Klaus María escribió:
homeopatía económica.
Bueno, al menos no tendremos efectos secundarios indeseables...
Klaus María escribió:
El problema que veo es que confundimos crecimiento y desarrollo, el primero es condición necesaria para el segundo, pero no lo implica necesariamente.
Visto desde la lógica interna del sistema lo que dices es rigurosamente cierto. Ahora bien, empecemos a salirnos de esa lógica y redefinamos términos. ¿Qué significa "desarrollo"? Incluso el término "crecimiento" es susceptible de ser interpretado de diferentes maneras mucho más allá de la puramente economicista más ortodoxa. Y creo que así sucederá, me temo que por las malas, en cuanto sea más que evidente que hemos chocado contra unos límites físicos que nos impiden seguir creciendo materialmente al ritmo que lo hacíamos sin ningún tipo de consecuencias. Y también en cuanto muchos sufran en propias carnes la progresiva exclusión del sistema como individuos totalmente prescindibles para el funcionamiento del mismo.
Más que un modelo económico nuevo creo que hace falta un cambio de mentalidad. Como decía antes, me temo que este cambio de mentalidad llegará por las malas en cuanto las condiciones de vida materiales de una gran mayoría se vean seriamente dañadas. Podríamos hablar en este sentido de las diferentes corrientes en torno al llamado "decrecimiento". Según la wiki:
https://es.wikipedia.org/wiki/Decrecimiento
"El decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución regular controlada de la producción económica, con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos.
Rechaza el objetivo de crecimiento económico en sí del liberalismo y el productivismo; en palabras de Serge Latouche:
"La consigna del decrecimiento tiene como meta, sobre todo, insistir fuertemente en abandonar el objetivo del crecimiento por el crecimiento, [...] En todo rigor, convendría más hablar de "acrecimiento", tal como hablamos de "ateísmo"".
Por ello también se suelen denominar "objetores de crecimiento".
La investigación se inscribe pues en un movimiento más amplio de reflexión sobre la bioeconomía y el postdesarrollo, que implicaría un cambio radical de sistema.
La conservación del medio ambiente, afirman, no es posible sin reducir la producción económica que sería la responsable de la reducción de los recursos naturales y la destrucción del medio que genera, que actualmente estaría por encima de la capacidad de regeneración natural del planeta. Además, también cuestiona la capacidad del modelo de vida moderno para producir bienestar. Por estas causas se oponen al desarrollo sostenible. El reto estaría en vivir mejor con menos.3
Los partidarios del decrecimiento proponen una disminución del consumo y la producción controlada y racional, permitiendo respetar el clima, los ecosistemas y los propios seres humanos. Esta transición se realizaría mediante la aplicación de principios más adecuados a una situación de recursos limitados: escala reducida, relocalización, eficiencia, cooperación, autoproducción (e intercambio), durabilidad y sobriedad. En definitiva, y tomando asimismo como base la simplicidad voluntaria, buscan reconsiderar los conceptos de poder adquisitivo y nivel de vida. De no actuar razonadamente, opinan generalmente que se llegaría a una situación de decrecimiento forzado debido a esa falta de recursos: «y si no decrecemos, mi pronóstico es el siguiente, en virtud de un proyecto racional, mesurado y consciente, acabaremos por decrecer de resultas del hundimiento sin fondo del capitalismo global».
Sus defensores argumentan que no se debe pensar en el concepto como algo negativo, sino muy al contrario: «cuando un río se desborda, todos deseamos que decrezca para que las aguas vuelvan a su cauce»."