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Valoro tu opinión, pero discrepo en una objetividad, se tiende a pensar muy a menudo con desconocimiento [no lo digo por ti] que la música contemporánea no es música, y en este caso "El Planeta de los Simios" sería un claro ejemplo de ello. La música no es sólo una melodía y una melodía no es tan sólo dos semifrases con una cadencia; esa ha sido siempre la mentalidad del pasado más primitivo desde que todo se clasifica, y hoy seguimos siendo de mentalidad primitiva, pero la música sí ha evolucionado [no involucionado como dicen muchos] pero nosotros nos hemos quedado atrás en la evolución. La música contemporánea es el dominio absoluto de todas las formas musicales existentes, atendiendo por sobre todo a la tímbrica y la rítmica; es la música del siglo XX por excelencia, aunque para la gran mayoría haya pasado de largo teniendo en cuenta el gran interés que se ha mostrado hacia el mundo del blues, el jazz o el rock. Hoy nadie sabe lo que es música contemporánea de no ser que la hayas estudiado, y nadie querría descubrirla por sí mismo. Si alguien con desconocimiento pone play al cd de "El Planeta de los Simios", puede suceder dos cosas: o bien siente fascinación o por el contrario le parecerá una aberración. Ten en cuenta que estoy hablando de gente sin conocimiento, en ese sentido, los que sienten fascinación tienen grandes posibilidades de potenciar eso que llaman "la mentalidad abierta"; de lo contrario, quienes lo consideraran una aberración, de entrada se han cerrado, incluido aquéllos quienes dicen haberle -dado una oportunidad- o valoración similar. No digo que a todo el mundo le tenga que gustar, eso es imposible, pero si alguien valora las ilimitadas posibilidades que la música tiene para dominar al oyente, la música contemporánea es la caja de pandora. No quiero mencionar términos como 'dodecafonismo', pero "El Planeta de los Simios" es más música que Hans Zimmer; "Ciudadano Kane" es más cine que Batman Begins.... Somos nosotros quienes nos hemos quedado atrás, y ahí también entra el criterio que tanto me reprochas. No confundamos subjetividad con objetividad, a mí pudiera no gustarme Ciudadano Kane [no es el caso] y no por ello voy a justificar que "sólo es buena porque está bien hecha, pero no lo es tanto si no me gusta porque no me llega". Todo nuestro criterio es un mecanismo de defensa de nuestras ideas limitadas, y no existe nada que tenga límites, solo nosotros jugamos en base a esa absurda estrategia. Con respecto a los otros títulos que mencionas, no pienso ni remotamente que se trate de música sencilla, todo lo contrario, es de una complejidad categórica, el mismo Jerry Goldsmith afirmó que "Instinto Básico" fue la banda sonora más difícil a la que se tuvo que enfrentar en toda su carrera, y en música cinematográfica, Jerry Goldsmith fue el mayor creador experimental de todos los tiempos, siempre que pudo. Para valorar algo en su justa medida no basta con decir -lo vi- o -lo escuché-, todo se puede analizar y estudiar. La música de cine no es tan simple como -menos es más- ni tampoco a la simple compensación de la imagen con buen gusto [...] La música cinematográfica es narración; si no narra nada y está de gratis no sirve de nada, da igual que te llames John Williams o Jerry Goldsmith... "Conan the Barbarian" es de una gran narrativa magistral, y no la hicieron ellos, pero si considero a Jerry el mejor, no es solo por calidad, sino por cantidad, y se podrían elegir perfectamente más de 40 obras igualmente de prestigio, narrativo y musical. Elmer Bernstein y Henry Mancini por ejemplo, consideraban a Jerry Goldsmith el nº 1, el más grande y serio compositor con mentalidad abierta a la experimentación capaz de adaptarse a todo. Yo cuando escucho "El Planeta de los Simios" entera de manera aislada sin la película, resulta musicalmente mejor, la podría escuchar todos los días, porque no sólo es matemáticas, es legendaria y fascinante en todos sus propósitos, pero supongo que yo la disfruto porque sé perfectamente lo que está haciendo. En cualquier caso, no hay que saber música ni ser músico para tener talento analítico y capacidad de admiración, que nos viene de fábrica [si lo fabricamos].