valorado con justicia algunas propuestas algo alejadas del corsé rancio, el caso de las Grecas u otros.
Y eso fue lo que representó el chisuilicuatre y sus bailarinas, un desplante de una España que se percibía como socio de lleno derecho (encima cuando hubo circulante en el mercado) y que se atrevió a un desplante en forma de humor.
También se puede ver en aquella participación ironía frente a la moda del reggaeton y lo latino.
Lo que había detrás del Chiki Chiki era una generación bien pagada, hiperliberada, atrevida y prepotente respecto a la dádiva europea, demasiado para el sistema, no se cómo una Europa agraviada no invadió España al día siguiente. Aquello estaba en sus últimas, ya no se vendían copias físicas y la industria musical española, que tampoco había llegado a tanto, casi desmantelada.
Pero era lo nuestro y era mi generación, en retirada, vale, de manos de un grupo concreto, si; ahora nos vienen otros, los que apoyan a Ayuso, veremos lo que dan de si, seguramente tan poco como esto del Chiki Chiki y puede que menos estrafalario; pero seguramente menos mordaz y con menos humor (vale, los Teletubbies tenían su humor, infantil; pero humor).
Lo mordaz, siempre bajo sospecha.